Brahim compromete a Rodrygo y cumple con el vestuario
El malagueño ha recuperado el nivel previo a romperse el abductor. El equipo considera indispensable su sacrificio.
Con el foco en Bellingham, Mbappé, lesiones y 'match-balls', hay nombres que pasan desapercibidos en la pequeña resurrección del Real Madrid. Uno de ellos, sin duda, es el de Brahim Díaz. El malagueño ya completó un buen partido en Girona y se salió en Bérgamo contra la Atalanta: asistió a Kylian en el 0-1, originó el rebote que permitió a Vinicius marcar el 0-2 y volvió loca a la zaga de la Dea con su desborde, finura, precisión y electricidad. La lesión del francés garantiza que repetirá en el once este sábado en Vallecas (21:00).
El malagueño ha recuperado su nivel prelesión y demuestra que, con confianza y continuidad, su aportación no tiene nada que envidiar a la de otros pilares como Rodrygo. De hecho, su temporada en números (un tanto o asistencia cada 163 minutos) es superior porcentualmente a la del brasileño (una participación de gol cada 225') y su rendimiento le coloca casi a la par en el escalafón de estatus por el que se rige Ancelotti. Justo antes de la rotura en el abductor largo que sufrió a mediados de septiembre, el internacional marroquí había brillado con su selección y en los duelos contra Betis o Valladolid.
Ahora, tras haber participado de manera consecutiva en los últimos 11 encuentros y sin rastro de molestias, Brahim celebra su paso al frente y que Carletto mantenga su fe ciega en él. En Italia fue el jugador que más ocasiones creó junto a Bellingham, el segundo en regates tras Jude (cuatro) y hasta se fajó hacia atrás (cinco recuperaciones) para colaborar en detener las transiciones del conjunto de Gasperini. Desde la derecha, o ubicado en la zona central, se convirtió en una figura indetectable para la línea de tres centrales de la Atalanta.
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— 🫵🏽 (@idoxvi) December 11, 2024
Más allá de sus acciones individuales, el cuerpo técnico valora el enorme entendimiento que ha mostrado con sus compañeros en ataque en los últimos duelos. Con Mbappé, por ejemplo, conectó en hasta una decena de ocasiones en los 35' que aguantó el galo en Bérgamo (casi le regala una diana en el 2') y su sintonía deportiva con Bellingham y Vinicius también resulta absoluta. De ahí que, en un Madrid falto de imaginación y conexiones, su visión de juego, energía y capacidad para girarse se perciban como armas letales para los tres choques que restan antes de Navidad.
La predicción del vestuario
Relevo ya informó de que la plantilla consideraba imprescindible recuperar a Brahim para girar el rumbo. En la caseta se le otorga más importancia de lo que pueda parecer y se valora, además de su talento, su entrega defensiva, de la que dio muestra en Bérgamo y otro de los factores que encandilan al staff. Si al equipo le falta equilibrio, sus retornos y agresividad sin balón ayudarán a nivelar la balanza. Y la plaga de lesiones (ha caído Mbappé; Vinicius y Rodrygo acaban de volver…) le abre la puerta a sumar muchos minutos antes de final de año.
El ex del Milan también encarna la bandera de los miembros de la teórica unidad B que han desplazado de sus posiciones a los titulares y han comandado la remontada. En su grupo se encuadra a Fran García, hoy por delante de Mendy; a Raúl Asencio, opción de emergencia que se ha revelado como una perla; o a Arda Güler, con más minutos y presencia en las últimas semanas que en temporada y media. El 'sorpasso' de Ceballos a Modric también ha coincidido con la mejoría del Madrid.
A Brahim le ayuda otra circunstancia para que el club le eleve a la categoría de intocable: el buen rollo que genera en el vestuario y cómo ejerce de 'pegamento' con las estrellas. En agosto cenó en el restaurante Aarde con su nuevo amigo Mbappé (les une Achraf), pasa días libres con Bellingham (resultó fundamental en la adaptación de Jude) y se encargó de orquestar comidas y barbacoas con Güler el año pasado para disminuir la ansiedad del turco por la ausencia de oportunidades. Su relación con Fede Valverde ya va más allá de la amistad, ha apadrinado a Endrick y es común verle de risas con Vini y Rodrygo. No parece extraño que Ancelotti le mime… y que la entidad le estime como un tesoro que ahora luce como nunca.