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Un parón complicado para el Sevilla: vuelven la sensación de debilidad a Nervión... y los temores del pasado

Las últimas dos derrotas y la goleada en Montjuic tambalean la fiabilidad que consiguió a principios de octubre, cuando se marchó al parón tras vencer en el derbi. Plantilla y cuerpo técnico, tocados por los errores.

Agoumé tras su expulsión en Butarque./EP
Agoumé tras su expulsión en Butarque. EP
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

El fútbol es volátil. Poco, o nada, importa lo que se consigue dos semanas atrás. Tanto para bien como para mal. Y las dinámicas suelen ser 'sencillas' de derribar, más cuando los mimbres que las sujetan se caracterizan por su debilidad y no por su fortaleza. Las lesiones, además, aparecen como un factor determinante en un momento de la temporada delicado, con un parón de por medio... y una sensación de preocupación que nunca termina de irse de Nervión.

Esta montaña rusa en la que vive el Sevilla no es cosa del 'hoy'. La situación de la entidad ha hecho tambalear al club en las últimas temporadas, siendo García Pimienta el sexto entrenador que asume la 'silla eléctrica' de Nervión desde finales de 2022. Lopetegui cerró un ciclo, Sampaoli se pasó de nervio, Mendilibar tocó plata y meses después acabó despedido, Diego Alonso no logró ni una victoria en doce partidos y Quique Sánchez Flores cumplió con la 'papeleta' de salvar a un equipo incontrolable -aunque con jugadores determinantes-. El técnico catalán, ahora, se está enfrentando a una situación distinta.

A diferencia de los anteriores, el vestuario respalda al máximo a su entrenador. El club también, tanto que le ofreció la renovación cuando aún no había ganado un partido -un golpe de efecto, sobre todo, de cara a la plantilla y el liderazgo del técnico-. Sin embargo, el equipo del Sevilla es cada temporada, nombre por nombre, peor. La pérdida de olfato, con la venta de En-Nesyri al Fenerbahçe, la ausencia de jugadores experimentados, con las salidas de Ocampos, Ramos... -a Navas le resta un mes y medio de fútbol- y una planificación con un gasto mínimo -Agoumé, el fichaje más caro, fue el señalado en Butarque tras un error indefendible- son los grandes culpables de una situación complicada.

Además, las lesiones sacan a relucir todas esas debilidades. García Pimienta apenas ha podido contar con el fichaje estrella del verano: Saúl Ñíguez. Entre sanciones -se perdió los duelos ante Las Palmas y Girona- y su importante lesión muscular ha vuelto imposible cambiarle la cara a un centro del campo donde Lokonga es la única buena noticia. Continúa con su recuperación y, si todo marcha bien, tiene una alta probabilidad de volver a la convocatoria en el partido frente al Rayo Vallecano, el primero tras el parón. Sin embargo, no ha sido el único pilar que ha perdido en los últimos partidos el Sevilla. Ejuke cayó en Montjuic y Nyland en Cornellá... y mientras el noruego aprieta para volver ante el Atlético de Madrid en diciembre, el nigeriano ha optado por un tratamiento conservador que lo mantendrá fuera, mínimo, tres meses.

Loïc Badé y Nianzou se marcharon lesionados de Cornellá, campo en el que, precisamente, el club nervionense cosechó su última victoria. De hecho, con la pareja francesa como dueños del centro de la zaga, el Sevilla mostró fiabilidad. La ausencia de ambos, por contra, ha sido letal. Kike Salas ha cambiado de acompañante. Primero Marcao, con un error fragrante ante la Real Sociedad que sentenció el partido. Después con Gudelj, en Butarque, lo cual permitió la presencia de Agoumé en el once... y, de nuevo, un fallo imperdonable que provocó la derrota ante un rival directo. Sí, directo.

Los de García Pimienta, entre parón y parón, han vuelto a la realidad más áspera. El Sevilla debe cerrar cuanto antes una permanencia que no será sencilla de lograr. El técnico catalán ha pedido refuerzos para el mercado invernal, pero la complicadísima situación económica aplasta cualquier mínimo pensamiento optimista -donde el acierto tampoco está siendo el aval de Orta- . Aunque, como entrenador, también tiene responsabilidad. Al parón de octubre se marchó con dos victorias -Valladolid y Betis- y un empate -Athletic- que reflotaron la felicidad en Nervión, sobre todo el derbi. Sin embargo, ahora lo hace tras un correctivo en Montjuic, un triunfo fiable en Cornellá... y lo que ha vuelto a provocar la preocupación: dos derrotas muy dolorosas -Real Sociedad y Leganés-.

Al técnico se le recrimina su inactividad a la hora de agitar el árbol, aunque ha probado de titulares hasta 19 jugadores en los últimos tres partidos de liga -pero el sistema sigue siendo el mismo-. También se le acusa la ausencia de mano para cambiar los encuentros: lo tardío que realiza sustituciones. A esto también tendrá respuesta: la falta de mimbres en la plantilla -la misma que ha defendido desde el primer día-.

Lo cierto es que lo que le ocurre al Sevilla no es culpa de uno solo. Eso sería sencillo de solucionar, pero lo más preocupante es que desde Del Nido Carrasco y Víctor Orta hasta los propios jugadores, pasando por García Pimienta, tienen responsabilidad de que hayan regresado los fantasmas. Dos semanas sin competición que se harán largas en Nervión. A cinco puntos del descenso -los mismos que le distancian de Europa-, sí, pero con una sensación de debilidad importante. ¿Problema de fútbol? Seguramente. Y eso es lo más peligroso.