Las 72 horas que sacaron a Carlos Alcaraz de la 'UCI' en Turín: "Se le ha puesto cara de campeón"
El murciano llegó a las Finals muy justo de gasolina, pero todo ha cambiado en cuestión de días y este sábado se medirá a Djokovic en semifinales.
Turín.-El lunes por la noche, la cabeza de Carlos Alcaraz echaba humo. No paraba de darle vueltas. Unas horas antes había perdido con Alexander Zverev en su debut en las ATP Finals con muy malas sensaciones. Era su tercera derrota consecutiva y las dudas se le acumulaban. "Cansancio mental", había dicho ante los periodistas para intentar explicar su mal momento. En la cena, estaba más serio que de costumbre.
Su equipo le intentó animar. Le recordaron que Juan Carlos Ferrero, su entrenador, también perdió en 2002 el partido inaugural de la Copa de Maestros y que acabó llegando a la final. Que había que ver el lado positivo de una competición especial en la que una derrota no te elimina. Pero, claro, después de la paliza de temporada que llevaba encima, costaba extraer lo positivo entre tanto nubarrón.
"Está siendo un año muy largo y muy exigente. Tengo que mejorar para llegar a este punto del año en mejores condiciones, sobre todo a nivel mental", se explicaba el número dos del ranking ATP delante de los micrófonos unas horas antes de aquella cena con su equipo.
Unos días complicados antes de volar a Turín
La preparación para las ATP Finals tampoco había sido la mejor. Tras la derrota con Dimitrov en los octavos de final de Shanghai que puso fin a la gira asiática, Alcaraz renunció al torneo de Basilea para darle algo de descanso a su cuerpo, con molestias en la fascia del pie y en la zona de la espalda. En París-Bercy, el último Masters 1000 del año, sufrió una derrota en su debut que le dolió profundamente. "Hubo un par de días que no quería hacer prácticamente nada", llegó a decir después.
Pero como el tenis es una rueda que no para, Alcaraz no pudo estar sin hacer nada. Había que prepararse para las ATP Finals. Quedaban dos semanas por delante para el último torneo del año y había que recuperar sensaciones. Los siguientes días en la academia de Ferrero en Villena, su cuartel general, iban a ser claves.
"Si haces ocho entrenamientos de esos vas a llegar a Turín preparado para pelear el torneo"
Entrenador de Alcaraz"Aunque se le notaba cansando mentalmente de los últimos meses, esa semana hizo tres entrenamientos espectaculares", dice Antonio Martínez Cascales, consejero de Alcaraz y que ejerce de primer entrenador en ausencia de Ferrero. "Yo le dije: 'Si haces ocho entrenamientos de esos vas a llegar a Turín preparado para pelear el torneo".
Sin embargo, no hubo continuidad. Tras esos entrenamientos, el lunes 6 de noviembre sólo pudo hacer ejercicios físicos porque tenía que grabar con Nike, su principal patrocinador. Y el martes 7 se puso malo del estómago y tampoco cogió la raqueta. "Aunque había entrado en una dinámica positiva, esos dos asuntos la cortaron", añade Cascales.
El miércoles 8 voló a Turín y entrenó por primera vez en la pista central del Pala Alpitour. Alexander Zverev, Andrey Rublev y Daniil Medvedev iban a ser sus rivales. En su primer partido, el lunes ante Zverev, Carlitos se llevó el primer set y tuvo varias pelotas de break en el inicio del segundo. Pero acabó perdiendo por 6-7 (3-7), 6-3 y 6-4. El nudo mental seguía ahí. Estaba tan bloqueado que ni se imaginaba ganando a Rublev dos días después. "Tengo que mejorar y llegar a este punto del año tranquilo, bien y con ganas de ganar todo lo que se ponga por delante. Todo esto lo achaco a cansancio mental", reflexionaba el lunes el tenista de 20 años. Estaba muy tocado.
En el diván de Ferrero
Con las ideas desordenadas, acudió al diván de Juan Carlos Ferrero. Su entrenador le dijo que se olvidara del tema del cansancio mental. "Es el último torneo del año, hay que darlo todo y tienes que disfrutar", fueron las palabras del técnico. Al día siguiente, Carlitos se despertó con una energía nueva. El entrenamiento fue muy bueno y el miércoles ganó con comodidad a Rublev por 7-5 y 6-2.
Esa victoria balsámica fue un punto de inflexión. Alcaraz empezó a creer que sí, que podía clasificarse a semifinales y soñar con el título de maestro. "Se le ha puesto cara de campeón", decía Fernando Vicente, entrenador de Rublev. Las buenas sensaciones tras el entrenamiento se confirmaron y el partido frente a Medvedev disparó su ilusión.
"Me he dado cuenta de que mi juego va bien cuando disfruto, cuando sonrío. En los últimos días he entrenado bastante bien, he disfrutado y la sonrisa y mi juego han vuelto", decía Alcaraz en las entrañas del Pala Alpitour, y con otra cara, con luz en la mirada. "Sueño con ganar, ¿por qué no? Pero tengo que jugar primero las semis ante uno de los mejores jugadores de la historia y que es el mejor del mundo ahora mismo", añadía, pasándole toda la presión a Novak Djokovic.
Carlitos ya no tiene nada que perder en Turín. Se ha demostrado que por muy fatigado que esté mentalmente, tiene un buen depósito de reserva. La clave, dice, es disfrutar. "Algo pasaba en los últimos torneos que la gente más cercana me veía que no estaba con la misma actitud de principios de temporada. Ya no era estar cansado o no, sino el hecho de disfrutar. Juan Carlos me ha abierto los ojos".