La estrella de los Hispanos tiene 61 años: "Es un obseso del balonmano"
La Selección logra su quinta medalla de bronce olímpica gracias a un trabajo coral dirigido por Jordi Ribera, el cerebro de todo.
Otra vez Eslovenia, el déjà vu del Preolímpico de Río de Janeiro, un verdugo que dejó a los Hispanos sin Juegos en 2016, pero que propició un cambio de ciclo. Allí apareció el nombre del catalán Jordi Ribera, con experiencia en clubes y en los combinados nacionales de Brasil y Argentina, para cambiar la historia de la Selección de España de balonmano y, de paso, de todas las categorías inferiores.
El bronce de estos Juegos de París es su séptima gran medalla con los Hispanos: los bronces olímpicos de Tokio y París, las tres preseas europeas (dos oros y una plata) y los dos bronces mundiales. "Es la cabeza de todo. No es sólo el equipo absoluto. Hay mucho trabajo de mucha gente, desde alevines hasta aquí, y él es el cerebro", comenta Agustín Casado antes de dar una de las claves para descifrar a Ribera: "No hay días de descanso para él".
El hombre clave de la Real Federación Española de Balonmano, que seguirá en el cargo hasta los Juegos de Los Ángeles, es, como dice el central Ian Tarrafeta, "un obseso del balonmano". Con el bronce todavía colgado, se irá unos días a Girona, lo de desconectar será otra cosa. La cabeza la tiene ya con los juveniles. "Ellos también demandan trabajo", se justifica el técnico de 61 años.
España es bronce. Que manera de cerrar un ciclo olímpico.
— Luis Miguel López (@Luismilopez5) August 11, 2024
Dos bronces en CM. (21 y 23)
Plata en europeo (22)
Bronce en JJOO (24)
Jugaremos mejor o peor pero el éxito de este colectivo es innegable. Son muy grandes estos chicos. Mi enhorabuena al que planifica todo, Jordi Ribera pic.twitter.com/5ywMsfbEL3
Tarrafeta define al laureado seleccionador de España: "Él pone al equipo por encima de todo, es muy pasional, le encanta el balonmano y cuidar hasta el último detalle". Sin embargo, la clave es que no se comporta como un entrenador cuadriculado: "Permite este puntito de libertad al equipo, de no cerrar el sistema, de dejar fluir las individualidades. Cuando un jugador está fino, lo deja en el campo. Cuando tienes errores, te da confianza para que sigas adelante".
Ribera sabe que no puede enjaular a los leones, como en sus habituales terapias de grupo cerveza en mano, cuando las cosas no salen. Así sucedió tras las semifinales contra Alemania. "Yo de eso no quiero saber nada", ironiza un hombre que supo dar a sus hombres una sesión diferente con juegos en un campo de fútbol para preparar el tercer y cuarto puesto, en lugar de martillear a un vestuario dolido con entrenamientos específicos en el 40x20 de la pista de balonmano.
"Es que no sólo son los vídeos, es dirigir, entrenar, formar grupos, seleccionar, pensar en el futuro", ilustra Rodrigo Corrales, uno de los veteranos del vestuario. "Es entrenador y seleccionador, convoca a un grupo de personas que congenian y nos hace creer que es posible. Siempre en partido, con hambre, con ganas, siempre juntos". De hecho, uno a uno los Hispanos se acuerdan de sus tres compañeros reservas en estos Juegos y en los que se quedaron fuera, pero cuyo concurso fue trascendental antes.
El extremo Dani Fernández también lo destaca. "El equipo está formado por los 17 jugadores que estamos aquí más la gente que ha estado trabajando con el grupo durante toda la preparación y todo el staff", subraya. Jordi Ribera es el motor de un gran engranaje. "Una persona que tiene mucho ímpetu por hacer bien las cosas, por mejorar todo al máximo, se centra mucho en los detalles. Es de los mejores analistas que hay en el balonmano", indica antes de que Tarrafeta lo resuma en una frase: "Su palmarés lo dice todo".
El histórico David Barrufet, jefe de equipo en estos Juegos con el balonmano español, lo comentaba en una entrevista con Relevo. "Tenemos la suerte de contar con un gran seleccionador. Hay que darle plena confianza no, lo siguiente, porque lo ha demostrado", enfatizaba antes de lanzar un mensaje a la afición: "Que confíen en nosotros, llevamos muchos años trabajando muy bien y tenemos al mejor seleccionador posible". Dicho y hecho. Mientras Jordi Ribera esté con la Federación, jamás faltarán medallas en balonmano