LO QUE AGUANTAN LOS ÁRBITROS

Le acusan de racismo por decir "p*** mena" a un rival y se justifica con machismo y homofobia: "Le llamé p*** nena"

La jornada dejó varios incidentes en Primera, un expulsado por dejar las gafas al cuarto árbitro y decenas de incidentes.

Un árbitro ve una jugada en el VAR./EFE
Un árbitro ve una jugada en el VAR. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Se acercan las Navidades y el fútbol gana en tensión. Los motivos son varios. Por un lado, están aquellos que quieren tirar de pillería para saltarse el último partido de lo que queda de año y gozar de unos días más de vacaciones. Por otro, están los extremadamente nerviosos que quieren sumar puntos antes de que haya semanas de reflexión y se abra un mercado de fichajes que les puede resultar fatal. La tensión es entendible, pero siempre sin superar algunos límites, que esta semana han vuelto a sobrepasarse en varios campos alrededor del país.

En Primera División la cosa estaba bastante tranquila en fechas recientes, pero en esta Jornada 17 se han puesto de acuerdo para romper la tónica habitual. Vinicius, un habitual, se excedió considerablemente en su protesta a Martínez Munuera, señalándole, gritando y siendo demasiado expresivo. Arda Guler le tuvo que sacar de la escena para evitar un mal mayor y el colegiado fue comprensivo y solo me mostró amarilla. Desde luego, se la jugó. Una cartulina, por cierto, que acarrea suspensión, aunque la actitud del brasileño no invita a pensar que la pudiera forzar.

El Mallorca-Girona, aun sin acta arbitral de por medio, tuvo jugo. Muriqi fue expulsado por una durísima entrada involuntaria sobre Bryan Gil, que el colegiado tuvo que ver en el monitor mientras el kosovar hacía gestos de no dar crédito. Después, Arrasate se enzarzó con el afectado, al que acusó de exagerar y mostrar cómo había quedado su pierna para forzar la expulsión de su adversario.

Peor fue lo que ocurrió en el Valladolid-Valencia, duelo inaugural de la semana. Un partido que responde a lo comentado anteriormente: una absoluta final en diciembre, un duelo de la parte baja. Y lo ganó el conjunto pucelano, aunque no lo parezca por su comportamiento posterior. Latasa fue expulsado por un codazo y se saltó la orden de marcharse al vestuario. Antes de todo aquello, a los 34 minutos, Ortiz Arias avisó de que los recogepelotas no estaban cumpliendo sus funciones. Tras reincidir, en el 65' obligó que se retirasen.

Ortiz Arias llegó a Pucela con el recuerdo de ser aquel árbitro que pitó justo antes de un gol, algo que pudo influir significativamente en la lucha por el descenso. Quizás por ello ocurrió lo que ocurrió. Elías Mendes, scouting analista, se dirigió al equipo arbitral "de manera violenta e intimidatoria" sin llegar al contacto físico e increpando y recriminando su labor. Después llegó el turno de Domingo Catoira, director deportivo del Valladolid, que se acercó a la puerta del vestuario del colegiado "pidiendo explicaciones de manera intimidatoria". Matiza el árbitro en su acta que ningún miembro de seguridad se encontraba en el lugar de los hechos.

Un hecho similar ocurrió al descanso del Villarreal-Betis. Manu Fajardo, director deportivo de los visitantes, increpó a Cuadra Fernández y sus compañeros diciendo "no tenéis el mismo criterio con nosotros, siempre es lo mismo". Insistió y repitió la misma frase varias veces hasta que miembros del club le retiraron del lugar de los hechos.

Expulsado por ofrecer las gafas al cuarto árbitro

Al menos el excesivo nervio en Primera División se compensa con una Segunda sin aparente incidente. El voltaje vuelve en Primera Federación, donde el 40% de partidos de la jornada tuvieron episodios desafortunados. La victoria de la Ponferradina ante el Lugo dejó una anécdota que no por ser graciosa es menos desafortunada. El médico de los locales, Roberto Díaz, fue expulsado por levantarse del banquillo gesticulando y protestando, algo normal, pero añadiendo el siguiente matiz: "Quitarse las gafas y ofrecérselas al cuarto árbitro en gesto de desconsideración". Minutos después, Luis Vilacha, segundo entrenador de la Ponferradina, se marchó por protestar de forma excesiva. Como Iñigo Calvo, preparador de porteros de Osasuna B, fuera por el mismo motivo o Odei Calzón, en similares circunstancias.

En el Nàstic-Zamora se dio uno de los casos en los que el árbitro tiene difícil cómo obrar. Rivera Olmedo se encontró con que uno de los focos de luz, en el minuto 74, se apagó. Ambos equipos acordaron seguir porque no influía demasiado en la disputa del partido. Así acabaron con una gran gestión del colegiado: diálogo y si todos piensan lo mismo, más sencillo eso que evitar un mal mayor.

Antes de afrontar uno de los hechos más graves de la jornada, si no el que más, toca dar un garbeo por un tenso Grupo II de Primera RFEF. Juan Toro, un suplente del Sevilla Atlético, vio la roja por salir del área técnica gritando y gesticulando. Se puede ver una roja así, enfadarse, asumirla y seguir. Cosa que no pasó en el empate entre Antequera y Ceuta. El segundo entrenador de los ceutís, Antonio José Poveda, fue expulsado por gritar a viva voz "eso es roja, joder". El problema es que no lo aceptó y en su retirada a vestuarios pegó una patada a la puerta, haciéndole un agujero. Lo normal.

En el Ibiza-Algeciras no hubo agujero, pero porque no hubo ni vestuario. Fran Justo vio dos amarillas y decidió quedarse el tiempo de descuento detrás de una valla publicitaria, pese a pedirle Romero Freixas que se marchara. Se podría haber marchado a dar una buena ducha en pleno invierno, algo que no pudieron hacer ni Intercity ni Villarreal B por la ausencia de agua caliente en las instalaciones de los alicantinos. Hasta esto se recoge en un acta arbitral, además con justificación "el Ayuntamiento no ha resuelto una avería a tiempo".

Le acusan de decir “puto mena” y le parece que “puta nena” no está tan mal

Toca ponerse serio para exponer un complicado escenario que se dio en el Amorebieta-Barakaldo y de muy difícil gestión por parte de Morilla Turrión. En el minuto 86 de partido, Maroan Sannadi, delantero visitante, comunica al colegiado que su rival Mauro Bravo le ha proferido un insulto racista. En este caso, "puto mena". El árbitro no lo escuchó y aplicó el protocolo habitual. El partido se reanudó sin más incidencias, lo que no acredita ni que los hechos hayan sucedido ni tampoco que no.

Tras un minuto de pausa, todo continuó con total normalidad y no hubo que lamentar ningún incidente más. Una vez acabó el partido, Mauro Bravo fue a arreglar a su manera el asunto. Según se recoge en el acta, se acercó al árbitro para informarle que no le había dicho "puto mena", sino "puta nena". Un descalificativo que evidencia que seguimos teniendo un problema con la homofobia, el machismo y la masculinidad frágil y que, desde luego, no es justificación en ninguno de los casos. Racismo o machismo, el comportamiento del futbolista dejó que desear.

La lesión y el árbitro que se improvisó en media hora

Y tras la agitación de las tres principales categorías, llega Segunda Federación, siempre un foco de conflicto. Una categoría en la que hay con frecuencia expulsiones como la de Jehu Chiapas, entrenador del Salamanca, por gesticular lo que no debía, como también le pasó a Javier Fernández, del Real Avilés. Y en la que es habitual que un equipo, por problemas con los colores, tenga que jugar con otro pantalón. Le ocurrió al Llanera ante el Marino de Luanco, con el problema de que la equipación improvisada (pantalones) no tenía dorsal, incumpliendo el reglamento de la Federación.

Otra curiosidad en el Pontevedra-Gimnástica de Torrelavega, ojalá siempre fuera eso. El Pontevedra cambió de capitán a cinco minutos de que empezara el partido y la Gimnástica le dio a cuatro de sus jugadores del 'B' dorsales del primer equipo porque no tenían de sus números correspondientes. ¡Como para detectar una alineación indebida!

El Alavés B-Alfaro tuvo uno de los casos más extraños en mucho tiempo. La segunda mitad se retrasó 45 minutos por la lesión de Álvarez Ordoñez, árbitro principal. Los médicos del conjunto babazorro acreditaron que no podría correr y Peralada Mateos afrontó la responsabilidad. Antes, claro, se pidió por megafonía un árbitro en la grada, pero la respuesta fue negativa. Entonces, se llamó al Comité Técnico de Árbitros del País Vasco buscando a un colegiado exprés. La respuesta fue que tardaría media hora en llegar y ambos clubes aceptaron. Tras la espera y un período de calentamiento, se reanudó el duelo.

No siempre lo relatado va contra los colegiados. En el Ejea-Anguiano, Raúl Sola fue expulsado por proferir un puñetazo en el pecho de un rival tras la finalización del partido. Resolver los conflictos entre los jugadores y evitar que vaya a más también es una responsabilidad directa de los jueces. En este caso, le cayó a Serradelarca Serra. Otras, el descalificativo sí es directo. Masip Vidal echó a Antonio Miguel Salinas, del Calahorra, por un "vaya cara tenéis".

Un marcador rebelde y el árbitro que se niega a pitar por amenazas

Tras semanas plagadas de líos, en el Grupo III de Segunda RFEF ha retomado la cordura. En el Atlético Baleares-Mallorca B no se respetó el reglamento, aunque casi hasta se puede decir que por una buena causa. ¿Alguna vez has ido a un estadio y te ha invadido la rabia porque no podías ver cuánto tiempo había pasado de descuento porque el marcador se queda congelado en el 45' o en el 90'? Es lo que marca la norma, pero en el estadio balear decidieron saltárselo.

El Sant Andreu no podía faltar a su cita como uno de los clubes más cancheros de todo el panorama nacional. Sergi Sero, el preparador físico, se libró de la roja por los pelos. Entró al campo para celebrar un gol y, según el colegiado, lo hizo "generando un posible problema de seguridad". No pasó nada, así que el tema se quedó en amarilla.

Más revuelo hubo en el G. IV. Muchas veces no es solo insultar, sino incentivar. José Pérez Veiga, entrenador de la Minera, fue expulsado "por levantar los brazos en alto alentando a su afición a que continuara insultando" en un momento en el que no dedicaron precisamente palabras cariñosas al colegiado. También por aplaudir de forma sarcástica una decisión. Juan Pedro Ramos, segundo entrenador del Xerez, no fue tan rotundo, pero se llevó el mismo castigo. Su pena: realizar aspavientos de forma reiterada. Otro que se apuntó a la colección. Jon Erice, entrenador del Recreativo Granada, el dijo al asistente: "¡Línea, es fuera de juego, joder!".

Cierra la jornada el Grupo V, el grupo que ya casi podemos conocer como el de Javi Poves. Como podría tener sección propia, por aquí dejamos su actuación de este fin de semana, una de sus más movidas. En el fútbol más 'normal', Dennis Xavier Morales, del Unión Sur Yaiza, vio la roja por excederse una y otra vez en sus protestas. El Talavera protagonizó uno de los pocos casos de lanzamiento de objetos de la jornada. Desde un fondo se lanzaron varios rollos de papel a la portería visitante y uno de ellos quedó dentro de la meta. Se advirtió por megafonía y no volvió a ocurrir.

Por último, una desgraciada noticia que llega desde el fútbol argentino. Ignacio Lupani, árbitro, decidió no arbitrar el partido entre Quilmes y Los Andes de Primera División B por recibir amenazas con fotos de su familia horas antes del arranque.

Así se dio la jornada arbitral en las cuatro principales categorías del fútbol español. Desde Relevo, no hemos detectado más episodios de especial gravedad en Tercera Federación o fútbol base, lo que no quiere decir que no existan. En caso de que conozcas alguno, háznoslo saber a través de nuestras redes sociales.