Mikel Landa, un dinosaurio en La Vuelta: "Si estoy como en el Tour, ganar es posible"
El escalador alavés afronta su octava participación en la gran ronda española "con los deberes hechos" del Tour y como líder de un Soudal transformado en T-Rex Quick-Step.
Lisboa. - Contemplar un matrimonio bien avenido es un placer: las sonrisas, la complicidad, los cumplidos mutuos. La empresa de adhesivos plásticos belga Soudal lleva un decenio patrocinando ciclismo, y se dice encantada, impresionada por la repercusión de su implicación en este deporte-anuncio. En esta Vuelta ha optado por dar una vuelta de tuerca a su asociación con el mítico Quick-Step de Patrick Lefevere, cambiando la denominación y el diseño del maillot de su equipo para publicitar su cola extra-fuerte, T-Rex. Gracias a eso, Mikel Landa (1989, Murgia) podrá competir en la gran ronda española con un dinosaurio en el pecho. "Pero lo único en que me parezco al T-Rex es en que soy viejo", guiña con su sorna habitual.
Más que un matrimonio bien avenido, lo de Landa con T-Rex Quick-Step está siendo un flechazo prolongado: una unión improbable que se forjó en pocos días y lleva meses propiciando vino y rosas. En el conjunto belga, de hecho, piensan que el vasco fue esencial para el podio de Remco Evenepoel en el Tour de Francia. "No solo por su excelente rendimiento", explica el director deportivo Iljo Keisse, "sino por todo lo que nos aportó fuera de la carretera. Les regaló su experiencia y su tranquilidad a los jóvenes del equipo. Es un gran corredor con un gran palmarés que, sin embargo, mantiene los pies en el suelo. Gracias a su contribución pudimos ser 3º y 5º en la general final, y eso es algo muy grande para este equipo". En sus más de dos décadas de historia, la escuadra belga nunca había subido a un ciclista al podio de la Grande Boucle.
"Fue un buen Tour de Francia", es el sencillo balance de Landa. "No me sorprendió mi rendimiento, y no obstante lo disfruté mucho. Siento que vengo a La Vuelta con los deberes hechos". Lo cual no es óbice para que lo haga también con ambición. "Llego con ganas. No sé si muy bien cómo estoy físicamente, porque después del Tour uno desconecta bastante y cuesta recuperar la tensión. Con el paso de los días iré encontrándome mejor y espero hacer una gran Vuelta". ¿Ganarla? "Son palabras mayores. Mi miedo es no saber cómo responderé con una grande ya en las piernas. Si estoy como en el Tour, podría ser posible". Porque el Landismo también es no cerrarse puertas.
"Me gustaría estar cerca del podio y peleando alguna victoria de etapa", son los objetivos que enuncia Landa. "El día que más me gusta es Picón Blanco, porque es muy cerca de mi casa, pero Lagos de Covadonga también es especial". Y ese penúltimo parcial con meta en Picón Blanco, justo en vísperas de la crono conclusiva de Madrid, es también el que señala Keisse como posible momento decisivo de La Vuelta. "Si tengo que quedarme con una etapa, sería esa porque supone escalar un puerto durísimo justo cuando todo el mundo está más cansado", asevera el técnico belga. "Pero es que pueden pasar cosas casi cada día".
"Mikel Landa rinde a su mejor nivel cuando puede mantenerse a la sombra de los demás", continúa Keisse. "Aunque sea nuestro líder en esta Vuelta, no parte con esa vitola de favorito que sí pueden llevar Sepp Kuss o Primoz Roglic. Esperamos que eso juegue en nuestro favor". El alavés no se abruma. "Noto esa presión y esas ganas que tiene la gente de que me vaya bien y esté en la misma forma física que en el Tour", comenta. "Quizás Roglic, por las tres Vueltas que ya ha ganado, sea el máximo favorito… pero los demás estamos muy parejos". Y ahí radica la belleza de esta edición de la gran ronda española que Mikel Landa disputará con un llamativo maillot propio de Parque Jurásico.