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Las razones del descalabro del boxeo estadounidense a cuatro años de sus Juegos Olímpicos

Estados Unidos ha sido la gran decepción del boxeo en París 2024. Después de las cuatro medallas de Tokio se marchan de Francia con un único bronce.

Omari Jones lanza un golpe a Asadkhuja Muydinkhujaev durante su combate de semifinales en el torneo de París 2024./EFE
Omari Jones lanza un golpe a Asadkhuja Muydinkhujaev durante su combate de semifinales en el torneo de París 2024. EFE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Este domingo los Juegos Olímpicos de 2024 echaron el cierre. El boxeo lo hizo este sábado con las últimas finales. Es el momento de la reflexión, en muchas ámbitos, antes de mirar a Los Ángeles 2028. El deporte todavía no está confirmado al 100% para esa cita al no existir por el momento ningún organismo que tenga el control del noble arte en el marco olímpico tras la expulsión de IBA en 2023. Queda trabajo, pero parece complicado que precisamente en Estados Unidos, meca del boxeo, el deporte vaya a salir del programa. Pese a ello, el COI ya ha metido prisa y pone el 2025 como margen para encontrar "un socio fiable".

Con los problemas políticos a un lado, los países también deben hacer autocrítica para afrontar con garantías la siguiente cita. Uzbekistán ha sido la gran triunfadora del torneo con cinco oros. España, por su parte, ha vivido los mejores Juegos Olímpicos de su historia. Con esas premisas, la continuidad es la mejor vía. En otro extremo muy diferente está el líder del medallero histórico y próximo anfitrión, Estados Unidos. El boxeo ha estado presente en todos los Juegos Olímpicos de la era moderna salvo en los de 1912. Lidera la tabla de metales (118 medallas, 50 oro) en un deporte histórico es un honor, pero el presente es muy diferente a los libros de historia.

Estados Unidos se va de París como la gran decepción del torneo. Fue capaz de clasificar a más de una decena de competidores, pero únicamente Omari Jones logró estar en un podio. Fue bronce en la categoría de 71 kilos. La cuenta evidencia un descalabro muy importante si tenemos en cuenta que en Tokio 2020 tuvieron cuatro medallas (una plata y tres bronces). La cita japonesa fue la mejor cosecha yankee desde Sydney 2000. Es más, no lideran un medallero desde Seúl 1988. Demasiado tiempo en la sombra para la mayor potencia mundial en el campo profesional.

En Tokio se mejoró la cifra de Río de Janeiro (3 metales), pero en Brasil fue la última vez que la delegación estadounidense consiguió un oro. Lo hizo Claressa Shields, quien lo había logrado también cuatro años antes en Londres 2012 (2 medallas totales). Para encontrar un oro masculino hay que retroceder hasta los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde Andre Ward lo logró. La contraposición del fracaso es clara. No ganaban un oro en velocidad desde esa cita. Noah Lyles ha devuelto el primer lugar al atletismo, pero el boxeo ha fracasado. El objetivo era el mismo, pero el resultado ha sido bien diferente. ¿Se ha secado la máquina de talento yankee? No, pero la industria ha cambiado. En 2016, por ejemplo, acudió Shakur Stevenson y fue plata, pero los grandes nombres ya no llegan a los Juegos Olímpicos.

La lucha entre las principales promotoras en Estados Unidos cada vez es más voraz. Como sucede en otros deportes, las empresas apuestan por talento joven y lo van moldeando. Pocos llegan a superestrellas, pero la inversión compensa mas que firmar un medallista olímpico, por ejemplo. Esa visión hace que estén fichando cada vez talento más joven e incluso lo hagan por debajo de los 18 años, edad mínima para competir en boxeo en unos Juegos. El dinero rápido provoca que los mayores talentos amateur decidan dar el salto al profesionalismo antes de cumplir un ciclo olímpico. Esa falta de los top en la Selección se transforma en pocos resultados a nivel internacional.

La solución, si quieren ser competitivos en su propio país, pasa por aumentar la inversión en la nueva hornada de boxeadores. Necesitan foguearlos a nivel internacional, que adquieran mucha experiencia y ofrecerles una buena contraprestación económica para que no sucumban al profesionalismo. Los Curmell Moton (18 años) o Cayden Griffiths (18 años), que podrían ser medalla en Los Ángeles ya se han escapado, toca mirar mas abajo y mimarlos. Las seis medallas de Atlanta 96 deben ser, como mínimo, el objetivo de un gigante venido a menos.