El nuevo jefe de la natación no tirará "todo abajo" y explica la "cruda realidad": "No es ni fácil ser una potencia europea..."
Santi Veiga sustituye a Sean Kelly y debuta en este Mundial de piscina corta de Budapest que arranca hoy sin Hugo González.
Santi Veiga, de 42 años, sustituye desde septiembre a Sean Kelly, el técnico irlandés que llegó en plena pandemia al CAR de Sant Cugat con un nuevo modelo, pero que no acabó de dar los frutos esperados. Hugo González, que se ha entrenado en Estados Unidos, se consolidó como el único medallista internacional y finalista olímpico, lejos del paraguas federativo. Curiosamente, el técnico gallego, que fue el primer responsable del nadador en las categorías inferiores de la Federación Madrileña de Natación, aterriza después de una trayectoria larga entre las piscinas y las aulas.
Para muchos, Santi Veiga es una cara amable después de la tormenta que ha supuesto la llegada de Kelly y de los 'ingleses', que han ocupado los puestos de responsabilidad en los centros de alto rendimiento. Un director técnico que viene a calmar las aguas y a integrar el modelo para que la natación española, que desde los Mundiales de 2015 en Kazán va cuesta abajo, aguante y salga a flote. En esta entrevista a Relevo, Veiga es muy realista y muestra tener las ideas muy claras.
Para los que no te conozcan, Santi, ¿cómo te presentas al público en general?
Tengo una trayectoria de entrenador en categorías de edades. Primero, en el centro de Tecnificación de la Federación Madrileña y luego como seleccionador de edades. Estuve tres años en el INEF de Madrid dando clases y colaborando en un programa de desarrollo de deportistas y captación de los jóvenes con la RFEN. Ese es mi recorrido. Empecé en 2007 en la Federación Madrileña. Hugo González fue el mejor nadador que tuve, que logró muchos éxitos en edades. Considero que trabajar desde la base es un punto fuerte, porque ves todo el camino y ves la dirección técnica absoluta desde cerca y aprendes de todos ellos. Es importante poner en valor el trabajo de los directores deportivos anteriores, como Kelly, Tubella, Castillo y Villanueva. El trabajo que hicieron nos ayuda para aprender cosas que funcionaron y otras que no.
La natación ha vivido distintos cambios de modelo en los últimos años, con distintos directores técnicos y con ausencia de grandes resultados. A bote pronto, ¿qué mantener y qué cambiar?
En el último ciclo, el de París, a nivel estructural se han hecho muchos cambios en natación y aguas abiertas, con entrenadores extranjeros y con la apuesta por los centros de alto rendimiento. La estrategia es conservar lo que funciona y descartar lo que no. Es absurdo tirar todo abajo con las contrataciones que se han hecho. Hay que dar continuidad y modificar lo que no ha funcionado.
"El lema es mejorar el número de finales olímpicas en Los Ángeles"
Pero lo que es funcionar no ha funcionado mucho...
El rendimiento no es el que nos gustaría. Pero la natación es un deporte en el que todas las potencias mundiales invierten mucho dinero, y es de los deportes prioritarios de cada país. Y eso no ocurre en todos, por lo que la competitividad es brutal. No es fácil que España sea una potencia mundial, y quizás ni europea. Esa es la realidad cruda de decir, pero quizás es así, y son temas estructurales que no dependen del director técnico. No hay que compararse con potencias mundiales, hay que mejorar nuestro nivel. El lema es mejorar el número de finales olímpicas en Los Ángeles 2028. En el siglo XXI nunca hemos pasado de cuatro finales. Ha habido actuaciones espectaculares, como las de Mireia Belmonte, pero nunca más. Y a veces solo una persona ha copado todas las finales. Tenemos un grupo con proyección, y nos tenemos que plantear eso, que en Los Ángeles podamos estar en más finales, y quizás a partir de ahí podemos ganar medallas. Nuestro escalón son las finales olímpicas.
Siempre hay esa dicotomía entre centro de alto rendimiento y club. ¿Cómo darle respaldo a todos independientemente de las apuestas federativas?
El objetivo es que los nadadores naden rápido. La RFEN hace bien en que haya centros de alto rendimiento para que se preparen en las mejores condiciones, y se ha dado un paso adelante. Se parecen más a los programas de elite internacionales. Es un logro y hay que darle continuidad. Pero no solo existe eso. Si el nadador nada rápido y se entrena en otro sitio, bienvenido sea. Me alegraré si los nadadores tienen grandes resultados, me da igual dónde entrenen. No le preguntaré de dónde viene. Ese es el objetivo principal. Ya le explicamos a los entrenadores que apoyaremos la preparación de los deportistas de proyección por estar en final olímpica, aunque no estén en los centros de alto rendimiento. Y eso tenemos que aprovecharlo.
Circula que Ben Titley, entrenador del CAR de Sant Cugat, será el jefe de equipo...
Todos los contratos para el ciclo de Los Ángeles se firmarán en las próximas semanas. No quiero hacer especulaciones, no sé lo que pasará el 1 de enero. Ben es un gran entrenador, y lo digo por lo que he visto, pero no lo tengo que decir yo. En la natación internacional mandan los resultados, y el currículum de este señor es intachable. Nos puede aportar mucho, igual que el resto que forman parte del staff de la federación. Espero que consigan mejores resultados. Y tenemos otros técnicos fuera de los centros de alto rendimiento con un gran nivel. No es excluyente.
¿Es un contratiempo que el mejor nadador, Hugo González, esté en un club en lugar de estar en un centro de alto rendimiento?
No veo como un contratiempo que esté en un club. Deben estar convencidos de dónde quieren desarrollar su programa de entrenamiento. Por su perfil, edad y características, habrá nadadores que se pueden adaptar bien porque los centros son diferentes. Pero si hay otros que prefieren estar fuera de los centros, eso no es un contratiempo. Tendremos menos control, pero ayudaremos en lo que podamos.
Muchos clubes de natación subrayan que disciplinas como waterpolo o natación artística les han quitado niños y niñas. ¿Esa competencia es un problema futuro?
La respuesta no es fácil. Si disciplinas como sincro o waterpolo crecen es fácil que eso amenace o sea competencia para la natación. Pero son jóvenes que van a la piscina, y si aumentamos que niños vayan a la piscina, todos nos veremos beneficiados. La clave es que tengan referentes, y para eso hay que ayudar a los nadadores a que tengan resultados internacionales. Vivo en Madrid y he seguido a Hugo, y cuando ha tenido éxito y lo han promocionado había un reguero de niños queriendo ver a su ídolo. Las piscinas estaban a reventar.
"La clave es que los jóvenes tengan referentes, y para eso que hay que tener resultados internacionales"
¿Qué podemos esperar de este Mundial de piscina corta?
Este Mundial y el de Singapur nos ofrecen dos perfiles de nadadores diferentes. Están los que estuvieron en los Juegos, y esos tienen una gran oportunidad en este ciclo, porque en los años post olímpicos falta alguien o hay menos presión, y puede ser para gente que el año pasado fuera novena, como Carmen Weiler, y ahora gane posiciones y se mete en finales. Y eso va unido a lo del comienzo. No todos los especialistas en piscina larga son de corta. Carles Coll lo es, y creemos que será un nadador importante, pero hay que saber leer e interpretar los resultados. Por otro lado, están los jóvenes, con más proyección, que les toca pronto el competir. Para ello, el objetivo es más nadar por las tardes, ganar experiencia y acostumbrarse a la atmósfera. Ambos lo deben aprovechar. Esa mezcla puede ser una buena combinación.
¿Y cómo implicarán a los jóvenes valores en el equipo nacional?
Es importante que los nadadores que creemos que en 2028 puedan entrar en finales, los que en cuatro años estarán peleando por ello, puedan trabajar los aspectos clave y que en el Europeo de 2026 tengan la puerta de entrada al equipo nacional. Y que a partir de ahí encadenen Mundiales y Juegos. Este proyecto es para nadadores que aún no están a nivel de elite, pero ese camino a medio plazo puede ser una gran motivación.