La 'filosofía Alcaraz' no vale para todos en un deporte como el tenis: "Yo no necesito abrazar ni sonreír a mis rivales"
La china Qinwen Zheng, finalista en 2024 y una de las deportistas mejores pagadas del mundo, reivindica su gesto serio.

Casi todos los expertos que hablan de Carlos Alcaraz suelen destacar un aspecto que poco o nada tiene que ver con el tenis. Se trata de su sonrisa. El murciano desprende siempre una energía positiva allá donde va, una actitud aplaudida por prácticamente toda la industria del tenis.
"El hecho de que sea tan competitivo y de que tenga siempre una sonrisa en la cara, que tenga tanto carisma y que desprenda tanta energía positiva, es un soplo de aire fresco para el circuito", llegó a decir hace un año y medio Stefanos Tsitsipas sobre el impacto del murciano. "Para mí, la dejada y el golpe de derecha, sí, son importantes. Pero lo más importante que Carlos ha traído a nuestro juego es algo que nadie más ha hecho nunca, y es la sonrisa", añadía estos días el mítico Mats Wilander en una entrevista con Relevo.
Sin embargo, esa filosofía de vida que lleva Alcaraz, la de la sonrisa por bandera, no vale para todos en un deporte individual, tan feroz y competitivo como el tenis. Que se lo digan si no a Qinwen Zheng. La china, una de las deportistas mejor pagadas del planeta y número cinco del ranking WTA, rara vez cambia su semblante serio. Muestra tal frialdad con sus compañeras de vestuarios, que ha recibido incluso alguna crítica.
"Yo no la respeto como competidora. Creo que se comporta de una manera bastante despiadada. Eso hace que en el vestuario no tenga muchas amistades. Es difícil enfrentarse a una rival así, a la que realmente yo no respeto", llegó a decir la estadounidense Emma Navarro tras perder contra Zheng en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde las dos tenistas tuvieron en la red un cruce de palabras subido de tono.
Unas semanas después, su frío saludo en la red con Aryna Sabalenka tras los cuartos de final del US Open, cuando ni siquiera miró a su rival bielorrusa, también provocó algún que otro murmullo en el tenis.
"Yo siempre doy la mano a mi rival porque creo que es un gesto de respeto básico. No importa si gano o pierdo, siempre doy la mano", ha señalado Zheng en Melbourne tras derrotar en la primera ronda del Open de Australia a la rumana Anca Todoni por 7-6 (7-3) y 6-1. Esta vez sí hubo un saludo con sonrisa incluida.

"Pero no siempre doy la mano con una sonrisa en la cara. Me conozco a mí misma. Normalmente tampoco doy un abrazo a mi rival, porque siento que no lo necesito. Yo vengo aquí únicamente para jugar un partido. Si pierdo, te mostraré un respeto básico y eso es todo", ha añadido la tenista china. "Es justamente por eso que no me veréis perder un partido y ponerle una cara feliz a mi rival. Si me vierais así, sería algo muy extraño y significaría que no me importa perder".
Zheng, entrenada por el español Pere Riba, explotó como tenista en 2024 tras ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y levantar otros tres títulos WTA. Además, alcanzó la final del Open de Australia, donde cayó ante Aryna Sabalenka. Su andadura en la presente edición de grande australiano terminó sin embargo antes de tiempo -y sin sonrisas- al caer este miércoles en segunda ronda con Lara Siegemund por 7-6 (7-3) y 6-3.