Mijaín 'El Terrible', los 130 kilos tras el récord olímpico más exclusivo: "Ni los científicos encontrarían la fórmula"
El luchador cubano es el primer atleta con cinco oros consecutivos en la misma prueba individual. Y todo pese a que su padre, fallecido en 2023, le quisiera borrar del deporte por una fractura de tibia y peroné.
Estar al lado de Mijaín López asusta. Más allá de sus 1,96 metros, algo cada vez más común en el deporte profesional, es su envergadura lo que impacta. Sus brazos, sus hombros, sus muslos... Son 130 kilos de ser humano, 130 kilos de pura fuerza. Una auténtica mole que te puede desmontar de un abrazo. En realidad, él se dedica a eso: a agarrar a sus rivales, a lanzarles por los aires y a inmovilizarles sobre la colchoneta. Y no se le da nada, pero que nada mal.
Se le da, de hecho, tan bien, que el cubano ha conseguido este martes algo nunca antes visto en la historia de los Juegos Olímpicos: se ha convertido en el primer atleta que conquista cinco medallas de oro consecutivas en una misma prueba individual. "El Terrible", como le apodan a Mijaín, ha derrotado al chileno de origen cubano Yasmani Acosta en el Champ de Mars Arena para colgarse en París 2024 su quinto oro en la prueba de 130 kilos de lucha grecorromana.
La historia olímpica de Mijaín es fácil de resumir: una derrota en Atenas 2004, los Juegos de su debut, y después oro en Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016, Tokio 2020 y ahora en París 2024. Nadie ha sido capaz de hacerle sombra en los últimos 16 años. Y con su logro en la capital francesa, el luchador ha superado a los cinco mitos con los que estaba empatado a cuatro oros consecutivos: Michael Phelps (en los 200 estilos entre Atenas 2004 y Río 2016), Carl Lewis (en salto de longitud entre Los Angeles 1984 y Atlanta 1996), Katie Ledecky (en 800 metros estilo libre entre Londres 2012 y París 2024), Al Oerter (en lanzamiento de disco entre Melbourne 1956 y México 1968) y Paul Elvstrom (en la categoría finn de vela entre Londres 1948 y Roma 1960).
Una rotura de tibia y peroné
Nacido en Cuba en 1982, la historia de Mijaín López está llena de curvas y de recovecos. Su fuerza quedó demostrada siendo un niño, cuando ayudaba a su familia en el campo, y con ocho años empezó a practicar la lucha. Su hermano mayor, Míchel, había elegido boxeo (fue de hecho bronce en Atenas), pero a él no le gustaba eso de darse puñetazos. A él le iba más lo de agarrar. "En la tierra nos poníamos a luchar y mi papá me echaba a fajar con todos los hijos de los vecinos", recordaba Mijaín en una entrevista reciente con AFP.
Con 13 años todo estuvo a punto de irse al traste, después de que sufriera una doble fractura de tibia y peroné en una competición. Su padre, Bartolo, dijo que basta. "Yo era el más joven de la familia y mi padre había vivido mucho deporte porque mis hermanos eran deportistas, y había visto esa problemática. Cuando mi padre vio esas condiciones, que me había fracturado tan fuerte, no quería que siguiera. Pero me abrí paso, seguí hacia adelante y pude demostrarle que las lesiones son normales en la vida", decía hace unos meses en la cadena de radio RFI.
"Lograr una medalla es algo bonito. Dos es algo que también es bonito. Tres es algo fuerte. Cuatro es un sueño. Y una quinta es una cosa que ni los científicos encontraría la fórmula para explicar"
LuchadorA pesar de aquel momento de dudas, su padre ha sido siempre el mayor pilar de su carrera deportiva. Por eso, cuando Bartolo murió en 2023, a Mijaín se le partió el alma. Pero aquel golpe de la vida le sirvió también para mirar con otros ojos a París 2024. "Mi padre es una de mis mayores motivaciones. Él estaba preparado para estos Juegos. Era un motor para mí".
Fiel siempre a su Cuba natal a pesar de los cantos de sirena de otros países para que abandonara la isla, Mijaín renunció a los últimos Juegos Panamericanos y a los Mundiales para evitar lesiones y llegar en plena forma a París. Quería retirarse con un quinto oro al cuello.
"He cambiado de entrenamiento, he tenido que hacer pausas en las competiciones y entrenar de una forma más pausada y con más calma. Al final tenemos mucha sabiduría de la lucha, tenemos mucha experiencia", señala el luchador, que en los últimos meses se instaló en Bulgaria y Croacia para prepararse a conciencia de cara a París.
"Lograr una medalla es algo bonito. Dos es algo que también es bonito. Tres es algo fuerte. Cuatro es un sueño. Y una quinta es una cosa que ni los científicos encontraría la fórmula para explicar esa continuidad a lo largo de tantos años en la élite. No todo atleta aguanta". Pero Mijaín sí aguantó.