La odisea del Cacereño para salvar la Copa: doce operarios y 8.000 pinchazos en el césped

La Copa del Rey permite escribir páginas gloriosas en la historia de sus clubes para quienes la conquistan o para aquellos que llegan lejos de forma insospechada. Uno de los ejemplos más claros es el Mirandés, semifinalista en 2012 y 2020. El CP Cacereño no puede presumir de plantarse en rondas tan lejanas de la competición, pero sí de ser un rival incómodo, difícil de batir e, incluso, 'matagigantes', aunque a menor escala. Este jueves buscará dar una nueva sorpresa. Esta vez ante un Primera, el Girona.

El conjunto entrenado por Míchel se desplaza a tierras extremeñas con varias ausencias, entre ellas la de Reinier, lesionado, de nuevo. Tampoco forman parte de la expedición Roro Riquelme, Yangel Herrera, Bernardo o Javi Hernández. Con una convocatoria reducida de 19 futbolistas se medirá a un equipo claramente en alza y que no conoce la derrota desde el pasado 30 de octubre. Pero, también, tendrá que hacer frente a la hierba del Príncipe Felipe, que "no va a estar al 100%, pero sí en unas condiciones mínimas", como cuenta Carlos Ordóñez, presidente del Cacereño, a Relevo.

Como cada año las bajas temperaturas y las lluvias no son enemigos fáciles para los terrenos de juego naturales del fútbol modesto de nuestro país. Espiñedo, la casa del Arenteiro, recibe al Atlético de Madrid este mismo 22 de diciembre prácticamente con más barro que verde. Y el agua también ha afectado al Príncipe Felipe, feudo del Cacereño, hasta el punto de que se tuvo que aplazar el derbi regional que el conjunto verde debía haber disputado el pasado sábado ante el Coria. Un partido que se jugará, si la meteorología lo permite, el 11 de enero.

La decisión se tomó el propio sábado por la mañana (el encuentro estaba fijado para las 19:00 horas). Carlos Ordóñez detalla lo sucedido: "Como había llovido tantísimo, mandamos fotos y vídeos del estado del campo a la RFEF. Le dijimos que sería conveniente para no desplazar a toda la afición, al otro equipo… que lo vieran por la mañana para decidir si se jugaba o no. Si es que no, por lo menos, saberlo cuanto antes todas las partes. Estuvo el trío arbitral, con el que yo estuve, y se calzaron las botas, estuvieron corriendo y decidieron aplazarlo. Los días anteriores había llovido muchísimo y estaba lleno de charcos y con mucha humedad, sobre todo, la zona más cercana a tribuna. Ibas andando y te hundías, así que imagina corriendo".

Se trata de un terreno de juego que tiene más de tres décadas de antigüedad. Habitualmente presenta un estado un tanto irregular, pero las lluvias han hecho que estuviera muy húmedo y blando. En definitiva, casi impracticable. Pero esta situación ha mejorado sobremanera en los últimos días gracias a los trabajos de recuperación llevados a cabo por hasta doce trabajadores.

"Estuvimos todo el fin de semana trabajando en el campo. Se estuvo haciendo un pinchado para que drene lo máximo posible. Es difícil en un campo con tantos años que drene sobre la marcha como en un campo nuevo. Este necesita un margen de dos o tres días para que oree. Después de la cantidad de lluvia que ha caído estos días, era imposible que se jugara [el partido contra el Coria]. Se han estado realizando trabajos manuales a base de pincharlo y se habrán hecho aproximadamente entre 8.000 y 10.000 agujeros en el campo", asegura Carlos Ordóñez, presidente de la entidad cacereña.

Contactado por Relevo a 24 horas de la celebración del duelo de la segunda eliminatoria de Copa del Rey frente al Girona, el máximo accionista del club comentaba lo siguiente sobre el estado de la hierba: "El martes llovió bastante, pero hasta el mediodía. Después, ya no llovió prácticamente nada. Este miércoles ha llovido algo esta mañana, pero más bien poco. El campo ha mejorado bastante. La zona que más humedad tenía se ha recuperado bastante. Por lo tanto, el partido se puede jugar sin problema, pero sí en algunas zonas está bastante húmedo y blando". Pese al aplazamiento del pasado fin de semana, "la RFEF no se ha puesto en contacto con nosotros en ningún momento", reconoce Ordóñez.

Por el cambio de formato introducido a partir de la temporada 2019/20, los equipos de divisiones inferiores cuentan con una ventaja: casi siempre juegan en condición de local. Contra un rival de superior categoría, eso sí. Por este motivo, los cuatro últimos encuentros del Cacereño en el torneo del KO se han disputado en el Príncipe Felipe. Y ningún adversario puede afirmar que fuera un partido plácido en Cáceres. Es más, Alcorcón (2019) y Córdoba (noviembre de 2022) cayeron eliminados.

Mejor suerte corrieron Eibar (2020) y Ponferradina (2021), aunque se impusieron por la mínima. En el caso del triunfo armero, se produjo de la manera más cruel para el conjunto verde: un autogol en el minuto 94 del defensa Alberto Delgado (ahora en la Gimnástica Torrelavega) permitió a los de Mendilibar avanzar de ronda. Este jueves, el Cacereño sabe que, en caso de derrotar al Girona, se plantará en los dieciseisavos, lo que supondría igualar su mejor participación de siempre en Copa, que data de la temporada 2012/13. Entonces, los extremeños cedieron en dieciseisavos contra el mejor Málaga de la historia por un global de 4-4 (solo los goles como visitante le dejaron fuera). En el banquillo de aquel Cacereño, Julio Cobos, mismo inquilino que en la actualidad. Si el técnico de Valdehornillos ya lo logró una vez, ¿por qué no una segunda?