OPEN DE AUSTRALIA

Carlos Alcaraz y la patata caliente de Nick Kyrgios: "No voy a decir si comparto sus opiniones"

El español admite que en su partido de tercera ronda ha perdido 'feeling' con su tenis y habla de la lengua afilada de Kyrgios.

Carlos Alcaraz celebra un punto durante su partido de tercera ronda en Australia. /Reuters
Carlos Alcaraz celebra un punto durante su partido de tercera ronda en Australia. Reuters
Sebastián Fest

Sebastián Fest

Melbourne.- En medio de la locura australiana, Carlos Alcaraz busca algo de sosiego. Ya está en los octavos de final del Grand Slam que abre la temporada, ese que quiere ganar porque es el único que no tiene en sus vitrinas. Pero las cosas no están siendo sencillas: su triunfo sobre el portugués Nuno Borges lo mostró sin "feeling" en los golpes, por momentos desconectado. No es, entonces, momento de meterse en la locura desatada por el australiano Nick Kyrgios.

"Más que desconexión mental, lo de hoy ha sido un poco de pérdida de feeling", dijo el murciano a Relevo en Melbourne tras derrotar 6-2, 6-4, 6-7 (3-7) y 6-2 al portugués Nuno Borges. Ese feeling ausente fue evidente, en especial en el tramo final del tercer parcial. Era una tarde dulce y soleada en el verano australiano, pero a Alcaraz se le vino la noche: falló tiros clave de manera inexplicable y Borges se encontró con que las acciones iban a un cuarto set.

"La verdad que desde el segundo set me he empezado a encontrar un poco falto de sensaciones, sobre todo el tema del resto. Me ha costado restar, en los juegos de resto no encadenaba varios puntos seguidos buenos y poco a poco he ido perdiendo un poco de sensaciones", admitió el número tres del mundo.

"El segundo al final lo he acabado ganando 6-4, pero la verdad que bastante complicado. Y el tercero, más de lo mismo, la verdad que las sensaciones no mejoraron. He intentado luchar y volver a las buenas sensaciones. El otro también ha hecho méritos, ¿no?, para ganar el tercer set".

Alcaraz cree que lo suyo en su primer partido del torneo en el Rod Laver Arena no fue desconexión, un problema del que ha hablado con frecuencia en los últimos tiempos como un aspecto a corregir. "Más que desconexión mental, ha sido un poco perdida de feeling y no poder encontrar el buen feeling que había tenido en el primer set. Pero sabía que mi nivel tenía que subir, tenía que cometer menos errores, quizás bajar un poco el ritmo, jugar un poquito más por dentro, pero que los rallies fueran un poco más largos. Intentar coger poco a poco esa confianza y volver a mi estilo, a ser agresivo. Y es lo que he hecho en el cuarto. Yo creo que en los primeros juegos he bajado un poco la velocidad y he jugado más por dentro. Y a partir de ahí volver a mi estilo, lo cual lo he hecho".

Carlos Alcaraz golpea una bola durante su partido ante Borges.  AFP
Carlos Alcaraz golpea una bola durante su partido ante Borges. AFP

Un Open de Australia de alto voltaje

Alcaraz espera en octavos de final al ganador del choque de este viernes entre el australiano Aleksandar Vukic y el británico Jack Draper, al que invitó a entrenar recientemente a su academia en Villena, idea finalmente frustrada ante una lesión del inglés. Más allá del rival, algo está claro: esta edición del Abierto de Australia está tomando un camino de alto voltaje. Fue evidente el jueves, en el partido que la estadounidense Danielle Collins le ganó a la australiana Destanee Aiava, que se convirtió en una especie de volcán tenístico. En otros escenarios, como la pista 6, la organización instaló un bar en la terraza contigua, con las consecuencias imaginables.

El fanatismo por el tenis, el deseo de que ganen los locales y, factor clave, las generosas dosis de alcohol que están tomando muchos espectadores, llevan a que en algunos partidos se fuercen los límites. Desde las gradas, pero también desde el rectángulo, como fue el caso de Collins, que se burló de los espectadores y les agradeció haber contribuido al "cheque gordo" con el que se irá de vacaciones al Caribe.

No es ese el estilo de Alcaraz, que hoy dejó en claro, apenas terminada su victoria sobre Borges, que no se sintió bien tratado por la organización. "Sí, ¡extrañaba el Rod Laver!", enfatizó con una sonrisa antes de anticipar a los espectadores que, si gana el torneo, se tatuará un canguro: "Lo único que falta es alzar el trofeo aquí, pero la idea está".

Alcaraz echa el freno de mano con Kyrgios

Tras un elogio a la comida española -"la mejor del mundo"- y loas a la tortilla española que se come cada mañana en el torneo -"mi tortilla española me da mucha energía"-, Alcaraz habló con Relevo acerca del hombre que domina desde hace semanas los titulares australianos: Nick Kyrgios. Y ahí puso el freno de mano, porque el asunto es espinoso.

En los últimos tiempos, Kyrgios ha sido acusado de no ser un tenista, sino "un influencer" (Andy Roddick), ha sido definido por un comentarista de su país como "el deportista más decepcionante de la historia de Australia" y ha sido desafiado por el actor Matthew McConaughey: "¿Qué tal si te abres a amar este juego y amar ese talento que tienes y que no mucha gente tiene para jugar este juego? Piensa que es algo más que una aventura. ¿Y si te casaras con el tenis?".

Kyrgios no se va a casar con el tenis, está fuera de control, hambriento de likes, en palabras de Roddick. Esos mismos likes que Alcaraz genera de forma muy diferente. Por eso es que Kyrgios es, para él, una patata caliente.

"Sí, lo he escuchado, los he visto. Al final se ha dado mucho bombo a los comentarios que ha hecho Nick, que al final cada uno tiene su opinión, cada uno lo muestra de una manera", dijo Alcaraz a Relevo. "Respeto que cada uno muestre la opinión como él crea conveniente. No voy a decir si la comparto o no, pero cada uno tiene su manera de ver las cosas y de opinar sobre ello".