Andrea Fuentes y la exclusión del primer hombre en la natación artística de unos Juegos: "Si lo ponía, no optábamos a medalla"

Andrea Fuentes fue una nadadora excepcional. Quizás sin el talento innato de Gemma Mengual, pero excepcional en cualquier caso, como apunta la mismísima Anna Tarrés. No por nada la tarraconense es, todavía hoy, la mujer con más medallas olímpicas en la historia de España, a la altura —con cuatro metales— de figuras como Mireia Belmonte y Arantxa Sánchez-Vicario. "He sido muchos más años deportista que entrenadora", confiesa ella a Relevo desde París. Y se nota.

Retirada en 2013 con 29 años, justo antes del Mundial de natación de Barcelona, esto es, "antes de tiempo", según cuenta, Fuentes lidera desde 2018 a la selección de Estados Unidos, un gigante con poco bagaje artístico en el agua, pero con la plata olímpica de París ya en el bolsillo. "Llevo seis años y parece que han pasado 15, ha sido todo muy intenso", señala. "Aquí la presión es espectacular. Cuando empezamos, el equipo era la nada y ahora podemos decir que estamos siempre en la lucha por las medallas".

Por el camino, la Federación Internacional de Natación (World Aquatics) y el COI abrieron las puertas de la 'sincronizada' a los hombres en 2022. Dos años más tarde, los Juegos de París parecían la ocasión idónea para romper el tabú y celebrar el estreno olímpico por todo lo alto. Todos los focos apuntaban al estadounidense Bill May, que a sus 45 años, y como leyenda viva de la modalidad mixta, parecía el elegido a sortear, al fin, la barrera de género, pero Fuentes, encargada de definir la convocatoria del combinado norteamericano, no lo incluyó en la lista.

"Fue muy difícil, porque yo he sido fan de Bill desde que era pequeña", asegura la catalana en las inmediaciones de la Villa Olímpica, sabedora de que hasta la propia World Aquatics se mostró decepcionada por la no inclusión del nadador en la lista de París. "Él lleva en el equipo menos de un año y nosotros ya llevamos tres con el nuevo sistema, que es mucho más difícil que el anterior".

May ya había formado parte del equipo estadounidense en varias citas internacionales. Sin ir más lejos, en las dos últimas, el Mundial de Fukuoka, en 2023, y el de Doha, en 2024, el de Siracusa (Nueva York) se colgó una plata y un bronce junto a sus compañeras. En París, sin embargo, Fuentes admite que, con él en el equipo, la realidad hubiera sido bien distinta.

"Es que si lo pongo aquí, no tenemos opción de medalla", lamenta la exnadadora. "Es muy difícil gestionar esa sensación, porque me sabe fatal, pero mi trabajo es proteger al equipo y llevarlo al mejor sitio posible. En Estados Unidos, además, hay una ley por la cual yo no puedo elegir a dedo, tengo que demostrarle al Comité Olímpico los datos de por qué esas ocho personas se merecen estar dentro del equipo. Tiene que ser supercientífico. Y para poner a Bill, tendría que mentir".

"He tenido un dilema muy grande", añade. "Socialmente creo que era algo importante, porque igual que habido mucho machismo contra las mujeres, también ha habido discriminación a los hombres por tener pasiones que fueran tradicionalmente femeninas, y meter a Bill en el equipo era un símbolo, al menos para mí, pero no he podido saltarme los pasos para hacerlo".

La decisión, claro, no estuvo exenta de críticas. "Él el primero", advierte Fuentes, que reconoce que la no inclusión de May le pasó factura. "Estuve un mes enferma. Al final, a mí no me gusta hacerle daño a nadie, pero es mi trabajo y me toca hacerlo. Creo que también era lo más justo para el equipo, porque si ponía a Bill, tenía a todas las chicas en contra; les estaría quitando la oportunidad de ganar una medalla olímpica".

Más allá del asunto May, polémico incluso fuera de la frontera estadounidense, Fuentes ha logrado llevar al combinado norteamericano al olimpo de la natación artística, algo impensable hace solo unos años. No por nada las ocho nadadoras norteamericanas seleccionadas por Fuentes han conseguido su primera plata olímpica en París, donde han superado a España, bronce, y únicamente han cedido ante la China de Anna Tarrés.

"Buah, mira [enseña el brazo], se me pone la piel de gallina solo de pensarlo", reconoce Fuentes, residente en San Francisco, cuando se le pregunta por la posibilidad de entrenar a España en unos Juegos Olímpicos. "España es un equipazo y solo pensar en que podría hablar mi lengua, poder llegar al alma de las deportistas, es algo que me encantaría. Algún día, algún día... ¿Sabes cuando tienes como un secreto de algo que te gustaría hacer en tu vida? Pues en mi caso, ese es entrenar a España".

"Ahora muchas de nosotras estamos entrenando en otros países, pero es que solo hay un puesto [en España] y ahora mismo está ocupado", sentencia, en referencia a la japonesa Mayuko Fujiki, seleccionadora desde 2017. "Podríamos volver a entrenar en clubes, sí, pero no es lo mismo, tenemos el alto rendimiento en la sangre, y yo quiero ir a los Juegos Olímpicos, porque estoy hecha para ello. No quiero cerrar nunca la puerta a España. El día que me quieran, allí estaré".