GIRONA

Reinier no levanta cabeza

El cedido por el Real Madrid en el Girona vuelve a lesionarse. Desde 2020, no ha encontrado continuidad.

Reinier, con el Girona./INSTAGRAM
Reinier, con el Girona. INSTAGRAM
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Cuando el Real Madrid firmó a Reinier Jesús, lo hizo con la esperanza de que despuntara, tal y como habían hecho Vinicius y Rodrygo. Sin embargo, tres años después, su proyección es una incógnita. Aún reserva la calidad y la juventud suficiente para confiar en que se convertirá en un futbolista de primer nivel. Pero las lesiones y su mala experiencia en Alemania hacen que el jugador no levante cabeza. Este martes, el Girona ha informado de una nueva molestia física. En este caso, en el bíceps femoral. Estará unas seis semanas de baja.

No es el primer contratiempo del brasileño en lo que va de temporada. Estuvo un mes en el dique seco en octubre debido a una dolencia en la misma zona. Un revés que cortó un progreso que, por primera vez desde que salió de Brasil, se presentaba esperanzador. Reinier se había ganado la confianza de Míchel y tenía su hueco en el once prácticamente garantizado. Venía de marcar al Valladolid y, sobre todo, de dejar grandes sensaciones.

Reinier está jugando en Girona por delante de la medular en la especie de 5-4-1 que plantea Míchel. El cedido por el Real Madrid parte de enganche, algo escorado en banda, pero con libertad de movimiento. Comenzó de suplente en la segunda y tercera jornada (en la primera, aún estaba en la capital). Para las tres siguientes se ganó el hueco en el once titular, hasta sus problemas musculares.

A su regreso, unos minutos ante Osasuna y contra el propio Real Madrid. Cuando trataba de arrancar de nuevo, unas molestias en el tobillo le dejaron fuera ante Athletic, Elche y Quintanar del Rey. El parón por el Mundial de Catar era el momento idóneo para que entrenara con normalidad y demostrara su valía desde la continuidad. Algo que pudo demostrar hasta una caída fatal. Con las seis semanas de baja que ha anunciado el Girona, no solo se perderá el regreso a la competición, sino también unas rondas coperas ideales para ganar ritmo de competición.

Estancamiento

En enero de 2020, el Madrid pagó la cláusula de 30 millones de euros al Flamengo para hacerse con el jugador. Además, ya con 18 años, podía incorporarse de inmediato a la disciplina blanca. El club quería que se forjase en el Castilla para, posteriormente, dar el salto a otro club en calidad de cedido.

Pero solo pudo disputar tres partidos por la pandemia. En verano, la entidad debía tomar una decisión: aún no tenía hueco en el primer equipo y una temporada completa con el filial frenaría su progresión. El Dortmund mostró interés en hacerse con sus servicios y los clubes pactaron una cesión por dos temporadas.

Reinier, en su presentación como jugador del Real Madrid. AFP
Reinier, en su presentación como jugador del Real Madrid. AFP

El contexto era ideal: llegaría a un club alemán experto en forjar a los jóvenes. La Bundesliga ya había dado grandes noticias al Madrid, por ejemplo, con el caso de Dani Carvajal en el Bayer Leverkusen. Pero Reinier no encontró su sitio y se pasó dos campañas casi en blanco.

Jugó cuatro partidos de titular en dos temporadas y los minutos en los que se forjó fueron, habitualmente, escasos y con los encuentros ya decididos. Apenas tiene 20 años, si bien su cartel a nivel internacional había caído con respecto a ese prometedor chaval que llegó desde el Flamengo.

Otro verano difícil

Aun así, el Madrid confía en su crecimiento y se empeñó en cederlo, sin dejar opción de compra al Girona. Algo que también supuso un suplicio para él. El brasileño pidió no ir a la pretemporada para cerrar su salida y ponerse a punto en su nuevo club. El Benfica mostró interés, pero puso una línea roja: quería garantizarse la posibilidad de adquirirlo en propiedad en caso de que despuntase.

Pese a que la postura de ambos clubes era muy cercana, el Madrid no quería dejar esa posibilidad abierta, al considerar a Reinier aún una potencial estrella en el futuro. Finalmente, la cesión al Girona se cerró el 19 de agosto, incorporándose tarde a la disciplina catalana y, por tanto, necesitar de un período de adaptación.

Cuando ya lo logró, lesión. Cuando volvió, lesión. Cuando tuvo tranquilidad durante el Mundial, lesión. Un calvario que dura ya tres años y que amenaza el rol de gran jugador europeo que se vislumbraba en Reinier cuando aterrizó en Barajas aquel enero de 2020. El atacante no levanta cabeza, aunque no baja los brazos. Aún tiene mucho que decir, pese a que, una vez más, deba navegar contracorriente.