En entredicho la 'dictadura' de la tribu que corre para ganarse la vida y que inspiró a Decathlon: "Descansan hasta el aburrimiento"

La velocidad es cosa de los jamaicanos y la resistencia, de los kenianos. Históricamente, en el atletismo esta es una máxima que va a misa, aunque no siempre se cumple. Tras los Juegos Olímpicos de París, la hegemonía de los caribeños en las carreras de explosividad empieza a ponerse en duda, también la de los kenianos en las pruebas de fondo. El desfallecimiento de Kipchoge, favorito al oro en la maratón, alimenta la teoría.

El doble campeón olímpico sufrió dolores en la parte baja de la espalda y tuvo que andar durante dos kilómetros de la prueba, de la cual se terminó retirando en el kilómetro 31, entre vítores del público, entregado a una de las grandes figuras históricas del atletismo. Él, agradecido, regaló toda su ropa menos los pantalones. "El peor maratón" de su vida, según dijo él mismo, supone la caída del mito Kipchoge, que a sus 39 años todavía no confirma la retirada -"toca analizar y ya veremos qué pasa mañana"-, y es una de las grandes imágenes de los Juegos.

En París, Benson Kipruto tomó el testigo de Kipchoge como capitán de Kenia. No pudo con el nuevo plusmarquista olímpico Tamirat Tola, pero se colgó el bronce, la séptima medalla en atletismo para el país africano en estos Juegos de París.

En la prueba femenina que se correrá este domingo, Pere Jepchirchir aspira a revalidar el oro de Tokio. Quiere dar un golpe sobre la mesa para reivindicar la supremacía de los kenianos, en una maratón, la de París, que es muy peculiar por su desnivel y el terrible muro de más del 12% fijado en el kilómetro 30. Por la especificidad del circuito, es arriesgado tomar el resultado de la carrera parisina como paradigma. Pero que los kenianos ya no son los campeones olímpicos en el maratón masculino es un hecho.

Kipchoge, Kipruto y Jepchirchir son compatriotas. No solo eso, también son de la misma tribu, de la cual forman parte la mayoría de los mejores atletas de fondo de la historia. No en vano, es conocida como la 'tribu de los corredores'. Se trata de la etnia Kalenjin, originaria de la parte centro-oriental de África, al oeste de Kenia y al este de Uganda, que en los últimos tiempos, como Etiopía, le ha comenzado a discutir a su vecino la preponderancia en las carreras de resistencia.

Los Kalenjin apenas son siete millones de individuos, pero se reparten más de un tercio de las medallas en pruebas de fondo en el atletismo internacional (Juegos Olímpicos, Mundiales, cross-country). Una auténtica dictadura que ahora se empieza a poner en entredicho.

En los Juegos Olímpicos de París, Uganda se ha colgado dos medallas: un oro en los 10.000 en categoría masculino con Joshua Cheptegei y una plata en los 3.000 obstáculos femeninos con Peruth Chemutai. Kenia ha ganado dos oros con Beatrice Chebet, en los 10.000 y 5.000, prueba en la cual Faith Kipyegon fue plata. Y otros tres bronces con Faith Cherotich, en los 3.000 obstáculos femeninos, Abraham Kibiwot en la prueba homónima para los hombres, y Mary Moraa en la carrera de los 800, al que hay que sumar el de Benson Kipruto en la maratón.

¿Todos los kenianos y ugandeses que compiten son Kalenjin? No, pero hay un truco para reconocerlos. El sistema de apellidos de esta etnia, principalmente, utiliza dos prefijos: el "kip" para los hombres y el "che" o "je" para las mujeres, aunque en función de la tribu puede haber algunas variaciones. De ahí Kipchoge, Cheruiyot, Kipyegon, Cheptegei, Kipketer, Kiplagat o Kiptum.

La gran mayoría de ellos comenzaron a correr desde bien pequeños; es algo cultural y se explica porque el atletismo para los Kalenjin es un método de ascenso social. "Un chico o una chica puede ver en el atletismo realmente una forma de ganarse la vida muchísimo mejor, pero a una escala de por 100 o de por mil", el que lo dice es Marc Roig, fisioterapeuta y preparador físico de Eliud Kipchoge.

Totti Corbalán, un preparador físico y entrenador personal que en 2020 se marchó a trabajar unos meses a Iten, una localidad keniana que está considerado la cuna de los mejores fondistas del mundo, confirma el análisis: "Lo que la gente tiene que entender y que va a sorprender a muchos, es que la mayoría de los atletas kenianos no corren por pasión, no corren porque les guste el atletismo ni el sacrificio. No es así, todo lo contrario. Lo que pasa es que el coste de oportunidad no existe. O corres o no haces mucho. Vas con las vacas, con las cabras, con la familia a vender un poco en el mercadillo".

Corbalán detalla cuál es la rutina de entrenamiento de los kenianos en Iten: "En general, los atletas se levantan sobre las cinco o cinco y media. Por ejemplo, un lunes normalmente se hace trabajo de cuestas o se hace más una tirada un poco más de ritmo moderado. Depende del grupo, pero los maratonianos pueden hacer unos 18 o 20 kilómetros. Luego terminan a eso de las 9, entre estirar un poco, si quieren estirar. Por la tarde van a dormir un poco, entre las dos y las tres, o así. Luego, a las cuatro, hay otra sesión que suele ser de 5 a 10 kilómetros, como mucho, a ritmo fácil. Es más de recuperación".

Iten está enclavado en el valle del Rift, a 2.400 metros sobre el nivel del mar. Uno de los secretos de los Kalenji es su entrenamiento en altura, pero existen otros factores que explican su éxito en las carreras de fondo más allá de la orografía. "El atleta keniano no gana tanto por cómo entrena, sino sobre todo por cómo descansa. Descansan hasta el aburrimiento. Es increíble como pueden descansar tanto", desvela Roig.

Lo suscribe Corbalán: "Yo creo que una de las claves del rendimiento keniano es lo que realmente pueden llegar a descansar, simplemente estando sin hacer nada en casa. Lo que hacen otros muchos atletas, de ir a tomar con un amigo o ir a desayunar… algo normal, nada excepcional, en Kenia no pasa. Terminan de entrenar y se van a casa, a dormir y a descansar".

¿Quién no ha corrido nunca con unas zapatillas Kalenji? Su nombre, el de la línea de running más básica y famosa de Decathlon, proviene de la tribu de los corredores. También Kiprun, una marca de reciente creación, enfocada a deportistas profesionales. Si bien oficialmente su denominación es una contracción de "Keep on running", a nadie se le escapa que el prefijo "kip" tiene denominación de origen y confirma que los Kalenjin son una inspiración para la firma francesa, especializada en la venta de material deportivo.

De hecho, hace unos meses, Decathlon abrió un centro de alto rendimiento en Iten, precisamente, bajo el paraguas de Kiprun. Conocido como 42 house, está dirigido por Marc Roig y pretende captar y desarrollar los jóvenes talentos de la zona en pruebas resistencia, los nuevos Kiptum, Chemutai y Cheptegei. En el futuro, ellos y ellas están llamados a volver a gobernar las carreras de fondo, si es que los Kalenjin han dejado de hacerlo en algún momento. Antes, Jepchirchir tratará de acallar las voces que cuestionan la 'dictadura' de su tribu tras el desfallecimiento de Eliud Kipchoge en París.