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El botín del boxeo en los Juegos es sólo el principio: la Federación trabaja en un centro de alto rendimiento propio

Las medallas de Ayoub Ghadfa y Enmanuel Reyes convierten a París 2024 en los mejores Juegos Olímpicos de la historia del boxeo español. Nunca se habían logrado dos metales en la misma cita.

Reyes Pla, con su medalla de bronce. /EFE
Reyes Pla, con su medalla de bronce. EFE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

El boxeo ha sido una de las gratas sorpresas de la delegación española en París 2024. Tres años antes, en Tokio, se rozó el metal, pero las idas y venidas del gobierno, o desgobierno, del deporte a nivel mundial (hay países que han boicoteado los principales torneos) no ha hecho que los púgiles nacionales hayan tenido todo el foco que merecían.

Se lograron metales en Mundiales, consiguiendo en una única edición las mismas que en toda la historia, y en Europeos, torneo en el que Ayoub Ghadfa se colgó el oro el pasado abril. Aun así, a muchos las dos medallas en París han pillado a muchos a contrapié. La cita francesa ya es la mejor de la historia. Nunca se habían cosechado dos podios en el mismo torneo (hasta este momento se habían sumado cuatro preseas). El trabajo ahora es continuar un camino que empezó hace 20 años.

Faustino Reyes fue plata en Barcelona 1992, metal que puso fin a una sequía que duraba desde Múnich 1972. Enrique Rodríguez Cal había sido el encargado de dar la primera medalla al boxeo español (bronce). Esa mala racha posterior al éxito no se repitió tras los Juegos de casa. Rafa Lozano, que fue diploma olímpico en la Ciudad Condal, se colgó un bronce en Atlanta 1996 y una plata en Sydney 2000. El paso al profesionalismo del cordobés sí que generó un cambio generacional y tras no lograr clasificar ningún boxeador para Atenas 2004 hubo un cambio de ciclo.

Manel Berdonce entró al equipo nacional, como seleccionador principal, e introdujo grandes novedades cómo las concentraciones en altura y los campos de entrenamiento en Cuba, país en el que los internacionales de aquel momento crecieron de manera exponencial. Además, se empezó a contar con ayudantes cubanos en el día a día de la Selección, lo que fue aportando un poso muy importante. Su estilo se adapta de manera perfecta al boxeo olímpico y ese aprendizaje fue clave también en el proceso.

En Pekín 2008 se logró un olímpico (Kelvin de la Nieve) y en Londres 2012 hubo dos (Jonathan Alonso y repitió De la Nieve). No hubo resultados en Juegos Olímpicos, pero el periodo de crecimiento era evidente. Berdonce dejó de ser seleccionador en 2013 y en ese tramo se lograron más de un centenar de metales en torneos internacionales, destacando las tres medallas en europeos de Kelvin de la Nieve. Los problemas económicos de la Federación no permitían crecer mucho más, aun así los resultados iban apareciendo.

La llegada de Rafa Lozano al equipo, como seleccionador, dio continuidad a ese trabajo desarrollado antes. El exmedallista olímpico se centró en dar actividad a los luchadores. Quiso que peleasen mucho y no dudó en recorrer España en furgoneta para que los internacionales pudiesen tener muchos combates en un año. Su filosofía era que según se fuesen acercando los Juegos Olímpicos debía haber más torneos internacionales que peleas en nuestro país, pero de inicio tenían que ganar experiencia.

Además, Lozano marcó como objetivo prioritario que España tuviese una cantera. Se becó a ocho boxeadores en el CAR de Los Alcázares (Murcia) para así resolver uno de los problemas que había. Los deportistas empezaban a practicar el deporte muy tarde y cuando tenían la experiencia necesaria para empezar a dar resultados se hacían profesionales.

En el camino de esos objetivos llegó Río de Janeiro 2016. A la cita brasileña se acudió con dos púgiles, igual que cuatro años antes, pero Samuel Carmona (también clasificó Youba Sissokho) logró volver a España con un diploma olímpico. No era metal, pero regresar con algo entre las manos indicaba que la línea era la correcta. Tras la cita brasileña se produjo el empujón definitivo. Felipe Martínez, quien llegó a ser el primer técnico de la cantera de Murcia, se convirtió en presidente de la Federación. Se encontró la institución con una deuda que rondaba el medio millón de euros y unas exigencias deportivas necesarias. Con un control de gasto exhaustivo y un proyecto a largo plazo, Martínez, quien había llegado a estar en la Selección como boxeador, fue reduciendo la deuda y dando a Lozano lo que le pedía.

Tokio 2020 fue la prueba de que el primer mandato de Martínez había logrado su cometido. Los internacionales pudieron tener mayor experiencia internacional y eso daba mayor confianza en los torneos de primer nivel. Además, de la cantera murciana aparecieron Gabriel Escobar y José Quiles. Ambos lograron billete para Tokio con 25 y 24 años. Estaban en su ciclo, pero por delante quedaba mucho más. Junto con ellos también se clasificaron en la cita nipona Gazi Jalidov y Enmanuel Reyes Pla, quien llegó a España buscando una oportunidad y Lozano, sabiendo de su talento, se afanó en conseguírsela. En Japón hubo tres diplomas olímpicos y la sensación de que sin un arbitraje cuestionable Reyes Pla podría haber logrado medalla.

En ese ciclo olímpico no se clasificaron mujeres, pero uno de los empeños de Felipe Martínez se había cumplido en ese tiempo. En 2018, con la ayuda de Iberdrola, recuperó la selección femenina. Los Juegos para los que se les exigieron resultados fue el de 2024 (Laura Fuertes fue la primera en unos Juegos). Agregaron al equipo mujeres con talento, pero con poca experiencia. El mismo proceso que habían hecho con los hombres años antes. Entre Tokio y París el ciclo fue corto, pero España pudo ser competitiva en el día a día. Lozano quería tres deportistas por peso y lo pudo conseguir, tras la última remesa de púgiles salidos del CAR de Murcia, en la mayoría de categorías masculinas. La mejora económica permitió que las concentraciones con otros países (algo incorporado también tras 2004) fuesen un habitual. El nivel creció y el camino a París fue una lluvia de medallas en Mundiales y Europeos.

España acudió a París con la delegación más numerosa (seis representantes) desde Barcelona 92, donde se recibieron invitaciones como organizadores. "El avance es evidente y no se ve sólo en medallas. Dos podios, pero otros dos diplomas de seis boxeadores. Es para estar satisfechos", recapitulaba Rafa Lozano tras finalizar los cuartos de final. El camino marcado está claro de cara a Los Ángeles 2028, pero la llegada de medallas ayudará a que el proyecto sea mucho más ambicioso.

La idea de Rafa Lozano y Felipe Martínez, que se presenta a la reelección tras los Juegos, es que el equipo femenino tenga un recorrido como el masculino. Por ello pondrán medios. Las mujeres pasarán a tener su base en Los Alcázares. El equipo élite masculino estará en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y las categorías inferiores quieren que estén en un centro propio de la Federación (no se conoce el lugar todavía). Todos utilizarán el mismo método, pero desde tres puntos neurálgicos para que así los deportistas puedan tener mayores atenciones y se les permita crecer de manera más rápida. Un centro propio les permitirá también aumentar el número de concentraciones con otros países, algo que es clave para que los púgiles lleguen a los torneos con mayor experiencia. "El objetivo es que España pase a ser una potencial Mundial", avisa Felipe Martínez.