Un año de tensión de José María Del Nido Carrasco: crisis social y deportiva, un crédito salvador y la sombra de su padre
Las fricciones han agitado el primer año de mandato del dirigente, que le dio la vuelta al caso Navas y se ha apoyado en el homenaje.
365 días han pasado desde que José María del Nido Carrasco fuera nombrado oficialmente como presidente del Sevilla. Aunque su capacidad de mando ya influía decisivamente en el club desde meses antes, ha sido este 2024 el primer año como máxima autoridad y, además, con numerosos frentes abiertos. Desde la delicada situación deportiva con la que comenzó el mandato y que ha agravado el apartado económico hasta situaciones personales como las de Sergio Ramos o Jesús Navas pasando por esa retirada del carné de socio a su padre o la ruptura de relaciones con el Betis en estos últimos días del año.
"Hoy es uno de los días más felices de mi vida. Todos los sevillistas seguro que han soñado en algún momento con ser presidente del club. Soy consciente de la situación en la que estamos. Estoy convencido de que llevaremos al Sevilla a donde se merece. Tengo claro cuál es el camino y lo prioritario es devolver a equipo a la situación deportiva que merece", indicó Del Nido Carrasco cuando se hizo oficial su nombramiento. "Me toca a mí ser presidente a mi manera, en mi mandato voy a ser presidente del Sevilla de la manera que yo lo entiendo. Estoy dispuesto a sentarme con todos los accionistas por el bien del Sevilla, con quien sea necesario y haga falta. Con todos y, por supuesto, con mi padre", agregó el dirigente.
Del Nido Carrasco tiene un régimen presidencialista. Su figura está encima de todas las parcelas del club. Su día a día es frenético, con llamadas continuas para cualquiera de las tareas que afectan a la actividad del Sevilla. También en lo deportivo se ha demostrado como un presidente a la antigua usanza. Con presencia en los entrenamientos y en el vestuario y con conversaciones diarias con el cuerpo técnico. Estrechando lazos con los capitanes y hasta anunciando la renovación de un entrenador como García Pimienta en pleno vestuario tras un partido.
Pese a su deseo de unión, en su primer año ha sufrido las iras del sevillismo. Si el grito de 'Directiva, dimisión' ha continuado retumbando en el Sánchez-Pizjuán, en el mes de mayo vivió días de mucha tensión. La protesta del día del Barcelona, último partido en casa de la pasada Liga, dejó el pronunciamiento de los aficionados contra el consejo encabezado por Del Nido Carrasco, que también desde entonces ha visto proliferar las pegatinas con el mensaje 'Júnior, vete ya'. Una situación complicada que también se agravó con las polémicas abiertas con la Federación de Peñas Sevillistas, posicionada en contra del dirigente. E incluso en el homenaje a Navas con el que se cerró el año escuchó una sonora pitada de los aficionados.
Los apartados deportivo y económico han condicionado este primer año de Del Nido Carrasco. Si la enrevesada situación institucional ya venía heredada, con polémicas Juntas de accionistas y esa oposición de su padre, José María del Nido Benavente, en lo deportivo el actual presidente debió convivir con un complicado inicio de 2024. Quique Sánchez Flores, nombrado entrenador a finales de diciembre, tardó en cogerle el aire al equipo y tampoco los refuerzos invernales de Víctor Orta ayudaron a esa tarea de lograr la permanencia.
Esa delicada situación deportiva también tiene su reflejo en lo económico. La regeneración del club emprendida por Del Nido Carrasco viene obligada por esas pérdidas acumuladas en los últimos años y que se han disparado a más de 80 millones de euros en el curso pasado. Eliminado pronto de las competiciones europeas, tampoco las clasificaciones ligueras han ayudado con un descenso de lo percibido por los derechos de televisión. Un cóctel explosivo que obligó al presidente a liderar la búsqueda de soluciones económicas. El acuerdo de financiación por valor de 108 millones de euros anunciado en marzo permitió continuar con el plan estratégico trazado por los dirigentes.
Más allá de esa necesaria estabilidad financiera indispensable para el Sevilla, el primer año de Del Nido Carrasco ha estado rodeado de polémicas. Desde la salida de Quique Sánchez Flores, una vez conseguida la salvación, a la de Sergio Ramos, que acabó en el adiós del camero, pero, sobre todo, con la polémica con Jesús Navas. Aquellas 48 horas en las que el de Los Palacios anunció que se iba del Sevilla sin propuesta de continuidad sacudieron al sevillismo y obligaron a una reacción del presidente, que acabó salvando los muebles con una rueda de prensa a la que fue con todo. Primera bola salvada.
El adiós de Quique supuso la apuesta por Xavier García Pimienta, respaldada por el director deportivo pero también con el presidente muy presente. Ahí queda esa imagen de la renovación en septiembre en pleno vestuario, una resolución más de Del Nido Carrasco que ha ido saliendo adelante por ese buen trabajo del entrenador. Decisiones atrevidas del presidente, al que no siempre se le ha apoyado la puesta en escena, pero que sirven para exponer su visión. "Quería comunicaros que, antes del partido del Getafe, ofrecimos al míster la renovación. La ha aceptado y estará con nosotros como mínimo hasta 2027. Es una muestra más que la confianza en el cuerpo técnico y en ustedes es absoluta", dijo Del Nido Carrasco a los jugadores, dejando claro que esa propuesta de continuidad se hizo incluso cuando todavía no había ganado partido alguno.
Posteriormente, el técnico catalán ha conseguido cierta estabilidad deportiva en un año que se presentaba complicado tras las salidas de jugadores principales como En-Nesyri, Acuña o Lucas Ocampos, además del adiós de Sergio Ramos, Rakitic o Fernando en meses anteriores. La victoria en el derbi del pasado mes de octubre, ya con la figura de Jesús Navas como elemento catalizador y motivador para el vestuario, le dio confianza al equipo... y tranquilidad a los dirigentes, al menos durante algunas semanas.
Pero también Del Nido Carrasco se ha abierto otros frentes más polémicos. Si con su padre ya venía de tiempo atrás, y elevados tras la Junta Extraordinaria del 9 de octubre, los incidentes del derbi en el antepalco acabaron en un expediente y una sanción muy grave con retirada del carné de socio. Únicamente el homenaje a Jesús Navas ha frenado por ahora la ejecución del castigo, otro punto que generará debate en esa Junta General de accionistas del próximo 10 de enero. También el Barcelona, con el que mantuvo la postura de no acudir al palco, existe tensión, como la generada con el Betis también con el último derbi como punto de fricción. La denuncia bética ante los comités y la posterior sanción a Isaac, Juanlu y Carmona no sentó bien en la entidad de Nervión, que anunció una ruptura de relaciones con el club verdiblanco, un capítulo más de la rivalidad, aunque en este caso no haya sido entendido por demasiada gente.
365 días que han dado para mucho en el mandato de José María del Nido Carrasco y que aún tiene nubarrones por despejar en el futuro. El más inmediato, esa nueva Junta de accionistas con la fuerte oposición de su progenitor, pero también una crisis social que tiene a los aficionados en contra de su figura. Si a ellos se le añade la delicada situación económica y deportiva, la tarea de Del Nido Carrasco y su equipo es ardua. La despedida de Jesús Navas, uno de los mayores símbolos de la historia de la entidad, también ha servido de elemento pacificador y de unión en estas últimas semanas de un año de vértigo para el Sevilla y para Del Nido Carrasco, aunque no evitó que el presidente fuera abucheado en el último acto del año.