OPINIÓN

Joan Laporta, como si fuera el cuarto de Los Chichos: ¡Son ilusiones, qué más da!

Joan Laporta durante la rueda de prensa de balance de mercado. /FCB
Joan Laporta durante la rueda de prensa de balance de mercado. FCB

"A veces me pregunto/ pero no sé contestarme/ lo que hacemos en la vida/ luego de nada nos vale/ todo es una mentira/ todo se lo lleva el aire.../ Hay veces, yo me pregunto/ pero no sé contestarme/ porque todo lo que piensas tú/ son ilusiones, son ilusiones/ ¡qué más me da!". Son Ilusiones. Los Chichos, 1977.

Emilio, el Julio y el Jero, el trío fundacional de Los Chichos, cantaban la verdad con arte callejero y regusto taleguero. Laporta cantó sus oníricas verdades con sabor culé para analizar el fin del convulso mercado en Can Barça y el inicio de un sorprendente arranque de temporada liguero que tiene al equipo líder. Pero chirrían, no cuelan. Se gusta el hombre, torero de escuela, con la muleta curtida, pero llega un momento que ya le vale. Por partes, como si fuera Daniel Sancho.

Para empezar. Escupirle a la cara a los periodistas que llenaban el Auditori 1899 que si querían confirmar este veranito algo haber llamado a Alex Santos, el director de comunicación del Barça, es vacilarnos. No es que comunique su teléfono, es que se ha pasado más días de vacaciones que currando. Normal que se escucharan risas entre los currantes de la prensa, claro.

"Hemos aguantado mucho y estamos ganando"

Sigamos. Su permanente oda a Deco, perdí la cuenta en su 'mamazo' número 36, no hizo más que darle la razón a Albert Masnou, subdirector del diario Sport, que hace una semana firmó un artículo en el que aseguraba que el director deportivo "decepcionado, meditaba su futuro en el club". Nadie puso en duda que el artículo estaba más que fundamentado, pero el Barcelona, sorprendentemente, reaccionó con un insólito comunicado oficial para decir públicamente que todo era mentira. Será que no se han publicado mentiras este verano, pero hasta donde yo sé, solo salió ese comunicado de los despachos del Barça. Su permanente oda a Deco da que pensar. Decir que su gestión ha reducido la masa salarial y que ha mejorado la calidad de la plantilla es de trilero. Sobre todo si tienes la desfachatez de decir que Gündogan se va por criterios deportivos: el tío que más minutos y seguramente de más calidad jugó la pasada temporada. Eso es mentira, sin más. Y la plantilla tiene calidad, sí, pero está llena de buenos futbolistas llegados de La Masia, cuya progresión ha gestionado José Ramón Alexanko, al que el presidente solo mencionó una vez, y que Deco se ha encontrado por casualidad. Igual alguno de esos socios, que dice Laporta están salvando al Barça y deben ser esos que no llegan a 20.000 abonados en Montjuïc y que de golpe pitan a los que cantan independencia en el minuto 17:14 o 'Laporta no, Barça, sí', le cree.

Escuchar al presidente del Barça decir que Olmo era la prioridad absoluta este verano y al tiempo, regatear la única pregunta sobre Nico Williams, diciendo que no habla de jugadores que son propiedad de otros equipos, raya el cinismo después del lamentable repaso que le ha dado, por elegante y deportivo, Jon Uriarte, no cuela. En su caso, suena al regate del '9' que soñó ser y nunca fue. Porque si un día quiso ser como Cruyff, ya no le llega ni a la suela de los zapatos a Luis Suárez, del que dijo siempre ayudó al Barça y lo sigue haciendo. Será por la Liga que le ganó vestido de rojiblanco o las rajadas que pega del propio Laporta cuando sale en defensa de Messi, no sé bien.

Pero en su comparecencia nada supera su histórica frase de "si no hemos llegado a la regla del 1:1 es porque no hemos querido". Ya, y si mi abuela tuviera ruedas, ella sería un taxi y yo, un Cabify. Es cierto que está construyendo un nuevo estadio, y eso no se lo quita nadie. Y que en momentos puntuales, ha tenido que avalar con su patrimonio. Lleva el Barça 15 años de retraso y ha sido Laporta quien ha tenido la valentía de tirar un campo obsoleto para construir un estadio acorde con los tiempos. Eso ya no se lo podrá negar nadie. Y me creo que esté el club mejor de lo que estaba hace tres años, porque peor era imposible. Ahora por lo menos hay en el horizonte la posibilidad de un campo de este tiempo. Eso ya no parece ser una ilusión, parece ser una realidad. Aunque de nuevo hay alguna que otra cosa que no cuadra, como la fecha de vuelta, porque como era de esperar, los únicos que se creyeron en su día la fecha de regreso fueron los directivos, que por lo visto nunca han hecho obras en la cocina de su casa.

El caso es que los trucos de mago del presi no cuelan, como bien dice Miguel Rico, porque la paloma ya no vuela y las cartas se le caen de la manga de la camisa. Por eso, mejor sería que dejara de vender ilusión, que tampoco hace falta, llegados a este punto viniendo de donde viene y habiendo sacado al club de donde estaba. Mejor ser sincero y no intentar hacer de mago pop en un escenario con goteras y con un traje cutre, porque parece un prestidigitador fracasado. Le empieza a ir grande la situación que le exige la gestión de un cargo que, siendo honestos, nadie en el barcelonismo quiso, solo él, valiente como siempre. Y que nadie escupa e intoxique diciendo que Laporta vino a robar. Pues haber venido vosotros, guapos.

En eso, es cierto, dio la cara como siempre lo ha hecho por el club. Y sacar al Barça del pozo de mierda en el que lo dejó Bartomeu no es fácil. Seguro. Y menos, rodeado de ineptos. El problema es que se le están cayendo los dientes porque, niños, si mentís se os caen los piños. Y Laporta no está diciendo muchas verdades. Y eso no ayuda. Aquel tipo valiente que conocimos cuando vivía subido a un Elefante Azul, cuando no se abrazaba a nadie en el Village del Godó, que no escondía la bolita bajo una cáscara de nuez, no se parece mucho a este.

El caso es que con él siempre puede haber sorpresas y las hubo. Cuando te crees que lo has visto todo, pues no, se supera. Y lo hizo el martes. En el colmo de los colmos, en el clímax del análisis del estado de la nación azulgrana, más chulo que un ocho, pidió que le aguantaran el cubata y la soltó gorda. Gorda no, lo siguiente: "Si no hemos llegado este verano al 1:1 es porque no hemos querido". ¡OLE TÚ!. ¡OLEEEE TÚ!

¿Para qué iban a llegar? ¿Para poder inscribir a quien les diera la gana? ¿Para no tener que cabrear a Christensen dándole de baja por larga enfermedad? ¿Para que no se fuera Gïndogan? ¿Para poder fichar sin problemas? ¿Para que LaLiga no le tumbe contratos? ¿De verdad se lo cree? Pues yo no me lo creo y no me creo que él se lo crea. Ya me perdonará, señor presidente.

Porque es mentira que el Barça no ha firmado este verano con Nike porque no ha querido, que también lo dijo. No ha firmado porque no ha podido. Porque, de hecho, trató que la Liga le aceptara el acuerdo verbal, pero hasta ahí podíamos llegar. Tebas solo acepta contratos firmados, claro. Y para poner la rúbrica a la última oferta de Nike, se necesitaba que el ejército de abogados de la firma americana trabajara un par de semanas mínimo. El del Barça, no sé bien, hubieran firmado en una servilleta, como Rexach y el padre de Messi. Y es que el Barça, el último año, ha intoxicado por aquí y por allí, ¿dónde está la bolita?, que Puma iba a pagar la indemnización e iba a pagar más de lo que le paga al City y la indemnización a Nike por romper el contrato, que si no, marca propia y en dos meses, millones de camisetas distribuidas por todo el mundo, ¿son ilusiones o es humo?, para acabar donde hemos acabado: dependiendo de Nike otra vez... y de su buena voluntad, porque según dijo, con 60 kilos de Nike, "¡El mejor contrato del mundo!", basta. Pero claro, no han querido firmar este verano. Ya, y a mí me llamó Natxo Etxebarrieta, el cantante de Cicatriz, que en paz descanse, para que escribiera su biografía y le dije que no, que me iba a aburrir.

Laporta fue Frank Sinatra y está muy cerca de ser el cuarto de Los Chichos. Me lo imagino con Julio González Gabarre, su hermano Emilio y el hijo de este, que sustituyó al fallecido Jero, dándolo todo el 29 de noviembre en el Sant Jordi. Están de gira para celebrar sus 50 años de compromiso con la vida y la música. Y las ilusiones. Es que le veo en el escenario, cantando el que fue un himno en el autocar de prensa de la época dorada de La Roja por culpa de Pablito García, de Villaverde, Madrid, mal fotógrafo, peor persona. Los Chichos y Laporta cantando. "¿Por qué no afrontas la vida y dejas las ilusiones de lado?".