Las dos cualidades que han convertido a Ledecky en la mejor olímpica de siempre: "Nada como un hombre..."
Katie Ledecky conquistó su noveno oro olímpico en sus idílicos 800 libre e iguala los títulos de Lairssa Latynina.
Katie Ledecky se presentó al mundo en Londres 2012 cuando con 15 años logró el oro en los 800 libre en una prueba en la que Mireia Belmonte fue plata. En los Juegos de Río, de 2016, dio su mayor exhibición con 19 años, al colgarse cuatro oros y una plata e inundó de récords el Centro Acuático. En Tokio, con las gradas vacías, la pandemia y la irrupción de Ariarne Titmus, su pesadilla australiana, salió con dos oros y dos platas; y ahora en París, 12 años después de que escribiesa su primera página, logra igualar a Larissa Latynina, la fabulosa gimnasta de la URSS que coleccionó podios en los 50 y 60, con nueve oros en total. El último, el conseguido en la prueba que le hizo grande, los 800 libre. Campeona olímpica por cuarta edición. La mujer más laureada de la historia olímpica (en oros), sentada junto a Michael Phelps en el trono.
Ledecky nadó a altos ritmos desde el comienzo y vio cómo Titmus le siguió la estela hasta los 600 metros. Los parciales de 30-31 segundos de la estadounidense hacían presagiar que no sería una victoria holgada, y así fue. Titmus apretó y tocó segunda con 8:12.29, récord olímpico; tercera quedó la americana Paide Madden, que debutaba, con 8:13.00. Y Ledecky, que posó su cabeza en el agua de la piscina de La Défense y se abrazó con Titmus, ganó con 8:11.04. Una Ledecky más cercana a la adolescente de 15 años que a la nadadora extraterrestre de Londres. El círculo se cierra. Era su oportunidad. Aunque la estadounidense quiere llegar a Los Ángeles 2028, sabía que este era el momento para conseguir su noveno oro.
¿Por qué Katie Ledecky ha sido capaz de nadar tan rápido durante tanto tiempo en pruebas de fondo? Sergi López fue medallista español en 1988, en Seúl, y desde entonces se asentó en Estados Unidos y es uno de los técnicos universitarios más clásicos. Entrenó a Joseph Scholling, el singapurense que le quitó el oro en el 100 mariposa a Phelps en Río 2016, y a Hugo González durante un año y medio en Auburn y Virginia. Conoce la historia de Ledecky. Y da en la primera clave de su dominio en la piscina durante tantos años.
"Tiene un estilo particular, ella nada como si fuera un chico joven. Tiene una fuerza y una patada diferente. Los nadadores hombres jóvenes les cuesta seguir su ritmo. Si hablamos de lo estético, hay muchos estilos que no lo son, como el suyo, pero son efectivos. La clave es cómo conectas la patada con la brazada y lo frontal con lo trasero. Puedes ser buena haciendo pies, pero cuando lo pones juntos sales mal porque no coordinas. Cuando eras capaz de moverlo juntos, la patada es superior. Ledecky no tiene el crol más fino, pero es efectivo", explicó el entrenador que está en París con varios nadadores pues también se encarga de la preparación internacional.
«¡Debe tener unos pulmones y un corazón!»
Coge el guante Andreu Roig, biomecánico del CAR de Sant Cugat, con lo del estilo. Ledecky no nada fino, no es una manera de ejecutar para enseñar en las escuelas cómo si puede ser la de la canadiense Summer McIntosh. Aunque ha nadado 400 estilos en alguna ocasión, no ha lo ha incluido nunca en su programa en grandes campeonatos. Roig comenta el estilo desde el punto de vista científico: "Hay una parte física importante en su estilo. De todos se pueden corregir cosas de su técnica. Creo que ella ha tirado de cardio, de fuerza. No estoy en el día a día. Pero nada lanzando golpes. Como el italiano Paltrinieri. ¡Debe tener unos pulmones y un corazón! Todo lo que sea acelerar en las pruebas supone un gran gasto energético, pero a ella no le afecta demasiado".
Ledecky acostumbra a nadar siempre a un ritmo elevado. No es tan rápida en pruebas de 100 o 200 aunque se proclamase campeona olímpica en esta segunda en Río 2016, pero en los 800 y 1.500 no tiene rival. Cuando ella llegó, la inglesa Rebeca Adlington tenía la plusmarca de los 800 con 8:13.86 y Kate Ziegler poseía con 15:42.54 el de los 1.500. Ahora, ella posee ambos récords después de batirlos en infinidad de ocasiones. El de 800 está en 8:04.79 y el de 1.500 es de 15:20.48. Para ponerlo en contexto, el español Carlos Garach, en los 1.500 masculinos, hizo lo mismo que el récord mundial de Ledecky.
"Tiene mucha fuerza pero la aplica muy bien. Sus primeras partes de la brazada son espectaculares. Su respiración es corta y siempre mira hacia adelante, eso es poco habitual en una fondista y es muy bueno", explica uno de los técnicos españoles que está en París, a lo que añade Jordi Jou, el entrenador del CN Sant Andreu: "Es un estilo como el de un hombre por sus condiciones físicas. Tiene un pie grande. No tiene el valor técnico de otros fondistas de 1.500 en hombres como Wellbrock o Wiffen, sino que es un estilo de golpes. Los golpes no son continuados. Lo mejor es su tracción del brazo y propulsión del pie izquierdo", añade.
ANOTHER 🥇NE.@katieledecky wins her fourth-straight Olympic gold medal in the 800m freestyle!#ParisOlympics pic.twitter.com/2W4Rq1Q44d
— Team USA (@TeamUSA) August 3, 2024
«Hay pocos que sin trabajo constante se mantengan en la elite»
Más allá de sus características técnicas, que marcan su estilo ("suma todo. No todos somos iguales de nacimiento ni tenemos el mismo aprendizaje. Un entrenador le ha dado una mejora, y el otro le ha dado otra", explica Roig), hay detrás una constancia y una parte psicológica fuerte para poder mantenerse años y años en la cima. "En el entrenamiento es constante. Hay pocos que sin un trabajo constante se mantengan en la elite. Tiene calidad en la tarea. Si no es imposible conseguirlo", añade el biomecánico. Y Sergi López, quien conoce a sus entrenadores, asiente: "Es consistente, entrena a un nivel muy alto".
Ledecky cambió de entrenador antes de los Juegos de Tokio, cuando vio que necesitaba un cambio para volver a encontrar su motivación. Y pasó a manos de Anthony Nesty, que tenía un grupo de entrenamiento en el que, entre otros, estaba también el fondista Bobby Finke. Un cambio que regeneró a Ledecky, ambiciosa, quien se mantuvo invicta desde 2012 a 2019 y entró en una fase de ansiedad al ver que sus ritmos ya no eran tan galácticos. La llegada de Titmus, con quien se fundió en un abrazo tras su récord, supuso un golpe... Luego, una motivación.
Antes de ser un icono del deporte olímpico, la niña Ledecky, de una familia adinerada de Whasington, iba a ver los partidos de Michael Jordan cuando jugaba en los Wizards. Quizás aprendió inconscientemente del astro del baloncesto. De su mentalidad ganadora. Ledecky es la GOAT. Se lo dio su genética, su trabajo y su constancia. Y esa determinación por ser la mejor olímpica de la historia. Algo que ya ha conseguido.