Kellie Harrington, la aspirante a un doble oro olímpico que empezó a boxear en el gimnasio de un criminal irlandés sin vestuario femenino
La campeona olímpica en Tokio 2020 persigue este martes su segundo oro en unos Juegos. Gerry Hutch, uno de los criminales más famosos de Irlanda, fundó el gimnasio en el que empezó.
El pasado sábado, alrededor de un millar de personas se dieron cita en un parque de Dublín para seguir en directo el combate de cuartos de final de Kellie Harrington. Irlanda es un país de amplia tradición boxística, pero París 2024 no han sido sus Juegos. Acudieron con diez representantes y Harrington fue la única que consiguió medalla.
La púgil logró un hito, sólo cuatro deportistas de ese país han conseguido repetir medalla y únicamente dos de ellos lo hicieron con un oro. Kellie puede entrar, todavía más, en el olimpo irlandés. A nivel mundial, el boxeo femenino participó por primera vez en unos Juegos en 2012. Desde entonces únicamente Nicola Adams y Claressa Shields tienen dos oros. Su posición a nivel mundial también sería elevada a los máximos altares.
Su hito deportivo, que logró además tras vencer a la misma rival que en la final de Tokio (Beatriz Ferreira), ha provocado que el país esté con ella. La pantalla gigante fue sólo una muestra más y este martes (23:06 horas) Irlanda se volverá a paralizar ante el televisor. Más allá de historias de familiares, la prensa irlandesa ha destacado que en ese parque dublinés estuvo presente Gerry Hutch, uno de los hombres que marcó sus inicios.
Para el público español Hutch puede ser un desconocido, pero para Irlanda es una de las personas más conocidas del país. Está considerado uno de los mayores criminales que han tenido y ha sido acusado de los mayores robos con fuerza. Tras varias etapas en prisión, Hutch se reformó y ahora le apodan El Monje, aunque hace un par de años fue acusado de un asesinato del que finalmente fue declarado inocente.
The joy in Diamond Park for #KellieHarrington after she won her latest fight and guaranteed at least a bronze medal in #Paris2024🥉🥊💪🏼🇮🇪@TeamIreland | @NEIC_Dublin
— Clint Drieberg (@ClintDrieberg) July 31, 2024
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En ese proceso de cambio, Hutch fundó el gimnasio Corinthians Boxing Club en Dublín. Allí se plantó Harrington con 15 años. Quería practicar boxeo y los entrenadores dudaron. Nunca habían tenido una mujer. Era el año 2004 y la imagen era extraña. Según contó en Irish Times, tras Tokio 2020, el entrenador principal del gimnasio, Paddy Corcoran "no tenían ni vestuario femenino". La joven insistió y prometió llegar preparada de casa y marcharse sin pasar por el vestuario al terminar. Aceptaron y ahí la historia de todos cambió. A los pocos meses, viendo que iba en serio, habilitaron una pequeña sala para que la pudiese usar de vestuario. Sin saberlo, Kellie había logrado un gran avance en género.
Tardó casi diez años en empezar a pelear, pero una vez que lo hizo su talento sobresalió y su segundo combate (2013) fue en un Europeo. Como ha pasado en muchos países, al haber pocas mujeres boxeando la experiencia se adquiría sobre el ring. Para Río 2016 no consiguió clasificar, pero sí lo hizo para Tokio 2020 mientras compaginaba el deporte con su trabajo de limpiadora en un hospital psiquiátrico. Su oro olímpico fue un antes y antes después en su vida.
La irlandesa pasó a ser un referente para sus paisanos y en especial para la comunidad LGTB, después de ser una de los 180 atletas que reconocieron abiertamente su homosexualidad antes de los Juegos. En 2022, tras casarse con su pareja desde 2009, Harrington publicó su biografía y ese año recibió la llave de su ciudad, Dublín, y comandó el desfile del Día de San Patricio.
Su fama ha hecho que todos los focos estén sobre ella y su competición en París, donde logró la victoria 100 de su carrera (118 peleas) en semifinales, haya sido muy seguida. La final de este martes, ante la china Wenlu Yang, será la última "a nivel internacional", aunque con la prensa irlandesa no ha aclarado nada sobre su futuro. En diciembre hará 35 y no sabe si hacer un campeonato de Irlanda más antes de retirarse o hacerse profesional. Su futuro es incierto, pero eso no es lo importante en este momento. La historia le está esperando en Roland Garros.