Los dos enemigos de Jakob Ingebrigtsen se alían antes de la final del 1.500 de los Juegos de París: "Puedes ganarle"
El escocés Josh Kerr encuentra un socio en el propio atletismo noruego para derrocar al rey del medio fondo olímpico.
La prueba de 1.500 m es, desde hace un año, un culebrón que mejora cualquier serie del catálogo de Netflix. En los Juegos de París se ha estrenado la nueva temporada con los mismos protagonistas, pero con giros inesperados. En el centro de la escena, omnipresente, el noruego Jakob Ingebrigtsen, el teórico rey de la distancia. En las esquinas, sus dos enemigos íntimos.
El primero es Josh Kerr, su último verdugo en el Mundial de 2023. El segundo es Narve Gilje Nordas, el compañero de selección entrenado por el propio padre de Jakob, Gjert, progenitor con el que no se habla tras demandarle en primavera, junto a sus hermanos, por maltrato. Este martes a las 20:50 horas, la siguiente entrega del 1.500 del morbo, la final olímpica, un evento marcado en rojo en los Juegos.
En Noruega hay una guerra civil. La batalla con Nordas se escenifica en la Villa olímpica desde el primer día, en el que los mediofondistas dieron ruedas de prensa separadas ante los medios. "Nordas y Jakob no se hablan", confirman a Relevo fuentes del atletismo noruego. Una tensión que ha ido en aumento en estos Juegos. Nordas se sentía ya agraviado porque su entrenador Gjert, el padre de Jakob, no contaba con acreditación oficial, vetado por el ente federativo de su país a petición del propio Jakob.
La situación se hizo insostenible cuando tampoco le dejaron acreditar a un atleta que le ayuda en las sesiones, Per Svela, mientras que a Jakob le hicieron el favor de acreditar a su hermano Philip en un caso análogo. Los cuchillos volaron hasta que el organismo noruego, para poner algo de paz, decidió a última hora mitigar la rabia de Nordas y acreditar a su soldado Svela.
Con Josh Kerr la guerra de Jakob Ingebrigtsen viene desde que el escocés le venció en la final de 1.500 metros en Hungría, segundo oro mundial en la distancia que Jakob perdía de forma consecutiva [el primero fue ante el inglés Jake Whightman en Eugene 2022]. Tras aquella carrera con Kerr, el flamante recordman de Europa del 1.500 [3:26.73 en Mónaco el 12 de julio de 2024] alegó que un virus le provocó un dolor de garganta los días previos.
"Me sentí al 88%, si estuviese al 92%, quizá hubiese ganado, pero no fui yo mismo", argumentaba. "Kerr era simplemente el siguiente en la lista". Esa fue la frase clave para ganarse al primer gran enemigo, que además de no creerse la teoría del virus [unos días después Jakob ganó la final de 5.000 m], se sintió ultrajado. En cuanto a Jakob, en estos Juegos una mascarilla le acompaña en todo momento, incluso en la zona de calentamiento. "No quiero correr ningún riesgo, como me ha sucedido en el pasado", comentaba a Relevo la estrella del tartán universal.
El fuego cruzado no se hizo esperar desde aquel día en el que Kerr se sintió despreciado. "Siempre quiere ser el centro de atención, es su ego desmedido, rodeado por tanta gente que le dice que sí a todo", espetaba el escocés como aperitivo de su mayor ofensiva, en el podcast Sunday Plodcast en diciembre. "Si no se da cuenta de que tiene grandes flaquezas [como la dificultad para ganar carreras sin liebres], entonces no logrará el oro en los Juegos de París. Le vendría bien escuchar esto", sentenciaba. "Y es que en el 1.500 Jakob tiene mucho menos margen de maniobra que en el 5.000", su otra prueba, explica Juan Carlos Higuero, cuarto en los Juegos de Pekín 2008 en 1.500 metros; pero cree que el favoritismo sigue estando de su lado.
El runrún de Jakob tras sus dos últimos fiascos mundiales en el 1.500 es evidente. Revalidar su oro olímpico de Tokio depende en gran medida de gestionar las emociones y de una guerra psicológica fuera del tartán. "La final de 1.500 va a ser como un paseo en el parque" o "le podría ganar con los ojos vendados" fueron las dos últimas bravuconadas del noruego para intimidar a Josh Kerr, "el hombre que nunca aparece", como suele decir Ingebrigtsen, la última vez en la Villa Olímpica. En una emisión del Ignite Podcast fue más lejos, sin dar nombres, con un recado al aire: "Creo que hay algunos que son simplemente imbéciles, idiotas; yo soy amigo de las personas que persiguen sus objetivos".
El destino quiso poner en las series de 1.500 de los Juegos a Nordas y Josh Kerr juntos. Tras la misma, en la zona de entrevistas, el noruego se acercó al escocés y le pasó un mensaje envenenado: "Puedes ganar a mi compatriota". Una frase corta que esconde mucho para una final en la que coincidirán los tres y en la que en principio Nordas, que se le vio muy justo en semifinales, no jugará un rol fundamental, salvo que decida ponerse al servicio de Kerr también en el tartán, cosa poco probable.
En la otra semifinal coincidieron Jakob y Kerr, pero la sangre no llegó al río. Duelo de miradas e intimidaciones aparte, Ingebrigtsen pasó primero por la meta con la sensación de ir sobrado. "Yo creo que es el gran favorito, solo hay que ver su marca de Mónaco [con su 3:26.73, a 73 centésimas del récord mundial de El Guerrouj], este es un deporte de números", aporta Ignacio Fontes, que corrió con él el primer día. "Ha dominado cinco años, en los que solo ha perdido tres carreras, con Kerr [cuya mejor marca es 3:29.05] y Wightman [que no está en el 1.500 de París]. Hay que darle el beneficio de la duda", completa el laureado entrenador Antonio Serrano.
Será una final de muchos alicientes, en la que también estará el prometedor neerlandés Niels Laros, cuyas caídas en momentos clave de las pruebas de 1.500 en 2024 no le han permitido sacar todo su potencial y puede ir de tapado para el bronce. "A mí me da igual lo que digan los medios, yo voy a hacer mi carrera y tengo mi plan", comentó a Relevo tras las series. Una estrategia que todos tienen en la cabeza en una final que pasará a la posteridad y en la que dos nombres coparán todos los titulares: Jakob Ingebrigtsen y Josh Kerr. Sólo falta saber si Nordas también se pondrá la falda.