El Villarreal de Champions machaca a un pobre Sevilla fiel a su temporada

Último día. Como aquella última clase en la que ya unos han aprobado... y otros suspendido. Y cuando el fútbol no tiene nada en juego, la competitividad suele caer a los suelos. Pero eso, a veces, da lugar a que se vivan partidos emocionantes. De mucha ida y vuelta. Y donde la calidad marca una inmensa diferencia. Eso ocurrió en un Villarreal-Sevilla donde el espectador neutro se divirtió, los locales festejaron y los visitantes se regocijaron en su triste realidad actual.

El partido comenzó... y a los tres minutos ya tuvimos el primer spoiler de lo que acabaría ocurriendo. Un mal despeje de Kike Salas le sirvió el balón a Yéremy Pino que anotó un golazo... hasta que se vio la repetición. Un disparo parable que ni olió Álvaro Fernández. 1-0. Tampoco hubo que esperar mucho para la segunda parte de una historia que ya se esperaba. Pape Gueye anotó el 2-0 desde fuera del área, con un disparo potente, pero lo suficientemente céntrico como para que el guardameta nervionense, renovado por una temporada más, hiciera algo. No hizo nada.

Diez minutos de infierno. De puro infierno para el Sevilla. Pero también el tiempo más sincero y justo con lo que es cada equipo hoy en día. Los de Marcelino siguieron apretando, aunque con el paso de los minutos dejaron de apretar el acelerador. Tanto que permitieron a Sow recortar distancias mediante un pase del mejor futbolista visitante: Suso Fernández. Aunque antes del descanso, Álex Baena se encargó de rematar el partido con un recorte a Kike Salas de bastantes quilates... y un disparo ante Álvaro Fernández, que volvió a salir en la foto. Tercer fallo... tercer gol.

Ya en la segunda mitad, el modo fiesta estaba activado en La Cerámica. Los "¡Baena, quédate!" se solaparon con el homenaje a Raúl Albiol en las gradas... y la pereza sevillista. Pereza y cero fútbol. Una mezcla perfecta para volver a ponerle sencillas las cosas a Pape Gueye, que anotó su primer doblete en LaLiga ante su exequipo. Otro por el que fue imposible que en Nervión apostaran de verdad.

Y el resto de partido fue un monólogo de desaciertos típicos de la nula intensidad con la que se convive en los encuentros con nada en juego. Ambos equipos con las chanclas puestas, aunque al Sevilla le espera un último viaje: a Casablanca para un amistoso el próximo martes.

Pero esa bajada de tensión, propició que se viviera un final de partido 'loco'. Ramón Martínez se estrenó con la camiseta del Sevilla con un gran gol de volea desde fuera del área y Lukebakio metió el tercero, aunque acabó siendo anulado. Un 4-2 'digno' para lo que podía haber sido. El Villarreal, con el freno de mano ya echado, dejó pasar los minutos ante un equipo moribundo y consciente de que lo trascendental para su club pasará a partir de este verano.

Sin tiempo para más, Alberola Rojas pitó el final. Un Sevilla 17º, con un único punto por encima del Leganés... y sin poder remediar acordarse de aquel fallo de Diomande en el Sánchez-Pizjuán que podría haber supuesto un descenso. El Villarreal certificó -aunque ya estaba asegurada- la quinta plaza. Temporadón de los de Marcelino García Toral, que regresarán a la Champions... con un proyecto ilusionante entre manos. La vida y el fútbol. Tan distinta como justa. La suerte, la buena y la mala, se busca.