REAL MADRID

Tchouameni se acostumbra a convivir con el dolor

El francés arrastra unas persistentes molestias en el pie izquierdo que limitan su rendimiento. En Girona cumplió como central y apunta a repetir titularidad en Bérgamo.

Tchouameni conduce la pelota en el partido ante el Girona. /EP
Tchouameni conduce la pelota en el partido ante el Girona. EP
Manuel Amor

Manuel Amor

La goleada en Girona (0-3) calmó la furia de Florentino, llenó de aplomo a Ancelotti y rellenó el tanque de moral de Bellingham, Güler o Mbappé, los goleadores en el triunfo que colocó al Real Madrid a sólo dos puntos del Barcelona en Liga con un partido menos. Aunque pocos lo resalten, el encuentro de Montilivi dejó otro vencedor: Tchouameni (25 años) cumplió con creces como central y disipó una pequeña parte de las dudas que le persiguen desde hace meses.

Si su rendimiento como pivote le ha colocado en el ojo del huracán, en defensa siempre ha cumplido y apunta, para desgracia de Asencio, a repetir como pareja de Rüdiger en la zaga de la 'final' de Bérgamo de este martes.

El ex del Mónaco ha atravesado por semanas complicadas desde que el 5 de noviembre, ante el Milan, se llevase gran parte de las culpas del desastre colectivo, el Bernabéu la tomase con él y se lesionase otra vez en el pie izquierdo. Los silbidos, como es lógico en un futbolista de corto bagaje y que carga a sus espaldas con una mochila de 80 millones, le afectaron... pero aprovechó el descanso obligado por el esguince para tomar aire y hacer autocrítica. Si bien no era el único ni el principal responsable de la minicrisis, sí sabía que su nivel, también en la segunda parte del Clásico o frente al Lille, no había estado a la altura de un mediocentro que ya es campeón de Europa y 36 veces internacional con Francia.

Ancelotti habla sobre la posición de Tchouameni.

Tras regresar sin brillo en Bilbao (jugó 71' y no consiguió sostener la medular), Ancelotti le retrasó en Girona y el galo completó 90' de alto impacto. En ataque, por ejemplo, rozó el gol con un cabezazo que frustró Gazzaniga y fue el segundo jugador con más remates (dos) por detrás de Mbappé. Atrás ató en corto al desubicado Miovski, se erigió en el mejor ladrón (seis recuperaciones por las cinco de Rüdiger) y mejoró la salida de balón colectiva después del asedio rojiblanco en la primera media hora. Cumplió, en definitiva, con lo que le pide Carletto. Y aunque prefiere partir como '5' y no cambiar de demarcación, está preparado para cumplir ante la Atalanta si el italiano vuelve a preferirle por delante de Asencio.

Las críticas y el pie

Con esto, Tchouameni pretende darle la vuelta a su situación en tiempo récord y olvidarse del rejonazo de Chamartín con buen juego y la recuperación de la exuberancia que le caracteriza. Aurélien tampoco es ajeno a que, más allá del gesto torcido que le dedica una parte de la grada, en la cúpula del club también existen dudas con su figura: Florentino prefiere apostar por Camavinga como mediocentro y el Madrid se ha abierto a escuchar ofertas por él. Si el agujero con los conciertos ha llevado a replantearse el modelo y buscar ventas que amortigüen las pérdidas por la paralización de los eventos, el nombre de Aurélien aparece subrayado en rojo por su notable cartel en la Premier y en varios de los gordos de la Serie A. Al jugador le llega, pero prefiere seguir el camino de hacer oídos sordos, centrarse en lo que él puede controlar y avalar con su nivel que el Madrid no debe desprenderse todavía de él.

En su caso confluye otra circunstancia: Tchouameni sufre unas persistentes molestias en el pie izquierdo desde que terminó la temporada pasada y que le han obligado a acostumbrarse a vivir con el dolor. Cabe recordar que el de Rouen se perdió las cuatro últimas jornadas de la última Liga por una lesión de estrés en el quinto metatarsiano y que ese motivo le apartó de la final de la Champions de Wembley, que tuvo que seguir desde el banquillo. A pesar de que luego participó en la Eurocopa e inició la temporada con normalidad con el Real Madrid, el contratiempo no ha llegado nunca a desaparecer del todo y, creen desde el vestuario, no colabora con que haya acabado de sentirse cómodo sobre el césped.

Ahora, hecho a cohabitar con ello, quiere superar otra teórica dificultad: amoldarse de manera prácticamente definitiva esta temporada a una demarcación que no es la suya. Relevo ya informó de que Ancelotti, que no espera fichajes en enero, cuenta con él como central para lo que resta de curso. Asencio sigue con ficha del filial, a Alaba no se le espera hasta enero (y su reaparición preocupa) y con Vallejo no se cuenta, además de que Militao goza de escasas opciones de reaparecer antes de junio. Sin refuerzos ni más alternativas para el puesto al lesionarse Carvajal, la dupla Tchouameni-Rüdiger se presupone como la elegida para los días en los que el Madrid se juegue el pan. Y este martes es uno de ellos.

Los blancos, 24º en la Champions, visitan al líder de la Serie A, un torbellino de enorme torrente ofensivo (38 goles en 15 jornadas) que todavía no ha perdido en Europa y viene de ganar en Liga al Milan, el rival que inició el drama del Madrid. El '14' ya ha respondido como central en partidos continentales de exigencia (las eliminatorias contra Leipzig o City de la 23-24) y Carletto confía en que haga mejor a Antonio por sus coberturas, apoyos y vigilancias. Aunque la pugna con Asencio está abierta, Tchouameni es consciente de que el cuerpo técnico le reclamará en muchas ocasiones como central… y se dispone a revertir su situación desde ahí.