50 años después del misterio de Joaquim Agostinho, es el momento de João Almeida
La salida de La Vuelta desde Lisboa sirve para conmemorar uno de los finales más polémicos de la historia de la carrera y puede acabar encumbrando a un nuevo ídolo.
Durante nuestra entrevista en Sierra Nevada en vísperas del Tour de Francia, Rui Costa reflexiona sobre su inicio de temporada. "He corrido poquísimo", lamenta. "Sólo tres días en Mallorca, y apenas dos completos en Algarve. Allí me caí; me rompí la clavícula y el omoplato, y la verdad es que era la primera vez que me veía en esta situación". Piensa. "La parte mala es que debes estar parado, sin montar en bici. La parte buena, que pude disfrutar de mi familia y que gracias a eso sólo hago la Vuelta a Suiza antes del Tour, los Juegos y La Vuelta, que es una oportunidad muy bonita porque, con 37 años, será la primera y la última vez que pueda disfrutar de la salida de una 'grande' desde casa".
Donde España, Francia e Italia tienen una 'grande' de tres semanas, Portugal goza de la 'Grandíssima'. Cada mes de agosto, a veces pisando julio por circunstancias de calendario, la Volta a Portugal revoluciona el país vecino con una decena de etapas cuyo recorrido clásico incluye finales de etapa en Torre, uno de los techos de la Península Ibérica, y en el Alto de la Senhora de Graça, un santuario que suele recibir al pelotón la tarde previa o posterior a su romería con unas cunetas atestadas de aficionados que colocan sus latas y botellas de cerveza vacías alineadas al filo de la carretera, en un ambiente de fiesta surrealista para el extranjero.
De surrealista fue tachada, también, la competición en la Volta a Portugal. La lacra del dopaje perduró en el pelotón luso unos años más de lo que campeó en el resto de Europa. Ciclismo más allá del ciclismo, con las exhibiciones al orden del día y equipos capaces de, en un año de gracia, copar los primeros puestos de la general con ciclistas que hasta el verano habían estado desaparecidos en combate. Las autoridades antidopaje portuguesas han golpeado y desmantelado varias redes y equipos, defenestrando corredores y técnicos hasta llegar a un estatus actual en que la carrera ha recuperado la lógica y los foráneos vuelven a animarse a marcársela como objetivo cuando hace unos pocos años ni se planteaban participar por miedo a ser humillados por hércules increíbles.
ℹ️ Este año @lavuelta parte de @cmlisboa y celebrará tres etapas en #Portugal 🇵🇹 .
— Juanfran de la Cruz (@juanfdelacruz) May 12, 2024
📆 Hoy, hace 50 años, Joaquim Agostinho se quedó a 11" de ganar una general donde se impuso el Tarangu.
🔜 @ccvolata.
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La relación de Portugal con el ciclismo es así: frenética y pasional, romántica y trágica. El mejor ejemplo es Joaquim Agostinho, su ciclista más célebre, que demostró su talento para pedalear ejerciendo como correo del ejército y en sus primeros años fue un leal lugarteniente de Luis Ocaña. Fue en este papel que disputó la Vuelta a España de 1974, coincidente en el tiempo con la Revolución de los Claveles que acabó con la dictadura en el país vecino. Se quedó a sólo 11" del triunfo en la contrarreloj final con meta en el velódromo donostiarra de Anoeta. Todo el mundo allí creyó que José Manuel Fuente había perdido la victoria frente al portugués hasta que, sorpresa, las clasificaciones oficiales cambiaron el resultado. "Joaquim siempre dijo que le habían robado esa carrera", escribió en su día Chema Bermejo (QEPD) en AS. "Este periodista estuvo allí ese día. Y es verdad. Tenía razón".
Agostinho falleció 10 años más tarde, en una caída fatídica de la cual creía en un primer momento haber salido libre de peligro de muerte, sin esa Vuelta en el palmarés. El misterio de si le pertenecía nunca se resolvió ni se resolverá. Lo que sí puede suceder es que alguien lo vengue: que, tras el histórico oro de Iuri Leitao y Rui Oliveira en la Madison de París 2024, un ciclista le brinde a Portugal, por fin, su primer triunfo en una prueba de tres semanas.
Desde este sábado participan en La Vuelta el mentado Rui Costa (EF Education-EasyPost), el veterano Nelson Oliveira (Movistar Team) y el estelar João Almeida (UAE Team Emirates). Este último llega a la salida de la gran ronda española después de ser 4º en el Tour de Francia y 3º en el Giro d'Italia del año pasado, amén de 4º y 9º en las Vueltas de 2022 y 2023. Su progresión esta temporada ha sido sobresaliente. Es el mejor contrarrelojista entre los favoritos, con permiso de Primoz Roglic, y un escalador sólido en esfuerzos largos.
En la rueda de prensa de la víspera del inicio, Almeida alega que su preparación "no ha sido la ideal" por haber pasado el mes de julio al servicio de Pogačar, pero reconoce que le motiva empezar desde su país y pasar por su pueblo (Caldas da Rainha) en la segunda etapa. No cesa de repetir la palabra 'maximize' ("maximizar"), como si fuera un conjuro. A su lado está Adam Yates, otro legítimo aspirante a todo; a su espalda, un equipo de campanillas. Pese a Roglic, Kuss y Carapaz; pese a Landa, Rodríguez y Mas; pese a cualquier paño caliente… Es su momento.