NATACIÓN

La vuelta de Rusia al Mundial de Natación maravilla con una nueva joya: dos oros, récord... y un silencio como castigo

Lifintsev, de apenas 18 años, fue el más rápido en los 100 espalda, pero World Aquatics le prohíbe su bandera, el himno y hablar.

El podio de los 100 espalda formado por el húngaro Kos, el ruso Lifintsev y el polaco Stokowski. /GETTY
El podio de los 100 espalda formado por el húngaro Kos, el ruso Lifintsev y el polaco Stokowski. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Desde que explotara la guerra entre Ucrania y Rusia, y el Comité Olímpico Internacional publicara las sanciones al país presidido por Vladimir Putín por incumplir la Carta Olímpica -concretamente por invadir la zona del Donbás, que pertenecía al territorio de su vecino-, World Aquatics ha sido una de las federaciones más duras con sus deportistas. En los Mundiales de Budapest de 2022 quedaron excluidos. Y eso que la natación artística rusa era la dominadora desde el año 2001, el waterpolo contaba con dos buenas selecciones -especialmente la femenina- y en saltos o natación eran una de las mejores potencias del mundo. Efimova, Kolesnikov, Rylov... Y así hasta un gran elenco de medallistas olímpicos y mundiales no participaron en 2022 ni en 2023, y solo en los Juegos lo hicieron aquellos que no pertenecían a las fuerzas armadas o que no se habrían manifestado públicamente a favor del conflicto. Se pudieron contar con los dedos de una mano. Todo ha cambiado en este ciclo olímpico, y este Mundial de piscina de corta de Budapest es un comienzo.

Las medidas ya se tomaron en la pasada Copa del Mundo, organizada por World Aquatics en noviembre. Las normas son claras. Los nadadores rusos pueden participar sin bandera ni himno, pero sus marcas y sus logros serán totalmente válidos. Y eso ocurrió, por ejemplo, en la final de los 100 espalda, donde el jovencísimo Miron Lifintsev, de 18 años, sorprendió al húngaro Kos en los últimos 25 metros y se colgó el oro con, además, el récord del mundo júnior (48.76). La diferencia fue de tres centésimas solo. Pero la permisividad de World Aquatics tiene también sus límites.

Una vez acabó la prueba, el nadador estuvo charlando unos segundos con miembros de la organización para saber cuál era el protocolo posterior. Lo habitual es que el ganador pasé por el photocall a pie de la piscina Duna Arena y sea entrevistado por uno de los periodistas que trabajan para World Aquatics, pero, claro, al ser ruso le comunicaron que no, que tenía que irse. El nadador lo aceptó, aunque tardó un momento en entender si eso era todo, si no había ningún tipo de reconocimiento por su mérito. Finalmente, acudió a la altura del periodista, que dijo su nombre y se llevó un aplauso, pero se marchó sin poder hacer declaraciones. Lo mismo le ocurre en la zona mixta y en las conferencias de prensa. Competir, ganar y callar.

Unos minutos después, subió al podio con las medallistas de la prueba femenina también. Y la americana Regan Smith compartió peldaño; mano en el corazón en el himno de Estados Unidos. No pudo hacer lo mismo Lifintsev, que escuchó el himno oficial de World Aquatics, vestido todo de negro, sin escudo ni bandera ni colores identificativos de Rusia. Y él lo resolvió todo con una sonrisa.

Hasta 28 nadadores rusos están en Budapest demostrando un buen nivel y con marcas como la de Lifintsev, que sigue la saga de grandes espaldistas rusos a lo largo de la historia, los últimos, Rylov (dos oros en Tokio 2020 y cuatro medallas en total) y Kolesnikov (plata y bronce en Tokio 2020). "Aquí está la mecha que puede reavivar mis ganas. Repito con insistencia: los deportistas rusos son buenos. Siempre han ganado muchas medallas. Incluso en la espalda hay nuevos talentos que nadan fuerte. Lifintsev, de 18 años, ya ha marcado 52''34, un récord mundial juvenil. Espero poder abordarlos pronto, porque eso significaría que la guerra con Ucrania ha terminado", comentó recientemente Thomas Ceccon, campeón olímpico, en La Gazzetta.

Y no solo esta prueba le ha dado razón, por el nivel mostrado por la nueva joya de la natación rusa, que brilló en una jornada en la que se bajó el suflé de los récords mundiales del primer día-hasta siete-. Para acabar, en el relevo mixto 4x50 estilos, a lomos de un Lifintsev que puso por delante a su país en la primera posta, Rusia ganó el oro ante Estados Unidos con un tiempo de 1:35.36. Y se repitió el mismo protocolo: silencio, aplausos, himno de World Aquatics y medalla de oro al cuello.

El festín de Noe Ponti y los récords de España de Weiler y Coll

La jornada deparó otro récord mundial, el octavo y el segundo de Noe Ponti, que se adjudicó los 50 mariposa con un tiempo de 21.32. Sigue haciendo caja el excelso nadador suizo, que domina la piscina corta como pocos. Para reina de Budapest se posiciona la estadounidense Gretchen Walsh, que también se colgó el oro en los 50 mariposa con 24.01. Esta vez no hubo récord mundial. Y Lani Pallister ganó el oro en los 800 libre con 8:01.95, que fue récord de los Campeonatos.

En clave española, Carmen Weiler finalizó séptima en los 100 espalda con un tiempo de 56.39. La prueba estuvo dominada por la estadounidense Regan Smith, con 54.55. La española que vivió en Singapur y que ahora estudia en Estados Unidos es una de las grandes esperanzas españolas del futuro y aún le quedan programa en este Mundial de Budapest. El que ya acumula cuatro récords de España es Carles Coll, otra de las esperanzas y seguramente el nadador que, por estado de forma y características, mejor se adapta a la piscina corta. Se quedó en la décima posición en los 100 braza con récord de España (56.67). Además, sus primeros 50 también significaron el récord nacional, con 26.29.