Jannik Sinner atrapa un récord que no consiguió ni el mejor Rafael Nadal en Roland Garros

El tenis es un deporte tan de detalles, con esa forma de puntuar tan peculiar, que muchas veces los analistas recalcan eso de "el marcador no refleja lo que ocurrió" cuando el partido ha sido igualado y el resultado es apabullante. En el caso de la final del Open de Australia entre Jannik Sinner y Alexander Zverev, el cliché también vale, aunque hay que darle la vuelta: el resultado, ese 6-3, 7-6 (7-4) y 6-3, no refleja la superioridad tan insultante del número uno del mundo.

El italiano, de 23 años, fue el amo y señor de un partido en el que Zverev no pudo casi ni hacerle cosquillas. "Jannik, te lo mereces, eres de largo el mejor de mundo. Yo confiaba que iba a poder competir mejor, pero eres demasiado bueno. Enhorabuena a ti y a tu equipo, no hay nadie que merezca más esta copa que tú", fueron las palabras del alemán nada más acabar el duelo en la Rod Laver Arena. 

Enseguida, y como después de cada gran final, empezaron a aparecer estadísticas de rachas y de récords. Que si Jannik Sinner ha ganado sus tres primeras finales de Grand Slam, que si acumula diez victorias consecutivas ante jugadores del top ten sin ceder un solo set, que si ya es el italiano con más Grand slam de la historia, que si ha ganado 47 de sus primeros 50 partidos como número uno...

Hubo un dato, sin embargo, que quizás pasó algo desapercibido pero que explica a la perfección la capacidad de concentración de Sinner y por qué la final duró lo que duró: y es que el italiano no concedió ni una sola oportunidad de break en toda la final. Lo máximo que logró Zverev fue llegar al deuce en dos juegos, uno en el primer set y otro en el tercer. Con semejante superioridad, Sinner es apenas el tercer tenista que hace algo así en una final de Grand Slam en lo que va de siglo, un récord que ni siquiera lograron el mejor Rafael Nadal en Roland Garros ni el mejor Novak Djokovic en el Open de Australia.

Según Opta, la marca que atrapó Sinner en Melbourne iguala a Roger Federer en Wimbledon 2003, cuando derrotó a Mark Philippoussis 7-6 (7-5), 6-2 y 7-6 (7-3), y a Rafael Nadal en el US Open 2017, edición en la que se impuso en la final a Kevin Anderson por 6-3, 6-3 y 6-4. Llama la atención que la única vez que Nadal ha ganado la final de un grande sin afrontar un punto de break en contra fuera en el US Open y no en París, donde se conquistó las 14 finales que jugó, algunas de ellas de forma aplastante.

"Sinner ha sacado de una manera brillante durante todo el día", sintetizó Mats Wilander, campeón de siete grandes, durante la retransmisión del torneo en Eurosport. "Fue absolutamente agresivo y consistente y además mantuvo la tranquilidad sin perder la intensidad. Para mí, ha sido una actuación impecable por parte de Jannik", añadió el exnúmero uno.

El campeón de tres Grand Slam terminó el duelo con seis saques directos, un 60% de primeros saques metidos y un 84% de puntos ganados con primeros. Apenas perdió ocho puntos cuando logró meter el primer servicio en juego. Un dominio insultante.