JJOO | NATACIÓN ARTÍSTICA

La natación artística gana el bronce y regresa a la gloria olímpica doce años después

España bordó la excelencia y solo quedó por detrás de la China de Anna Tarrés y la Estados Unidos de Andrea Fuentes.

España, en la natación artística./REUTERS
España, en la natación artística. REUTERS
Jonás Pérez

Jonás Pérez

¡Somos bronce en natación artística! Una alegría tras una tarde para el olvido, en la que grandes opciones de medalla como el waterpolo masculino, el baloncesto femenino o Adriana Cerezo han caído contra todo pronóstico. Ahora, mordemos con rabia un metal fraguado a fuego lento, tras tres días de competición y una ejecución perfecta sobre el agua. Momento idóneo para recordar los nombres de las heroínas, que suelen caer en el olvido bajo el amparo del equipo. Txell Ferre, Marina García Polo, Lilou Lluis, Meritxell Mas Pujadas, Alisa Ozhogina, Paula Ramírez, Blanca Toledano e Iris Tió ya forman parte del medallero.

La ausencia de Rusia dejó a España, desde un primer momento, como una clara aspirante a la medalla. Fuera de combate la gigante de la disciplina, otra apuntaba a insuperable: China. Pronto la piscina dictó sentencia. El equipo nacional, por el contrario, era el siguiente en sensaciones, aunque muy parejo con Estados Unidos, Japón o las posibles sorpresas de Italia o Francia.

España terminó de cerrar la medalla en el ejercicio de rutina acrobática, aunque venía ya con unos resultados excelentes. La jornada final sirvió para evidenciar la maestría de las nuestras. Salieron del agua con alegría, conscientes de que habían bordado la ejecución, con un inicio espectacular, sin penalizar, cargadas de fuerza y garra y con un final apoteósico. Las sensaciones se trasladaron a la puntuación, solo un punto por debajo de Francia, pero ganando la general y como segunda mejor marca de la tarde. Quedaban Estados Unidos, Japón y China, pero esto ya no se nos escapaba...

El lunes comenzó la competición con la rutina técnica, en la que China demostró un poderío incontestable. Su nota de 313.5538 les regalaba el oro salvo ahogamiento o motivo de causa mayor. España fue segunda y se quedó a 26 puntos, con su 287.1475. Japón y Estados Unidos fueron penalizados y reclamaron, entregando 500 dólares en efectivo a los jueces, tal y como marca el protocolo. Les acabaron dando la razón y la pelea por la segunda plaza quedaba en un puño. Para colmo, Italia y Francia firmaron un gran ejercicio y se quedaron a apenas diez de nuestra calificación.

Aun así, plantamos cara. Comenzamos dibujando 'París' con los cuerpos de nuestras nadadoras, para enloquecer a la grada y contagiar de paso a los jueces del entusiasmo de nuestro ejercicio. Sin penalización, anotamos un gran 189.7475 en elementos y, sobre todo, un 97.4000 en impresión artística. Un impacto más que suficiente para anunciar al mundo que veníamos a París con la intención de sumar nuestra primera medalla de Londres 2012.

El golpe de Estados Unidos

Con la gran nota y las cartas sobre la mesa, el segundo ejercicio, el de rutina libre, fue más estratégico que otra cosa. Estados Unidos y Japón ya andaban con la mosca detrás de la oreja por lo ocurrido. La reclamación les dio la razón, pero ya era un aviso: cualquier error puede costar una medalla. Pero las estadounidenses, dirigidas por la española Andrea Fuentes, sacaron las garras, como anunció su nadadora Anita Álvarez: "Nuestra entrenadora nos ha adiestrado para darle la vuelta a la presión y asumir riesgos sin miedo al fracaso y al error".

Dicho y hecho, las estadounidenses firmaron una exhibición con 360.2688 y superaron a España en 14 puntos. Las nuestras fueron cuartas en la competencia, por detrás de México, que no es rival, y China, que compite en otra categoría. 398.8917, una marca excepcional. Responsabilidad, en parte, de Anna Tarrés, una de las encargadas de sus acrobacias bajo el agua.

La nueva normativa prioriza los movimientos de piernas en apnea y, sobre todo, no penalizar. Esto último viene a ser no ejecutar a la perfección la rutina que se había pasado a los jueces. Una variación que convierte a la natación artística en un arte estratégico. "La sincro es ahora justa, se ha eliminado toda la subjetividad. Antes se decía que había jueces que tenían sus preferencias, ahora es imposible que eso suceda", explicó a Relevo Gabriela Viglino.

Y entre las cábalas, la disciplina y el baile sobre la piscina, España ha vuelto a ser grande. Sin Rusia, sí, pero una medalla igual de merecida. Doce años después, olvidamos Londres y volvemos a ser metal en una disciplina que siempre nos dio alegrías. Una merecida alegría tras un compendio de desgracias.