OPINIÓN

Marta Pérez no es consciente de la barbaridad de récord que ha hecho, ni usted tampoco

Marta Pérez (31), en las semifinales de 1.500 m de los Juegos de París. /LAVANDEIRA / EFE
Marta Pérez (31), en las semifinales de 1.500 m de los Juegos de París. LAVANDEIRA / EFE

Natalia Rodríguez, superclase dentro y fuera del tartán, tendrá que cambiar la descripción de su perfil en Instagram. Su estratosférico 3:59.51 en 1.500 m logrado en 2005 en Rieti ya no es récord de España. La catalana, humilde como pocas, lo hará encantada. Su corona pasa a manos de la mediofondista que más se lo merecía en España: Marta Pérez Miguel.

La soriana, competidora nata, no fue en ningún momento a buscar la plusmarca. Estaba obsesionada con hacer un último cambio que le metiese entre las seis primeras clasificadas de su semifinal y acceder a la gran cita del 1.500 en París. Pero ninguna de las atletas que la precedían falló, y ella tampoco. Su marca es una brutalidad, 3:57.75, y la valorará mucho más cuando pase el tiempo. El sabor agridulce de no meterse en la final se disipará en horas. Porque Marta Pérez, aunque le cueste ponerse el traje de luces por su sencillez, desde este jueves come en la mesa de las mejores atletas españolas de todos los tiempos.

La mediofondista todavía decía que el cambio de ritmo se podía haber mejorado, pese a pegarle un bocado gigante al récord de España. Es la actitud de una atleta perfeccionista, esta vez hasta la exageración, pero que jamás se podrá recriminar nada. Su registro es una bestialidad, una barbaridad, una salvajada, adjetivos que se solapan para que la médico, inteligente como pocas, entienda la magnitud de su gesta desde los ojos de una persona de la calle.

Irene Sánchez-Escribano, en la final de 3.000 obstáculos.  AFP
Irene Sánchez-Escribano, en la final de 3.000 obstáculos. AFP

El que seguro que la comprende, con las pulsaciones más bajas que su atleta, es Antonio Serrano. El técnico sabe lo que es pegar varios tiros al palo con Marta en cuestión de récords. En la Diamond League de Bruselas firmó el pasado verano 4:00.53 en 1.500 (a un segundo de la mencionada marca de Natalia Rodríguez) y en 2022, en el propio Memorial Van Damme, 4:21.58 en la milla (la plusmarca de Nuria Fernández es de 4:21.13, Rieti 2008). Esta vez le ha tocado marcar gol y lo ha hecho por la escuadra.

El método Serrano, un entrenador que es más amigo del trabajo que de la filosofía y el autobombo, sale reforzado de los Juegos de París con dos chicas a las que ha ayudado a crecer en la última década. Sin dobles umbrales ni bloques altos, sin palabrería barata, pero con un esfuerzo denodado. Una es Marta Pérez, la otra la obstaculista Irene Sánchez-Escribano, otra atleta ejemplar, de valores arraigados, que ha recogido en la final de toda una cita olímpica (con un sobresaliente 9:10.43, el récord de España de Marta Domínguez es 9:09.39) los frutos a muchísimos años de sacrificio.

Justicia femenina en el tartán de París

La vida ha querido que dos amigas íntimas, médicos y atletas, que comparten pasión y grupo de entrenamiento en Madrid toquen el cielo en París a la vez. De hecho, Irene Sánchez estaba en la grada viendo a su socia del alma. También estuvo el periodista de Corredor Nacho Barranco, el mayor fanático de Marta Pérez, su pareja, a la que sigue por media Europa dándole su apoyo y pegando unos gritos que ya forman parte del espectáculo de la Diamond. Esta vez estaban más que justificados.

La gesta de Marta Pérez se une a la anterior de Águeda Marqués, capaz de meterse en una final olímpica de 1.500 tras fajarse en una primera semifinal con atletas de la talla de Laura Muir, Faith Kipyegon y Georgia Bell. La discípula de Arturo Martín tiene mérito doble al venir del invento de las repescas, inservibles hasta su eclosión en el Stade de France. Este jueves el 1.500 toma aire gracias a las chicas, tras el batacazo de los hombres, todos fuera a las primeras de cambio. Las mujeres han salvado el orgullo de la distancia fetiche en España. Y Marta Pérez la ha llevado al siguiente nivel de la mano de Antonio Serrano.