FC BARCELONA 90 - JOVENTUT 91

Laporta halla un respiro en un entristecido Palau que 'perdona' el caso Thomas Heurtel: "No lo queríamos, el error fue negociar"

Tímidos silbidos, normalidad en los Dracs y los aficionados, que no aprueban la gestión, pero entienden que no era el fichaje a hacer.

Peñarroya, en un momento del partido ante el Joventut de Badalona. /EFE
Peñarroya, en un momento del partido ante el Joventut de Badalona. EFE
Alberto Martínez

Alberto Martínez

A Joan Laporta se le acumularon los problemas en la primera semana de 2025. Del Camp Nou y el caso de las inscripciones denegadas de Dani Olmo y Pau Víctor, y todo lo que ello puede conllevar económica, deportiva y reputacionalmente, se pasó al esperpéntico fichaje frustrado del base Thomas Heurtel, que explotó en la noche del viernes, cuando el jugador, que viajó con la familia desde China, y su representante acusaron a la entidad azulgrana de "reírse de ellos" por tirarse para atrás. A las pocas horas, el Barcelona jugó y ganó en París en la Euroliga, pero este domingo ha regresado al Palau Blaugrana ante su gente, un reencuentro esperado entre el directivo responsable del área, Josep Cubells, y los aficionados fieles a esta sección.

Acudieron 6.518 espectadores, entre ellos el grupo de animación Dracs, en la diana de la no contratación de un jugador que había pasado a ser enemigo número uno por su escapada al Real Madrid en 2022. De hecho, lo dejaron -por orden del técnico Sarunas Jasikevicius- en Estambul tras un partido, cuando trascendió que negociaba su marcha. Y en el Palau, en el encuentro ante la Penya de este domingo de cabalgatas y caramelos, había cantos de pitada, de recibimiento hostil, pero lo cierto es que si hubo pitos, fueron tímidos. Cubells aprovechó la presentación de los jugadores para acceder al palco -sentado cerca del extécnico Svetislav Pesic- y luego lo que ocurrió en la cancha lo monopolizó todo, con un Barça sufriendo, un Joventut siempre por delante, una Copa del Rey más que amenazada y un Palau triste por la derrota en la prórroga cuando tenía el partido en su mano, no por los estertores del caso Huertel.

Antes, algunos aficionados y socios del Barcelona dieron su punto de vista en Relevo. La sensación general es que pocos querían realmente al jugador, no le habían perdonado su fuga al Real Madrid, pero que la gestión de su fichaje frustrado fue demencial, poco acorde con el prestigio de la entidad azulgrana, como sintetiza Cristina. "No se entiende mucho, le hemos devuelto lo que él nos dio fichando por el Madrid. Sabe mal porque estas cosas no son buenas, es feo, no sé quién tiene la culpa, pero no ayuda", dijo, y unió este caso al de Dani Olmo, lo que supone un golpe fuerte a la imagen de la entidad alrededor del mundo: "Estamos quedando un poco en ridículo, ya sabíamos lo de Olmo desde hace mucho tiempo, en septiembre tendrían que haber metido cartas en el asunto. Es un buen jugador que nos ha costado mucho dinero y puede ser que no lo tengamos".

Marcel es otro de los asiduos al Palau y consideró: "Me parece lamentable, no tendría que haber empezado a negociar. Un tío que se fue del club negociando de espaldas con el Real Madrid...". Otro de los aficionados, que no es socio, pero acompaña habitualmente a sus amigos a los partidos, considera que una vez empezada la negociación, tendrían que haber seguido adelante: "No lo quería por cómo acabó todo el tema, pero una vez tomas la decisión no puedes echarte atrás, cuando vino con la familia... No puedes tirarte atrás por la repercusión social, por motivos deportivos". Pero exculpa al presidente, Joan Laporta, en el caso Olmo: "No sé cómo acabará, ojalá que bien. Laporta tenía dos opciones, ser conservador y no fichar casi nada y pelear por estar entre los cuatro primeros; o ser más agresivo y competir por todo. Me parece bien que hiciera la segunda, y estamos haciendo malabares y ahora ya en la norma 1:1".

«Navarro y Cubells deben decidir... no un grupo de aficionados»

Hay otros socios críticos con el grupo de animación Dracs, que estuvieron apoyando como siempre. Su papel ha sido determinante. Confirmaron en un comunicado que hablaron con el club, que tenía miedo del recibimiento de la afición después de que Heurtel se fuera en 2021 al Real Madrid en un ambiente de mucha tensión y actuando, según el Barça, de forma indecorosa. En ese comunicado, reconocieron puntos como "que el jugador, ante todo, pida disculpas públicamente a la afición del Palau Blaugrana y al barcelonismo, en general, por su comportamiento y responda con sinceridad a todas las preguntas que le hagan llegar los abonados y abonadas".

Borja, socio desde hace muchos años, considera que el desarrollo del caso Heurtel es "una decisión equivocada. Si al jugador no lo quieres no hace falta que venga toda su familia a expensas de firmar y menos si es un grupo de aficionados quien decide. Lo tienen que decidir Navarro y Cubells". Y, en cambio, también exculpa en parte a Laporta del caso Olmo: "No entiendes cómo desde verano hasta ahora no lo solucionas... pero quizás LaLiga pone muchas trabas: Nike, Spotify, los palcos, bajas la masa salarial... Y no hay facilidades".

Vincent, un socio francés que reside en Barcelona, defiende a su compatriota: "Es un buen jugador que merece jugar aquí, no entiendo la polémica. No actuó bien el Barça, yo fui al aeropuerto. Lo ha hecho mal".

Al acabar el partido, Cubells se puso de pie y aguantó en el palco, mientras algunos socios sacaban algún pañuelo apuntándole y otros señalaban el reloj, el tiempo para acceder a la Copa del Rey y para que el proyecto de Peñarroya se asiente, se agota. Y el Barça pierde y se compromete aunque, en su caso, el esperpento con Heurtel no ha levantado demasiadas ampollas.