La explicación de la piscina "lenta" de París que inquieta a los nadadores está en un parking subterráneo
Se tuvieron que reducir las medidas, de 3m a 2,17m, para reducir el peso al estar ubicado el vaso encima de un aparcamiento.

Después de dos días de competición en La Dèfense, el recinto que vibra con las heroicidades de Léon Marchand, no se ha batido ningún récord mundial y sí tres olímpicos. Tampoco son los Juegos el torneo donde las plusmarcas caen como moscas, porque una cosa es ir a por el récord y otra ganar el oro. Y para eso segundo a veces hay que pisar el freno. "No vayas a pulverizar tu récord mundial, sé listo y asegura el oro. Los Juegos son solo cada cuatro años", le aconsejó Atila Selmeci a Kritof Milak antes de la final de los 200 mariposa en Tokio. Y Milak se proclamó campeón olímpico pero sin récord mundial. En Tokio 2020 hubo seis y en Río 2016, siete. Aquí en París solo se han disputado siete finales, un cuarto de la competición.
En la primera jornada, de las siete pruebas en las que se decidió el pase a la final solamente dos fueron más rápidas en París que en Tokio: los 400 libre y los 100 mariposa femeninos. Otras cinco pruebas fueron más baratas, aunque este domingo Hugo González necesitó bajar de 53 segundos para meterse por tres centésimas a la final de los 100 espalda, mientras que en Tokio le valió el 53.05 para entrar séptimo.
Curiosamente el mallorquín abrió un melón que ya generaba runrún: "La piscina no cumple las reglas de World Aquatics". Y matizó: "Pero es igual para todos". José Antonio del Castillo, entrenador de la RFEN que está en París, confirma la percepción general de que "la piscina es lenta". "No sabemos si es la profundidad pero la piscina parece que no es rápida. Hay cosas raras. No hay un gran nivel, pero en el 100 espalda necesitaron 52.90. No sé si es la profundidad u otros temas".
🏊🏽♂️ LOS TIEMPOS ESTÁN SIENDO MÁS LENTOS EN PARÍS
La piscina de La Défense tiene una profundidad de 2,17 metros en su centro. En los Juegos de Tokio o de Londres fue de tres metros mientras que el reglamento de World Aquatics estipula, desde hace apenas un año y medio, que debe ser de al menos 2,5. Pero el proyecto de La Dèfense viene de lejos, de antes de la pandemia, por lo que ya estaba prevista esa medida antes del cambio del reglamento. Relevo ha contactado con Quim Pujol, exnadador y arquitecto español ligado desde siempre a los Juegos Olímpicos y a la antigua FINA (Federación Internacional de Natación), quien da luz a la problemática y explica la construcción de una piscina que está siendo la comidilla acuática.
"Debajo de la base hay un parking. A más profundidad, más toneladas de peso"
Ex arquitecto de JJOO y FINA"Trabajé dos años para los Juegos de París y participé en las reuniones sobre la piscina. La primera idea era crear una piscina provisional, desmotable, como ya había ocurrido en Río. Pero nos ofrecieron hacerla en este Arena La Défense. Uno de los problemas que había es que debajo de la base hay un parking subterráneo. Si la piscina tiene una profundidad de tres metros, el peso es de tres toneladas. No formé parte ya de la parte final del proyecto, pero que tenga menos profundidad puede tener que ver con el peso de lo que puede soportar el suelo que hay encima del parking", aseguró Pujol, quien, considera, que "la profundidad no tiene nada que ver con los tiempos".
Los biomecánicos sí creen que afecte a los tiempos por el oleaje
Las calles 0 y 9 apenas hacen dos metros pero después hay una pendiente hasta llegar al máximo que es de 2,17m. Así lo detalla Quim Pujol, quien tiene los planos en la mano. Cuando se hacen piscinas en lugares que no están cien por cien acondicionados ocurren este tipo de problemas. "En los Mundiales de Barcelona nos pasó algo parecido con la piscina del Palau Sant Jordi. No de profundidad, porque era de tres metros, pero estaba preparado para albergar una pista de hielo y habría unas estructuras a la que nos tuvimos que adaptar", cuenta. La empresa que instala las piscinas es Myrtha Pools.
"A menos profundidad es más difícil propularse y aumenta la resistencia por las olas"
Biomecánico CAR Sant CugatLa opinión de Pujol contrasta con la de Andreu Roig, biomecánico del CAR de Sant Cugat, quien sí considera relevante la profundidad de una piscina desde un punto de vista científico. "Cuando hay un mayor volumen de agua porque la piscina es profunda se tiende a amortizar o reducir las olas que provocan los nadadores. El agua se vuelve estable y facilita la aplicación de la fuerza como la reducción de la resistencia al nadar. La respuesta es mejor. En mi opinión, a menos profundidad es más difícil propulsarse y aumenta la resistencia por las olas", relata.
El arquitecto considera que antes de la nueva regla de World Aquatics los nadadores ya competían en piscina de apenas dos metros. "Cuando en unos Juegos Olímpicos la natación artística se realiza en la misma piscina que la natación en línea, la profundidad de la piscina debe ser de tres metros. La sincro lo necesita. Pero cuándo no sucede así, como en los Juegos de Río, la piscina hacía menos metros", argumenta. Y pone el ejemplo de los Mundiales de Natación de Gwangju, en 2019, cuando se batieron diez récords mundiales.
La catarata de récords de Pekín como inicio a una nueva regla
A partir de los Juegos de Pekín, en 2008, la Federación Internacional de Natación recomendó (no obligó) que las campeonatos de alto nivel tuvieran piscinas de tres metros de profundidad, una medida para poder albergar en el futuro natación artística. En aquellos Juegos, los de las ocho medallas de Phelps, se batieron hasta 65 récords entre mundiales y olímpicos en unos campeonatos marcados por la primera evolución de los bañadores, luego prohibidos. En los Juegos de Río, por ejemplo, se consiguieron 19 marcas, pero las mujeres lograron 15 y los hombres cuatro, por lo que cómo explicó en su momento Katie Ledecky: "Todo dependerá de la evolución del nadador y del momento de la carrera".
Arquitectos le quitan trascendencia, biomecánicos se la dan y los entrenadores tienen la mostra detrás de la oreja. Marchand batió un récord olímpico de otro planeta y acceder a la final de 100 espalda fue exigente, pero en cambio en los 100 mariposa no se logró un récord mundial esperado en la final y en los 100 braza sorprendió el italiano Martinenghi con un registro más discreto de los anteriores dos Juegos. El debate está servido y no pone de acuerdo a nadie. Al acabar los Juegos se podrá valorar si París ha sido más pobre en récords mundiales que Tokio o Río.