PRIMER ANIVERSARIO CAMPEONAS DEL MUNDO

Las vidas cruzadas de Montse Tomé y Jorge Vilda: el inicio del desgaste en su relación y la asamblea de la vergüenza

Un año y un día después de la conquista del Mundial femenino, sus realidades son dispares.

Jorge Vilda y Montse Tomé charlan durante el último amistoso de España antes de viajar al pasado Mundial. /Getty
Jorge Vilda y Montse Tomé charlan durante el último amistoso de España antes de viajar al pasado Mundial. Getty
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

Dentro de la vorágine de noticias que la conquista del primer Mundial femenino en la historia del fútbol español desató -mejor dicho, el desmesurado comportamiento de Luis Rubiales en la celebración del hito-, vale la pena detenerse en dos nombres: el de Jorge Vilda y el de Montse Tomé. Sus destinos bien merecen un capítulo aparte en el serial de reportajes de Relevo conmemorativos del primer aniversario del torneo celebrado al otro lado del mundo.

Quién les iba a decir al primer entrenador y a su segunda, en aquel momento, que ese Mundial iba a condicionar tantísimo sus vidas. Lo previsible es que ambas figuras saliesen reforzadas de la cita. Y ocurrió hasta el 25 de agosto. Después de ese día, Jorge Vilda acabó desterrado (deportivamente hablando) en Marruecos y Montse Tomé (su segunda), al cargo de las campeonas del mundo. La historia tiene su aquel y -todavía, a día hoy- guarda algún que otro entresijo.

El tuit de Vilda IN

Escasos minutos después del pitido final del trascendental encuentro entre Inglaterra y España, la cuenta oficial en X de la selección femenina de fútbol tuiteó: "VILDA IN", acompañado de una foto del seleccionador nacional besando el trofeo de campeonas del mundo. Para los menos familiarizados con el asunto, la expresión hacía referencia al #VildaOUT, que aparecía en el 99,9% de sus publicaciones antes y durante la disputa del Mundial.

A diferencia de la mayoría de ellas, la idea no nació del departamento de comunicación encargado de tal actividad. Vino de arriba. Jorge Vilda, y más después del conflicto de Las 15, se había convertido en el centro de todas las críticas. Tal era la hostilidad hacia el seleccionador nacional que más de uno y de una se cuestionaron -medio en broma, medio en serio- las consecuencias que iba a traer una posible conquista del Mundial. Si se ganaba, habría Vilda para rato. Nadie imaginó que ambas hipótesis se acabarían cumpliendo. El respaldo federativo era absoluto.

Montse Tomé, el brazo ejecutor de Jorge Vilda

¿Cuál era el vínculo entre Jorge Vilda y Montse Tomé? A pesar de la tregua que el entrenador madrileño y las futbolistas habían firmado por la disputa del Mundial, su relación se mantenía fría y distante. Mientras tanto, Montse Tomé, poco amiga de los focos, permanecía a la sombra, en un perfil bajo, y apenas se había oído hablar de ella. Al mismo tiempo, su conexión con Jorge Vilda también empezaba a desgastarse. La actitud del madrileño, reticente a dejarse asesorar, agravó la situación. La sensación era que el papel de la asturiana, en muchas ocasiones, se limitaba a hacer cumplir las órdenes de su superior y a asegurarse de que se tuviesen en cuenta. Cabe destacar que fue Jorge Vilda el que introdujo a Montse Tomé en la RFEF, en 2018.

Según cuentan fuentes conocedoras del asunto, la derrota ante Japón -la única del Mundial- significó un antes y un después en el staff de la Selección, representado en Jorge Vilda y Montse Tomé.

La promesa a Jorge Vilda y los aplausos de Montse

La introducción, el nudo y el desenlace: la asamblea del 25 de agosto. Con media España esperando la dimisión de Luis Rubiales -los principales medios de comunicación y agencias españolas amanecieron con la noticia- ocurrió lo contrario. 

El expresidente de la RFEF fue el absoluto protagonista. Sin embargo, ese día -también- fue decisivo en las vidas de Jorge Vilda y Montse Tomé. Dejando a un lado el discurso del expresidente federativo -que ya ha pasado a la historia negra del deporte español- vamos a la cuestión que nos atañe.

Tras el speech, la mayoría de los presentes en la sala rompieron a aplaudirle. Entre ellos, Jorge Vilda y Montse Tomé. Al primero, en una situación surrealista, le prometió un sustancial aumento salarial. Algunos piensan que como muestra de su buen hacer. Otros, como recompensa a su lealtad durante sus años en la RFEF: "Te invito a que te quedes con nosotros los próximos cuatro años cobrando medio millón de euros por temporada. Voy a decir lo que ganas, que no es el medio millón que decían algunos, son 160.000 o 170.000 euros, no lo recuerdo exactamente". 

La lealtad era bidireccional. Durante su peor etapa al cargo del banquillo nacional, Luis Rubiales había mostrado una confianza a prueba de bombas hacia Jorge Vilda. Nunca se cuestionó su continuidad, por muy fea que se estuviera poniendo la cosa. Su relación alcanzó su punto álgido en la final del Mundial, con el lamentable gesto de Luis Rubiales agarrándose los testículos señalando, desde el palco, a Jorge Vilda, que le saludaba emocionado desde el césped.

¿Y Montse Tomé? A pesar de que juró y perjuró que asistió obligada a la asamblea, que tanto a ella como a su cuerpo técnico les ordenaron sentarse en primera fila y aplaudir y que dimitió -junto al resto del staff- esos aplausos siguen persiguiéndola. Además, muchas futbolistas, en su denuncia de los hechos, incluyeron a "todas las personas que habían aplaudido".

Durante los próximos días, la opinión pública fue un clamor en contra de Luis Rubiales y "sus aplaudidores". Muy pocos se salvaron de la quema. Santi Denia o Blanca Romero (la preparadora física de la Selección), entre otros, no aplaudieron. La situación se volvió insostenible y Luis Rubiales empujó al desastre, como si de una partida de dominó se tratase, a sus más fieles.

Montse Tomé, más cuestionada que nunca, y la misión fallida de Jorge Vilda en Marruecos

El 5 de septiembre, Jorge Vilda fue destituido como entrenador de la Selección. El madrileño acabó -vía RFEF- en Marruecos, protagonizando una de las historias más inverosímiles del mundo del deporte: de ganar el Mundial a ser despedido. 

Sin seleccionador nacional, a pesar de que sonaron varios nombres, la RFEF -ya dirigida por Pedro Rocha- vio en Montse Tomé la candidata ideal, tal y como adelantó Relevo. Era una mujer, así mostraban esos aires de cambio que prometían, y era de la casa, así no se tenían que romper demasiado la cabeza. "Un Montse así de grande", afirmó Pedro Rocha, en los pasillos de la RFEF antes de que fuese oficial. Ese mismo día, el 5 de septiembre, fue anunciada como seleccionadora nacional. Y lo que parecía un premio -al fin y a cabo, era ocupar el banquillo de las campeonas del mundo-, escondía muchos marrones.

Sin confeti ni purpurina, su llegada se produjo con más pena que gloria. Y con mil y un problemas por delante. El runrún por su pasado con Jorge Vilda y sus aplausos, a día de hoy, la siguen persiguiendo. Hasta los Juegos Olímpicos, los resultados deportivos la habían acompañado y parecía que habían calmado los ánimos. Sin embargo, el fiasco en la cita olímpica ha vuelto a sacar su nombre a la palestra. Por su parte, Jorge Vilda fracasó en su primer misión a las órdenes de la selección femenina marroquí de fútbol y no consiguió clasificarse para París 2024.