La comparación con la Selección masculina con la que Montse Tomé evidencia una herida aún abierta con su vestuario
La seleccionadora tiró piedras contra su propio tejado y puso de ejemplo a la España de Luis de la Fuente.
"Para mí, la selección masculina es un auténtico ejemplo. Ejemplo de equipo, de convivencia dentro y fuera del campo. Y, con todo esto, tienen rendimiento. Ayer, remontaron un partido y todo esto dice mucho. Queremos lanzar esa línea de trabajo y ahí es donde vamos a poner la mirada de las futbolistas que vamos a traer".
La referencia, en medio del discurso con el que Montse Tomé explicaba los motivos para dejar fuera de su última lista a pesos pesados como Irene Paredes o Jenni Hermoso, encendía una mecha. Las comparaciones son odiosas, que diría aquel. Y tanto que lo son. En este caso, el ejemplo lucía como oportunista y dañino. Con el dedo sobre sus jugadoras y el regocijo de todos los que las esperan a la vuelta de la esquina en cada momento de debilidad.
Las palabras de Montse Tomé no solo sorprendieron a los presentes en el salón Villalonga, sino que causaron estupor más allá de sus paredes y dolieron a sus implicadas. Las acusaciones abrieron una rendija para mostrar que había una herida aún abierta entre el vestuario -con algunas jugadoras, las capitanas y líderes, más señaladas- y su seleccionadora.
Una sensación que también se confirma si se rebobina en el speech de Montse Tomé. "Lo que buscamos es que llevamos arrastrando durante dos años una situación excepcional, por lo que todos sabemos lo que ha pasado. Hemos tenido muy claro cómo queremos ser equipo. No ha sido fácil. No quiero decir si estas jugadoras no han cumplido. Simplemente, tengo claro lo que quiero del equipo. Lo que a mí me gusta ver de mis futbolistas cuando están en el campo y fuera de él. Esa colaboración, ese compañerismo, ese saber estar, ese…", afirmaba, provocando que los ojos de todos quedaran aún más abiertos con el paso de sus palabras.
En la memoria, recuerdos reavivados durante estos días. Como la vinculación directa con Jorge Vilda, su predecesor en el cargo. "Yo no soy Jorge Vilda", ha insistido Tomé desde su llegada. Su esfuerzo no fue en vano. Con Tomé al mando, la Selección ganó la Nations League, consiguió el billete para la Eurocopa y dejó aires de cambio, con una reconciliación que se fue consumiendo poco a poco. Aunque no culminó.
"Como capitanas también hemos tenido que aprender lo que ella necesita y lo que busca del equipo para ayudar en este sentido", dijo Alexia Putellas en una entrevista con Marca en la previa de los Juegos Olímpicos. No obstante, el entendimiento no llegó a ser pleno, con una herida aún por cicatrizar. Prueba de ello fueron las palabras de Montse Tomé, renovada hasta después de la Euro de 2025, y una crisis que tiene nombre propios y amenaza la tranquilidad de una Selección.
El escenario es cuanto menos complicado. Al tiempo que España afronta retos como la Nations League o la Eurocopa del próximo verano en Suiza. Un futuro con demasiados interrogantes en su vestuario, donde la comparación con el masculino resuena. Por el oportunismo respaldado por el actual éxito de ellos -olvidando que ellas son campeonas del mundo- y una situación que no se puede equiparar.
¿Por qué no se puede comparar?
Pues la Selección masculina no se vio envuelta en una crisis que movilizó al mundo y puso en jaque una estructura que había discriminado durante décadas al fútbol femenino. Incluso se olvidó de apoyar a sus compañeras en los momentos más delicados, pese a que ahora Montse Tomé destaque el compañerismo de la Selección de Luis de la Fuente, con el que guarda muy buena relación.
En esta línea, y como ejemplo de desigualdad, la profesionalización y la apuesta por ellas sigue costando, con ojos que aún las miran con desidia y situaciones inimaginables en el masculino. Como la ausencia de un director deportivo al frente de la Selección femenina. "Ahora mismo -meses después de la marcha de Markel Zubizarreta-, quien nos ayuda es Ana Álvarez. También Isa (Navas) siendo la team manager", admitió Montse Tomé, evidenciando las grietas que aún presenta el sistema y que, bajo una comparación, representa una falta de equilibrio entre iguales.
Una situación con la que ha sido y será aún más difícil digerir las palabras de la seleccionadora. Su discurso envenena el ambiente y abre las puertas a otro conflicto en la Selección. O nos devuelve al mismo. Porque este nunca se cerró por completo.