Para el Madrid siempre es el mismo día en la Champions: derrota ante el Chelsea y segundas de grupo

Da igual las veces que el Real Madrid parezca que va a ganar a un gran rival europeo en Champions -en este caso, el Chelsea- que siempre acaba pasando algo. Incluso en tardes como las de hoy, en las que el conjunto blanco protagonizó algunos de sus mejores minutos de siempre en la competición europea.

Parecía que hoy sí, pero acabó siendo no. Las dirigidas por Alberto Toril se quedaron a un paso de quitarse una losa de encima y de sacudirse los complejos. Y, de paso, acabar su grupo en primera posición, que hubiese supuesto un triunfo simbólico (ya habían conseguido la clasificación para los cuartos de final de la Champions la semana pasada). Pero no fue ni una cosa ni la otra.

Y eso que las de Toril empezaron de maravilla. Intensas, con mucho fútbol, con chispa y amenazando la portería defendida por Hannah Hampton. Caroline Weir rompió el empate a cero con ayuda de la portera del Chelsea. La escocesa culminó con un disparo desde el vértice del área una gran jugada colectiva, a Hampton se le escapó el balón y la pelota acabó dentro de su portería.

El Real Madrid pudo hacer más goles y el Chelsea empatar de no haber sido por dos buenas intervenciones de Misa. Sin embargo, las de Alberto Toril fueron perdiendo fuelle y acabaron la primera mitad raras. Tras el descanso, el Real Madrid se desmoronó.

Sonia Bompastor movió la pizarra: quitó a Mayra y entró Macario. El cambio, de primeras, sorprendía. Mayra es un toro. Da igual en qué circunstancias reciba el balón de espaldas, que se acabará dando la vuelta o provocando una falta. Pero Bompastor decidió darle descanso. En qué momento, estarán pensando las jugadoras del Real Madrid y Alberto Toril. La estadounidense, nacida en Brasil, revolucionó el partido en cuatro minutos.

El recital de la futbolista del Chelsea comenzó con un gol anulado por fuera de juego. Pocos minutos después, provocó un penalti -Olga Carmona la tocó dentro del área-, que acabó transformando en gol. Ocurrió en el minuto 51. En el 56', ya había marcado el segundo. También de penalti, previo a una mano de Olga Carmona -que no tuvo su mejor noche- dentro del área.

Para cambiar algo, o intentarlo, Alberto Toril dio entrada a Feller y Alba Redondo. Pero para retirar a Linda Caicedo y Bruun. Una decisión que vino acompañada por los pitos del público, que quería más. Que se calmaron con la salida de Athenea del Castillo, una de las jugadoras más queridas por la afición blanca, que reclamó -en más de una ocasión- la salida de Teresa Abelleira (no jugó ni un minuto).

El Real Madrid apretó, disfrutó de varias ocasiones -muy claras- de gol, pero se quedó igual que estaba. Las tuvieron Angeldahl, Feller y alguna falta lejana, con peligro, de Caroline Weir. Mientras, el Chelsea se dedicó a aguantar el resultado. Parecía que las inglesas habían recurrido al comodín de la llamada a Macario para ganar el partido y se hubiesen olvidado del resto del partido. Y el Di Stefano volvió a vivir el mismo quiero y no puedo de casi cada noche -de gala- europea. Porque para el Real Madrid parece que todos los días son el mismo en la Champions.