MUTUA MADRID OPEN

La niña prodigio del tenis se hace mayor bajo la libreta de Conchita Martínez: "Aún estoy aprendiendo a controlarme"

Mirra Andreeva atiende a Relevo en su 18 cumpleaños antes de enfrentarse este miércoles a Coco Gauff en los cuartos de final del Mutua Madrid Open.

Andreeva posa con las velas ante la mirada de Coco Gauff, su rival en cuartos de final./DANIEL ARRIBAS / RELEVO
Andreeva posa con las velas ante la mirada de Coco Gauff, su rival en cuartos de final. DANIEL ARRIBAS / RELEVO
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Cuando Mirra Andreeva atiende a la prensa, lo hace con la mirada cristalina de una niña, pero con las reflexiones de alguien que suma muchas horas de vuelo en el circuito. Así lo refleja su piel, donde las marcas de las muñequeras descubren un tono blanquecino que contrasta con el resto del brazo, más bronceado. Son muchas horas bajo el sol, muchos entrenamientos bajo la tutela de Conchita Martínez, pero sobre todo, muchas victorias.

La rusa, que este martes cumple la mayoría de edad en la capital de España, es una de las estrellas del Mutua Madrid Open por méritos propios. No por nada destronó, con solo 17 años, a Aryna Sabalenka en la última final de Indian Wells. El conocido como 'quinto grande' fue el segundo título de su carrera. Antes, Andreeva había estrenado su casillero de Masters 1000 en Dubái, donde se deshizo de Iga Swiatek y Elena Rybakina en su camino hacia la final.

"Está siendo un gran año para mí", resume a Relevo y otros medios de comunicación en la zona mixta de la Caja Mágica. "Con los años, además, me he acostumbrado a soplar velas aquí en Madrid. Va a ser mi tercera vez, así que no va a cambiar mucho en cuanto al tenis se refiere... Fuera de la pista, igual sí [sonríe]. Seguro que mi padre y yo nos tomamos un tiempo para celebrarlo esta noche, porque nuestros cumpleaños son el mismo día, así que sí, intentaremos salir y celebrarlo un poco".

Andreeva reflexiona sobre el perfeccionismo del que le 'acusa' Conchita Martínez.DANIEL ARRIBAS / RELEVO

El festejo, sin embargo, no se prolongará demasiado, pues Andreeva, cuya ética de trabajo llama la atención todavía hoy dentro del circuito WTA, se jugará el billete a las semifinales del Mutua Madrid Open este miércoles —no antes de las tres de la tarde— ante la estadounidense Coco Gauff, a quien todavía no ha logrado vencer en el circuito profesional (0-2).

"La última vez que nos enfrentamos en tierra fue en Roland Garros 2023, cuando yo tenía 16 años", explica en un perfecto inglés. "Aquel primer set lo recuerdo igualado [cayó de su lado en el tie-break], pero el resto del partido no tuvo historia, Coco pasó por encima de mí y no me dio ninguna opción. Fue hace tiempo, eso sí. Tengo ganas, no de revancha, sino de ver si soy capaz de estar a su altura; de comprobar dónde estoy realmente. Creo que va a ser un partido muy entretenido de ver, con dos casi adolescentes midiéndose mutuamente. Tengo muchas ganas".

En el banquillo de la rusa no faltará el cuaderno que le ha acompañado en todos sus partidos de la presente campaña. "Es algo que me ayuda a concentrarme en el partido y en mi rival", asegura ella, que este lunes, poco antes de que la Caja Mágica y toda España se quedara a oscuras, respiraba hondo a la sombra del paraguas para repasar los apuntes de su particular libreta. Esa calma, no obstante, se corta de golpe en los puntos decisivos, cuando Andreeva, sosegada por naturaleza, grita y rompe en furia descontrolada.

Andreeva, con su libreta justo antes de cerrar el triunfo de octavos ante la ucraniana Starodubtseva, que no la saluda tras la conclusión por el conflicto bélico entre ambos países.DANIEL ARRIBAS / RELEVO

Ese oleaje constante lo domina mejor que nadie Conchita Martínez, que en primavera de 2024, justo después de tres exitosos años junto a Garbiñe Muguruza, decidió asumir el rol de entrenadora de la jovencísima rusa. "Siempre me dice que soy muy madura para mi edad, pero también excesivamente perfeccionista", advierte Andreeva con una sonrisa. "Al final, creo que todos los tenistas somos demasiado puntillosos con nuestro rendimiento. He tenido épocas durante mi carrera en las que fallaba un punto de cada diez y me sentía muy mal al respecto, me podía la negatividad. Esa es la parte más difícil de manejar, el saber mantenerte positiva, el saber controlarte".

"Aún estoy aprendiendo a hacerlo, pero creo que voy por buen camino", sentencia la séptima raqueta del ranking. "Por supuesto que quiero ser perfeccionista, que quiero ganar siempre, porque trabajo mucho para dejarlo todo en la pista, pero sé que no siempre se puede y que el fallo es parte de nuestro deporte, así que sí, quiero tenerlo siempre presente y no dejar de aprender al respecto".

Antes de partir de vuelta al gimnasio, la rusa recibe dos velas por parte de Relevo, la del 1 y la del 8. "Oh, muchísimas gracias", responde antes de posar con ambas en la posición errónea. "Eso son 81, Mirra", le corrige su mánager, que presencia la escena con una sonrisa. "¡Ostras! Quita, quita, que para eso aún me queda", zanja ella, carcajada tímida. De momento vamos por 18, pero sí, cualquiera diría que esa mirada infantil esconde más recorrido.