Toni Robaina, el prodigio canario de los 90 que no elige entre Las Palmas y Tenerife: "Con el Real Madrid me hice incluso la foto oficial"
El exjugador de la agónica UD Las Palmas de Segunda B y del Súper-Tenerife, además de campeón de Europa y subcampeón del mundo con la España sub-16, desnuda en Relevo detalles inéditos de su carrera.

En el fútbol canario de los años noventa, por un lado estaba la supremacía del Club Deportivo Tenerife en Primera y su participación en la Copa de la UEFA, y por otro, el estancamiento de una UD Las Palmas perdida y seminoqueada en los subterráneos de las clasificaciones deportivas y económicas. En medio de la oscuridad deportiva de Gran Canaria, un pibe de solo 14 años firmaba su primer contrato con el club amarillo en el despacho del presidente Gonzalo Medina. En el fútbol, era una promesa. En los estudios, ya se había convertido en un caso perdido.
Ese muchacho, que de lunes a jueves daba pelotazos en el Estadio Insular como centrocampista y como fan incondicional de la entidad, era Toni Robaina, un chico talentoso, de familia humilde, que comenzaba a despertar ilusiones entre los fieles de la Grada Naciente del recinto de Ciudad Jardín. Su calidad desbordante, a la altura de los peloteros más valorados en las islas, hacía soñar con tardes gloriosas, como demostró con la victoria en la final del Campeonato de España juvenil, en el Santiago Bernabéu. No evitó el descenso matemático a Segunda B, frente al Sabadell, dolor y fuego que Luis Sicilia García, nuevo en la presidencia, trató de mitigar antes de un peor desenlace.
En la Segunda B de 1992 en adelante, "hubo demasiadas patadas, campos de tierra en condiciones propicias para las lesiones, y existía permanentemente mi temor de que mi carrera se desvaneciera antes de florecer", interviene el mismo Toni Robaina en Relevo. Esa incertidumbre le llevó a tomar una decisión, a los 19 años, que todavía, en alguna casa grancanaria, escuece. "Crucé el charco y firme por el Club Deportivo Tenerife, con el visto bueno del club amarillo, que eso nunca se dice cuando me lo recuerdan, porque fue la UD quien tuvo la última palabra". Antes, él, rechazó al Real Madrid en dos ocasiones, tras haber ganado el Europeo Sub-16 con España y haberse enfrentado al propio Tenerife en Copa del Rey con la UD Las Palmas en Segunda B.

Con 50 años, Toni Robaina es padre del futbolista Toni Segura e impulsa un proyecto deportivo con el Club Deportivo Inter Colonia, un equipo regional de Gran Canaria. Ya no busca presentaciones muy pomposas. Prefiere la cercanía, la humildad, hablar cara a cara, sin reservas. No tiene problema en reconocer los errores del pasado ni en celebrar lo que disfrutó en su día, como otro campeonato, esta vez de Liga con el Sporting de Portugal. Tampoco se esconde al momento de dar consejos a las nuevas generaciones, tanto a los jóvenes futbolistas como a sus padres, alertándolos de las falsas ilusiones. "No todo niño es un Messi o un Cristiano Ronaldo en potencia", insiste con honestidad. "He vivido las luces y las sombras de la pelota", dice mirando a la esférica, que le acompañó incluso en las extintas UD Pájara Playas de Jandía, Universidad de Las Palmas y AD Ceuta, aparte del CD Guijuelo, Castillo CF y Villa Santa Brígida, su último aliento como jugador en activo.
¿Qué es de Toni Robaina? ¿En qué proyectos estás involucrado actualmente?
Desde hace seis meses, tres amigos y yo asumimos un proyecto ambicioso y que, particularmente, me mantiene muy vivo. Quisimos revitalizar al Inter Colonia, equipo de Primera Regional en Gran Canaria. Era y es un club de barrio, que además había quedado bastante rezagado. Nuestro propósito es transformarlo, tanto en lo deportivo como en lo social, siempre empezando desde la base para así construir una estructura sólida y, con el tiempo, ¿por qué no?, llevar al club a niveles semiprofesionales o incluso profesionales. Ahora mismo, hay diversas dificultades que nos están retrasando este sueño, pero la ilusión sigue intacta. Estamos decididos a reflotar esta iniciativa con la misma pasión que nos impulsó al comienzo.
El fútbol y tú, inseparables de por vida.
Sí. A lo largo de mi trayectoria post futbolista, siempre he estado estrechamente vinculado a las categorías de formación: alevines, infantiles, cadetes. Después de un satisfactorio periodo en la Península trabajando intensamente en la cantera del Betis, decidí regresar a mis raíces, a mi isla. No hay nada que me llene más que ser testigo de los primeros pasos de los niños en el fútbol, me apasiona. Antes de este proyecto, fui entrenador del San Pedro Mártir, un histórico de la Tercera División canaria, también estuve en el Veteranos del Pilar y en el Puertos de Las Palmas. Recuerdo que, con el San Pedro Mártir, los entrenamientos rara vez contaban con más de 16 o 20 jugadores. Muchos futbolistas, en categorías que ya son exigentes, compaginan el fútbol con otros trabajos. No fue fácil, pero a pesar de todo, sí fueron experiencias enriquecedoras.
Además del CD Inter Colonia, estoy involucrado en un proyecto que busca acompañar a los futbolistas jóvenes en una etapa crucial de sus vidas, que es el momento en el que empiezan a generar ingresos importantes. La carrera de un futbolista es corta, pero con el equipo de profesionales con el que cuento, trabajamos para brindarles orientación y apoyo integral. Nuestra idea es que se sientan totalmente respaldados en la toma de decisiones.

Desde Paco Castellano a Jupp Heynckes, pasando por Iñaki Sáez y Materazzi. ¿Qué vivencias, en tu etapa como futbolista, te vienen a la mente bajo a la batuta de estos técnicos, y personalidades, tan variopintas entre sí?
He conocido, por suerte, gustos futbolísticos de todo tipo. Entrenadores más guerreros, más de juego bonito. No me quiero olvidar de nadie. Trabajé con figuras de renombre como Paco Castellano, Iñaki Sáez -quien más tarde fue seleccionador español-, Artur Jorge, Jupp Heynckes, Marco Materazzi y Augusto Inácio. Los técnicos extranjeros que menciono eran particularmente rigurosos y exigentes en su trabajo. Jupp Heynckes, por ejemplo, tenía una habilidad excepcional para sacar el máximo rendimiento de cada jugador, cuidando todos los aspectos, tanto deportivos como personales. Mis dos años con él, en Tenerife, fueron extraordinarios, coincidiendo con mi debut en Primera División. Aquella primera temporada jugué 39 partidos y di 17 asistencias, probablemente uno de mis mejores años como futbolista. Compartí vestuario con un Pizzi en estado de gracia, que se alzó con la Bota de Oro, y logramos la histórica clasificación a la UEFA. Fue un año mágico. Me dejó un aprendizaje invaluable.
En Portugal, me entrenó Marco Materazzi, padre del famoso jugador del Inter de Milán. Su estilo de dirección era distinto. Era extremadamente exigente, con una filosofía que chocaba con mi forma de jugar. Fue un periodo difícil, no conecté con él. Dirigió diez jornadas hasta que fue destituido y en su lugar llegó Augusto Inácio. La visión del fútbol del nuevo míster era diferente, más cercana, aunque tampoco tuve demasiadas oportunidades. Disfruté el desafío, eso sí, y aprendí a valorar el esfuerzo de luchar por un lugar en cada convocatoria. Al final de temporada salimos campeones de la liga, hazaña que el club lisboeta no lograba desde hacía dos décadas. También fue mi primer y único título de Primera División.
Durante tu etapa en Lisboa, ya se escuchan rumores sobre un joven talento, un tal Cristiano Ronaldo, quien por aquel entonces jugaba en las categorías juveniles.
En aquella época sí nos llegaron rumores de un joven de Madeira, se decía que venía un talento especial. Por lo que yo recuerdo, el chico apenas asistía a los entrenamientos semanales y no parecía totalmente integrado en el club. En la siguiente temporada, cuando ya me fui de Portugal, sé que comenzó a tener más regularidad en los entrenamientos y en el campo. Y el resto es historia.

Desde muy joven representaste a la Selección española. Te consagraste como campeón de Europa Sub-16 y como subcampeón del Mundial en la misma categoría.
Así es. Mis primeros recuerdos con la Selección Española se remontan a una semana de entrenamientos con la Sub-15, en Barcelona. Fíjate que no llegué a participar en un torneo porque decidí volver a Canarias. La añoranza de mi tierra pudo más que la oportunidad de quedarme. Un año después, recibí la convocatoria de la Sub-16. Recuerdo perfectamente la conversación que tuve con Chus Perera en el hotel. Me miró fijamente y me dijo: "Bueno, ¿qué hacemos contigo? ¿Te volvemos a convocar o te vas a ir a casa si te llamamos otra vez?". Esa vez lo tuve claro. Le respondí que me quedaba, que había aprendido la lección. Fue mi primera convocatoria oficial para un Europeo. Terminamos siendo campeones, y yo me llevé el triple galardón: máximo goleador, mejor jugador y campeón del torneo.
Dos o tres meses después llegó el Mundial Sub-16 en Italia, donde conseguimos el subcampeonato. En la fase de grupos nos enfrentamos a Uruguay, Cuba y Ghana. Pasamos como primeros, empatados a puntos con los ghaneses, y curiosamente fue contra ellos con quienes disputamos la final. En Florencia, nos superaron 1-0. Eran un equipo imponente, físicamente fuertes, corpulentos, y dominaban ese tipo de categorías. Aquel equipo español, de la final del Mundial, estaba repleto de talento, con jugadores como Gálvez, Sandro, Dani García Lara, López Vallejo, Palacios, Castro o Gerardo. Una generación espectacular. De ese grupo Sub-16, tres llegamos poco después a la Sub-21: Gálvez, López Vallejo y yo. En aquellos años, era rarísimo ver a cadetes compitiendo en niveles tan altos de la Selección.
De regreso a tu tierra conseguiste el emblemático Campeonato Nacional de Selecciones Juveniles. En esa temporada debutaste con la UD Las Palmas, a los 17 años, frente al Barça en el Miniestadi, con figuras como Cruyff y Rexach presentes en la grada. ¿Qué recuerdas de ese debut y todo lo que lo rodeó?
Ganar el Campeonato de España, encima en el Estadio Santiago Bernabéu y con la selección provincial juvenil, fue de un mérito y de un reconocimiento que en esa época no te paras a pensar. En la final tumbamos 2-0 a Murcia con goles de mis compañeros Ruano y de Suso, uno en cada parte. Fue un recuerdo imborrable, del que ya han pasado más de tres décadas y espero que vuelva a ocurrir. Insisto en que era un muchacho, y en aquella época no me paraba a pensar la magnitud de ciertas cosas, o de si estaba Cruyff viéndome en la grada. Lo verdaderamente importante era poder debutar, en partido oficial, con el primer equipo de la UD Las Palmas. Fue mi alegría personal. Con 15 años ya había hecho entrenamientos con el primer equipo, con 16 años entrenaba de lunes a jueves con ellos… Trabajo y trabajo, pero nunca me llegaba la oportunidad. Me llegó contra ese Barça B, por desgracia perdimos 2-1 y después descendimos a Segunda B, matemáticamente, contra el Sabadell. Esa campaña jugué siete partidos más, marqué algún gol, pero ya el equipo estaba en una de sus peores versiones, tanto a nivel de categoría como en el apartado económico.

La caprichosa casuística en Copa del Rey hace que tú, en una UD Las Palmas en Segunda B, te enfrentes al Tenerife de Primera División. Más adelante, ocurrió lo contrario, cuando ya vestías la camiseta blanquiazul.
Sí, sí. Gané con la UD Las Palmas al Tenerife, estando nosotros en Segunda B, y perdí con el Tenerife, ante la propia UD, estando uno o dos escalones por encima del equipo amarillo. Son partidos que te quedan grabados y que, con los años, les coges más cariño, sobre todo aquellos en los que ganamos e hicimos un buen papel. Son los dos representativos de Canarias, mis dos amores. Fue un honor y un orgullo haber defendido ambas camisetas. No me des a elegir Las Palmas o Tenerife, porque mis comienzos en Las Palmas fueron extraordinarios, pero mi consolidación fue en Tenerife. Ambos son equipos muy especiales para mí, que les tengo grandísimo cariño. Suelo asistir a los partidos de la UD, también de vez en cuando me dejo ver por el Heliodoro Rodríguez López. Siempre me reciben muy bien en ambos lados, soy muy consciente de esa suerte.
Tu traspaso al Club Deportivo Tenerife, en 1995, fue un buen motivo de controversia en Gran Canaria. Pero han pasado 30 años, debe estar más que superado.
Mi fichaje por el Tenerife... (se ríe). Pues aún me lo recuerdan en Gran Canaria. Llevaba años destacando en la UD Las Palmas, sumando internacionalidades con la Selección. Tenía ofertas de los clubes más grandes de España, pero siempre las rechazaba porque mi sueño era triunfar en el equipo amarillo. Es que era un futbolista con una gran proyección, pero atrapado en la Segunda B. Esa sensación de estancamiento poco a poco me comenzaba a pesar. Era una categoría de fútbol duro, muy duro, con infinidad de campos de tierra, que te agotaban física y mentalmente. Creo que tomé la decisión de marcharme en el momento justo, con 19 años. En la UD Las Palmas, además, la situación económica del club era crítica, y mi traspaso supuso un alivio financiero importante. Afortunadamente, el año siguiente a mi salida, la UD Las Palmas del mítico Pacuco Rosales logró ascender. Pero, ¿qué habría pasado si no lo hubieran conseguido? ¿Me habría quedado cinco, seis o incluso siete años en Segunda B? Era una situación cada vez más insostenible. También hay que dejar algo claro: fue la UD Las Palmas quien tuvo la última palabra. Ellos aceptaron venderme, y si no lo hubieran hecho, habría seguido en mi isla.

Con sinceridad, Toni. ¿Es cierto que te negaste, en dos ocasiones, a firmar por el Real Madrid?
Sí. Es más, te cuento una anécdota. Con 14 años, siendo jugador del Huracán, fui a una prueba en Madrid, en la Ciudad Deportiva, con Camacho y García Remón observando el entrenamiento, y Benítez como técnico del juvenil. Aunque la prueba estaba programada para tres días, solo necesité uno. En el primer partidillo de 15 o 20 minutos, toqué dos balones y marqué dos goles. Les impacté tanto que me llevaron a la banda, me presentaron a Camacho y García Remón, me duché, firmé la ficha, me llevaron al Bernabéu y me sacaron la foto oficial. Por la tarde ya estaba de regreso a Gran Canaria. Poco después recibí una carta del Real Madrid para presentarme el 1 de agosto. Les dije que no, que ya había decidido quedarme en mi tierra. Dos semanas después, firmé por la UD Las Palmas. Me reuní con Gonzalo Medina en su despacho y firmé el contrato que se activaría al cumplir los 15 años. Tiempo después, me llamó el Real Madrid Castilla, pero me decanté por la oferta del Súper-Tenerife.
Con 15 años dejaste los estudios.
Ha sido uno de mis mayores errores en la vida, el no haberme preparado bien. Pero bueno, estaba ya en mi último año de colegio, y sí o sí tenía que asistir a entrenamientos del primer equipo de la UD Las Palmas en el Estadio Insular, eran dos-tres veces por semana. Era otra época, antes no había equipo de psicólogos, agencia de representación… Yo nunca tuve una familia detrás mía que me supiera poner los pies en el suelo.
Porque tú eras de los que coleccionaba más pajaritos en la cabeza.
No te voy a negar que, en ciertos momentos, me habría merecido un buen cachetón. Pero uno no elige dónde nace, y si no tienes a alguien que te guíe adecuadamente, todo se vuelve mucho más complicado.
¿Crees que, verdaderamente, fuiste un talento desaprovechado?
He disfrutado de todo lo que hecho, de mi trayectoria futbolística. Aún así, mucha gente me dice: "podrías haber llegado más lejos" o, "joder, ¿por qué no te fuiste al Madrid?". Claro, llegar pude llegar a más, o a menos. Eso no se sabe. De la perspectiva de la veteranía, de la edad, de la experiencia, sé que tuve dos oportunidades de irme al Real Madrid, pero nadie te asegura que triunfes allá, muchos futbolistas se han quedado estancados. La gente, hasta en el plano personal, critica mucho sin saber.

¿En lo personal?
Sí, y tanto. Se han dicho muchas barbaridades de mí en todos estos años, sobre todo en cuestión a dónde he gastado el dinero. ¿Que yo he ganado mucho dinero gracias a mi carrera como futbolista? Pues sí, he sido un afortunado. ¿Que yo he podido gastar dinero? También. Pero de ahí a lo que se ha dicho, hay camino por delante. La gente habla por hablar, porque criticar es gratis y cada cual es libre de opinar y creerse lo que quiera. Pero sinceramente, hablando claro y con perdón de la expresión, la gente no tiene ni puta idea.
Con tu experiencia como futbolista, seguramente aportarás a los jóvenes que ahora forman parte del Inter Colonia.
Exactamente. Esta es una de las razones por las que estamos desarrollando un proyecto centrado en el asesoramiento integral, no solo para futbolistas, sino para deportistas en general. Contamos con un equipo de profesionales bastante cualificado, quienes ofrecerán orientación tanto a los niños como a sus padres. Creo que, en términos generales, existe una gran desinformación en este ámbito. Muchos padres aún creen, con unas cuantas palabras halagadoras sobre su hijo, que tienen al próximo Messi en casa. Desde mi experiencia como futbolista y como padre, sé que puedo aportar mi granito de arena para afrontar estas situaciones y enseñar a trabajar la mentalidad, la cabeza. Puede que en cada caso los resultados sean mejores o no tan buenos, pero al menos contarán con una guía clara, con consejos que les ayuden a distinguir lo correcto. Queremos inculcarles una visión de futuro, porque el fútbol no dura para siempre.
Pasando a la actualidad de tus dos amores, ¿qué valoración haces sobre el desempeño de los dos equipos representativos de Canarias y qué esperas para 2025?
Empezando por la UD Las Palmas, es un equipo de dos caras. Con Carrión tenía una pinta malísima. Siendo yo de los más optimistas, pensaba que nos íbamos a Segunda, no veía signos de mejora. Ahora es otra cosa, con Diego Martínez. Los jugadores están en otro nivel, que no notaba yo a comienzos de temporada. Esperemos que todo salga bien y se logre la ansiada permanencia. Por parte del Tenerife, pues todo lo contrario, una muy mala pinta, desde que comenzó la temporada hasta ahora. Con la llegada de Pepe Mel se intentó dar otro brío al equipo, con gente de la casa, tirando de la cantera. Pero presentó los mismos síntomas que con Óscar Cano: se ganaba muy poco, o nada. Así es complicado, porque te vas metiendo abajo y te vas distanciando de los equipos de la misma zona de descenso. Con Cervera, visto lo visto, parece que han empezado peor de lo esperado. Sinceramente, lo veo muy jodido.
¿Serías Toni Robaina futbolista titular en ambos equipos?
El mejor Toni Robaina futbolista jugaría sobrado en el actual Tenerife, creo que también tendría muchas opciones de ser titular en la UD Las Palmas, en Primera. Pero hoy en día ya es difícil ver futbolistas de mi estilo, ya salen menos futbolistas callejeros, de barrio.

Ya no te molesto más, te lanzo las dos últimas preguntas ¿Qué es de tu hijo, y qué mensaje te gustaría compartir con el mundo del fútbol?
Mi hijo está en el Panadería Pulido San Mateo, en Tercera RFEF canaria. Le entrena Yoni Oujo, quien lo conoce de sobra por su antiguo periplo en los filiales de la UD Las Palmas. Le prometieron un buen proyecto, en busca de un ascenso a Segunda RFEF. A ver qué tal. Él sí estuvo en el Real Madrid, en la cantera. Jugador de calidad, pero aunque tengas mucho talento, sin trabajo no vas a llegar muy lejos. En cambio, si eres trabajador pero no tan talentoso, hoy en día tienes más opciones de llegar al fútbol profesional. Compaginar las dos cosas será lo ideal.
Lo más bonito es ver la sonrisa de los niños jugando al fútbol, que sepan que se lo están pasando bien en el terreno de juego y que no escuchan voces o gritos de fondo. Creo que existe un mal endémico con los árbitros. Siempre estamos muy encima de ellos, e incluso somos los mismos padres quienes casi siempre ponemos más nervioso a un árbitro que los propios chiquillos. Por eso pido que estén todos tranquilos, que el fútbol es un deporte para divertirse, disfrutar y aprender. El deporte me dio la vida. Y da mucha vida.