DÍA DE LA MUJER

Alexia, Serena, Carolina y un silencio incómodo en rueda de prensa

A pesar de sus innumerables éxitos, muchas mujeres han sido invisibilizadas a lo largo de la historia en los grandes debates del deporte internacional.

Siempre a la sombra de ellos: Alexia, Serena, Carolina, Teresa, Joane y otros tantos ejemplos más. /RELEVO
Siempre a la sombra de ellos: Alexia, Serena, Carolina, Teresa, Joane y otros tantos ejemplos más. RELEVO
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En el verano de 2017, algo hizo clic. En la sala de prensa del All England Tennis Club, sede histórica de Wimbledon, donde la tradición y el saber estar reinan incluso por encima del deporte, Andy Murray, que acababa de perder en cuartos de final ante el norteamericano Sam Querrey, corrigió sin titubeos a un periodista y, de paso, abrió los ojos a más de uno.

El reportero preguntó qué le parecía al escocés que Querrey, su verdugo en cuartos, fuera el primer jugador estadounidense en alcanzar las semifinales de un Grand Slam.... Murray interrumpió, muy serio: "Jugador masculino". El periodista, sorprendido, se quedó en silencio durante un instante que se hizo eterno. Y el británico, todavía con el sudor en el cuerpo tras más de dos horas y media sobre la pista, repitió, tajante: "Male player".

Todavía hoy, en los grandes debates del tenis, aquellos destinados a dilucidar quién es el GOAT (acrónimo en inglés para referirse al Greatest Of All Time, el mejor de todos los tiempos), siempre aparecen nombres masculinos. La inmensa mayoría piensa en tres: Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Y a debatir. Pocas personas reparan en que, en el mismo deporte, sin cambiar de raqueta, de pista, ni de torneos a lo largo del año, hay deportistas con argumentos suficientes para competir por el trono.

Serena Williams es el mejor ejemplo. La estadounidense —precisamente a la que se refería Andy Murray en la sala de prensa de Wimbledon—, es la tenista, hombre o mujer, con más Grand Slams de la era Open (23), aquella que comprende desde la década de los setenta hasta la actualidad —la australiana Margaret Court es la tenista, hombre o mujer, con más Majors de la historia (24)—.

En sus casi tres décadas como tenista profesional, Williams, icono y leyenda del deporte mundial, levantó siete veces el Open de Australia, tres Roland Garros, siete Wimbledon y otras seis ocasiones el US Open. Además, consiguió 92 títulos en el circuito WTA en solitario y otros 48 en la modalidad de dobles, donde compitió junto a su hermana Venus.

En la historia del fútbol español, no hay nadie con mejor palmarés individual que Alexia Putellas. La futbolista catalana, de 29 años, todavía con carrera por delante, acumula más galardones que Iniesta, Raúl, Xavi, Casillas, Gento, Luis Suárez o Di Stéfano. Es decir, más que ningún hombre.

Desde la irrupción del súper Barcelona, equipo que, desde hace años, tiraniza el fútbol femenino en España e incluso en Europa, Putellas ha ganado dos veces el Balón de Oro, otras dos ocasiones el Premio The Best de la FIFA y otras dos el premio a mejor jugadora de Europa otorgado por la UEFA. Además, la catalana ha sido incluida en el once ideal de la Champions League en tres ocasiones.

Hasta hace nada, el bádminton, inventado en la India hace más de 130 años, era un deporte sin tradición en Occidente y directamente ninguneado en España. Pocas licencias, menos interés y ninguna referencia en la que fijarse. Sin embargo, hace menos de una década, Carolina Marín, una veinteañera de Huelva, lo cambió todo.

En un deporte repleto de asiáticos, Marín fue campeona olímpica en Río 2016, campeona del mundo en tres ocasiones y seis veces campeona de Europa. Así, la onubense se erigió como pionera en un deporte invisible hasta su llegada.

Una figura, la de precursora, necesaria en cualquier deporte y que, sin embargo, pocas personas conceden a un nombre femenino. Al pensar en un deportista que abriera camino, que descubriera un deporte nuevo para el público español, la inmensa mayoría piensa en Fernando Alonso, incluso en Severiano Ballesteros o Manolo Santana, pero pocas veces en Carolina Marín.

En el agua, no hay nadie como Teresa Perales. A sus 47 años, la nadadora zaragozana ya entrena para sus séptimos Juegos Paralímpicos. Una proeza, sin duda, aunque si atendemos a sus vitrinas, quizás no sea el hito más llamativo de su carrera deportiva.

De entrada, Perales es la deportista de España, hombre o mujer, con más medallas en la historia de los Juegos. Nadie se ha colgado más que ella (27). Bien es cierto, eso sí, que la natación, su disciplina, ofrece más oportunidades de metal que otros deportes. Pero no por ello se le resta mérito a una carrera de leyenda: 27 medallas paralímpicas, 20 en Campeonatos del Mundo y 37 metales en Europeos.

Cuando se habla de ciclismo en España, pocos citan a Joane Somarriba. Y no debería ser así. La vizcaína, retirada en 2005, con 33 años, reventó el panorama internacional en el cambio de siglo, cuando ganó tres Tours de Francia, dos Giros de Italia y un Mundial de contrarreloj, así como otras muchas carreras menores.

Campeona de España, además, en ruta y contra el crono, Somarriba es la mejor ciclista española de la historia, y una de las mejores entre hombres y mujeres, solo a la sombra, quizás, de Miguel Induráin.

Seamos sinceros, ¿quién pensaría en ella si preguntáramos qué ciclista de España ha ganado todos esos títulos? Nadie, probablemente. Muchos echarían cuentas con los triunfos conseguidos por otros: ¿Alberto Contador? ¿Federico Martín Bahamontes? ¿Alejandro Valverde? ¿Perico Delgado? No, Joane Somarriba, una deportista que, como tantas otras, ha sido invisibilizada a lo largo de su carrera por el mero hecho de ser mujer.