El Valencia mantiene su respaldo a Baraja, que sabía que su discurso le costaría críticas
La directiva no va a despedir al técnico. El Pipo desea que la afición vaya a una con los jugadores, más allá de que a él también le reviente la situación en la que ha dejado al club Peter Lim.
Es el peor Valencia Club de Fútbol de la historia a estas alturas de la competición. Realmente, solo la 1957/58 (5 empates y 5 derrotas) lo supera, aunque ese año el conjunto che jugó la mayoría de las jornadas fuera de casa por la 'riada' sufrida en la ciudad de Valencia, de modo que, objetivamente hablando, no ha habido año peor que el actual. Son 6 puntos de 30 esta campaña, 12 de los últimos 60 si nos retrotraemos a aquel mes de marzo de 2024 donde el Valencia parece que tocó su techo y desde entonces ha ido para abajo.
Los números son como mínimo para que el club se planteara echar al técnico. La situación dramática: contenedores incendiados, cargas policiales... Pero la realidad del Valencia hace tiempo que dejó de ser normal. Lo cierto es que ahora mismo en la entidad de Mestalla no se plantean destituir a Rubén Baraja, al menos antes del partido del próximo fin de semana ante el Getafe. Baraja mantiene crédito en el club, donde se insiste que el apoyo al técnico es completo, sin fisuras, pero nadie puede resistir una crisis como la actual mucho más tiempo, ni aunque se llame Rubén Baraja.
La decisión de no despedir a Baraja la acometen en Valencia los directivos locales y, como durante esta madrugada no ha llegado ningún mensaje de Peter Lim o el consejo de administración pidiendo la cabeza del técnico, el vallisoletano seguirá una semana más. Es cierto que Baraja se había ganado crédito después de salvar al equipo en 2023 y su gran año 2024, pero no se puede desligar su no despido de otras razones que trascienden a lo deportivo.
El primero, porque si no es Baraja, ¿quién puede salvar al club? Los grandes entrenadores dejaron de querer firmar por el club che hace ya tiempo. La tensión es tal que dentro de lo malo la figura del Pipo aplaca algo los ánimos, algo que ninguna otra figura podría. Por otro lado, como desvelaba este medio, Baraja tiene un seguro en su contrato que no tuvo ningún predecesor suyo: si le despiden han de pagarle la totalidad de su salario restante, una cifra que ronda los 5 millones de euros. Eso sí, Baraja es millonario y llegado el momento quién sabe si le nacería dar un paso al costado para evitar problemas a una entidad que ama.
El segundo, porque, en este Valencia, despedir al entrenador no tiene por qué ser sinónimo de mejora. Los problemas que arrastra la entidad de Peter Lim trascienden a la figura de Rubén, quien con sus aciertos y errores, en dos años ha conseguido los dos objetivos que le pusieron. Pero poca culpa tiene él de que el club che en verano decidiera (Lim), invertir menos que cualquier otro club de LaLiga e incluso menos que Elche o Zaragoza. Ese problema siga o no Baraja, se mantendrá en el tiempo.
Y el tercero, que los pesos pesados del vestuario siguen respaldando al entrenador. Es la realidad. Es cierto que ante Las Palmas se vieron situaciones raras, como el técnico diciendo a Mamardashvili que no subiera a rematar un córner, Rioja diciéndole que sí, y el jugador haciendo caso a su compañero y no el entrenador. Pero la realidad es que los pesos pesados del equipo reman hoy a favor del entrenador.
Primeras fisuras en la opinión pública, pero un mensaje consciente
De la misma forma que en la entidad dicen respaldar a su entrenador, la opinión pública ha comenzado a tener sus primeras dudas con él. El discurso realizado tras el partido ante Las Palmas, pidiendo un alto el fuego en las protestas, además de "inteligencia" a los aficionados dada la situación, ha provocado una oleada de críticas.
Baraja cada vez que escuche su nombre en megafonía recibe el aplauso y el elogio de Mestalla, eso es indudable porque se lo ha ganado como jugador, como entrenador y como valencianista. Y si el técnico hizo ese discurso es porque en su interior cree que para que la entidad siga a flote en LaLiga en una situación tan complicada, necesita de la unión. Pero el llamamiento de Baraja, por muy bienintencionado que sea, está lejos del daño que ha hecho Lim a la afición, que ahora mismo se siente más quemada que con ganas de unirse.
Baraja se calentó en rueda de prensa, pero sabía a lo que se exponía. Su mensaje iba en clave unión porque es consciente de que necesita que sus jugadores rindan bien y la sobrepresión puede afectarles al tratarse de una plantilla joven y más permeable al contexto. De hecho, en un momento del partido se giró a la grada, molesto por unos pitos a Thierry. Acto seguido Thierry cometió dos errores y Las Palmas puso el 1-2. Baraja sabe que sus palabras pueden costarle críticas, pero está dispuesto a asumirlas si eso genera unión.