La promesa rota del boxeo español que acabó en la cárcel tras su medalla olímpica con 17 años

Con 17 años y 127 días, Faustino Reyes se subió al podio de Barcelona 92. El andaluz acudía con la intención de ganar experiencia de cara a Atlanta 96, pero se sacó de la manga la segunda medalla olímpica, y primera final, del boxeo español tras el bronce de Enrique Rodríguez Cal en Montreal 1976. Fue una sorpresa para todos, menos para su entrenador y para él. El andaluz era un talento nato y eso se vio sobre el cuadrilátero. Su mala cabeza le pudo privar del oro.

Reyes llegó al hombre que cambió su vida, Fernando Serra, con 14 años. Su familia se había trasladado a Almería y allí empezó a practicar boxeo. Serra sólo le impuso una condición: debía estudiar si quería que le entrenase. El preparador intentó reconducir a un chico que podía perderse en la calle. Lo logró. En su primer año fue campeón de España juvenil y un año después ganó el título nacional en categoría senior. Era un talento pocas veces visto.

La Selección le fue reclamando en algunas ocasiones y los éxitos, incluso internacionales, no pararon de llegar. Como era tan joven costó que le hiciesen hueco, pero los resultados hablaban solos y fue incluido en el preolímpico de Barcelona 92. Consiguió plaza y se presentó en la Ciudad Condal con un gran talento y mucho desparpajo. Con un boxeo exquisito y una inteligencia que llamó la atención, Faustino se plantó en la final del peso pluma (-57 kg).

Tras ese hito, Faustino Reyes fue visitado en el vestuario por Juan Carlos I y el púgil le prometió el oro. No llegó por su inexperiencia. Fruto de la falta de veteranía y los nervios, el andaluz se olvidó su bucal y sus botas en la Villa Olímpica. Los horarios en este tipo de torneos van muy marcados y cuando lo descubrió no hubo manera de rehacer el error. El cubano Juan Carlos Lemus, oro en la categoría superior, le prestó su bucal y sus botas. La protección, obviamente, no encajaba bien en sus dientes y el calzado era grande. Estuvo condicionado y perdió ante el alemán Andreas Tews.

El metal fue amargo por las connotaciones, pero el hito compensó. Además, con 17 años, el futuro pintaba prometedor. En Atlanta 96 debería ser, ahora sí, favorito a medalla desde el inicio. No llegó a disputar esos Juegos Olímpicos. El boom que tuvo tan joven no lo supo gestionar. Ganó mucho y lo malgastó. Su relación con Serra se deterioró y él ha reconocido años más tarde que fue el principal error. El preparador lo había logrado encauzar, pero sin él todo se torció.

Ganó varios campeonatos nacionales, pero pinchó en el preolímpico de Atlanta. Los organizadores, teniendo en cuenta su magnífico resultado cuatro años antes, gestionaron una invitación para que pudiese estar. Sería el camino más complejo, pero participaría. Finalmente, Emiratos Árabes Unidos ofreció más dinero para que un boxeador suyo se llevase esa Wild Card y Faustino se quedó fuera. El revés fue muy grande y cortó la carrera de un boxeador que podría haberse convertido en leyenda mundial por talento.

Las malas compañías fueron su perdición. Se dejó embaucar por las drogas y el Faustino Reyes deportista se acabó ahí. El andaluz logró salir de ese pozo, pero la espiral en la que había entrado le llevó a cometer delitos que acabaron con él en la cárcel. Sus salidas y entradas de prisión han sido continúas en los últimos años. Según ha podido conocer Relevo, actualmente ha cumplido todas sus cuentas con la justicia y se encuentra con libertad intentando rehacer su vida. En una entrevista en El Mundo Deportivo en 2022, su madre contó que su idea al cumplir condena era regresar a Almería para establecer su vida allí. Con 49 años, el próximo mes de abril cumplirá 50 y podrá cobrar los 420.000 euros que tiene en la 'Libreta de los Campeones' que recibió tras su medalla en Barcelona. Su madre, según afirmó en esa entrevista, custodia ese 'tesoro' que hará que su reinserción sea más sencilla.