La gesta del Girona en París se le escurre a Gazzaniga entre las piernas de la forma más cruel

Sonaba el himno de la Champions en el Parque de los Príncipes. Nunca nadie en Girona lo va a olvidar. Las primeras veces siempre son especiales. Aunque el marcador no acompañó. Un heroico Girona aguantó el vendaval del París, especialmente en el segundo acto. Gazzaniga se hizo grande, muy grande. Sus intervenciones fueron providenciales. Aguantó hasta el minuto 90. Un centro de Nuno Mendes se coló por debajo de las piernas del cancerbero. Un final desalmado para una noche histórica que a punto estuvo de acabar con premio.

No hubo público en el fondo donde se ubican los ultras parisinos. La UEFA les sancionó por el uso de pirotecnia en las semifinales del curso pasado ante el Dortmund. Míchel apostó por Stuani. Era una promesa que el madrileño cumplió. El charrúa lucía el brazalete de capitán en el debut en Champions. En el medio sorprendió la presencia de Van de Beek. Declaración de intenciones. Líneas altas para incomodar la salida de balón de los de Luis Enrique. Y por momentos lo logró. Con el paso de los minutos le fue cogiendo el pulso al partido el París con el ecuatoriano Willian Pacho en lugar de Beraldo en el eje de la zaga. Los franceses monopolizaban el balón y ahogaban a los gerundenses.

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El París vivía en campo contrario. Amenazaban los locales con Zaïre-Emery primero y Marco Asensio después. El Girona no estaba cómodo, pero se estiraba cuando conseguía tener el balón, aunque sin inquietar a Safonov. Hubo minutos de zozobra sin que pasaran muchas cosas sobre el terreno de juego. Y en ese escenario no estaba incómodo el Girona. Sin amenazar pero sin sufrir las oleadas parisinas. E incluso con posesiones largas en algunos momentos y compitiendo de tú a tú al cuadro galo. Aplaudía Míchel.

A cinco minutos para el descanso se lesionó Marco Asensio en el isquiotibial de su pierna derecha. El balear se marchó contrariado y con gestos de dolor directo al banquillo. Entraba Kolo Muani y Luis Enrique apostaba por un '9' referencia. El Girona consiguió que no pasara nada más en los últimos compases del primer tiempo. Muy pocas fisuras en el cuadro visitante. No pesó la presión ni el nerviosismo del debut histórico en Champions.

Salieron juguetones y menos conservadores los dos equipos tras el descanso. El partido se abrió. A tumba abierta. Se perdieron el respeto y buscaron con insistencia la portería rival. Dembélé, desaparecido en el primer tiempo, tuvo en sus botas el primero del partido. Se marchaba solo ante Gazzaniga, pero aparecía providencialmente por detrás Krejčí para evitar el gol. Poco después, un zurriagazo del propio Dembelé se colaba por la escuadra izquierda, pero apareció la mano salvadora del meta de Murphy.

No le servía el empate al PSG. Luis Enrique movía ficha y su equipo se estiraba cada vez más. Reaccionaba también Míchel. Se marchaba el eterno capitán, fundiéndose en un abrazo con su entrenador. Y las acciones de peligro seguían sucediéndose. El campo parecía inclinarse hacia Gazzaniga. Un cabezazo de Muani a punto estuvo de abrir la lata. El balón salió lamiendo la madera. Achuchaba más que en ningún otro momento el campeón francés, pero resistía como gato panza arriba el Girona. Otra vez el delantero nacido en Bondy estaba a escasos metros de batir la portería catalana.

El Girona se ahogaba sin el balón y defendiendo en su propio campo. Achraf volvía a poner a prueba a un osado Gazzaniga que sacó con el pie de apoyo un disparo a bocajarro del internacional marroquí. Se le dobló el tobillo en esa acción. Se paró el partido. Oxígeno para los de Míchel. Los cuatro minutos de añadido resultaron fatales. Un centro aparentemente inofensivo de Nuno Mendes se coló entre las piernas del portero argentino. Un desenlace muy cruel para un Girona que se quedó a pocos segundo de hacer historia en su primera vez en la Champions.