Juan Antonio Pizzi revive las defensas más agresivas a las que se enfrentó en LaLiga: "Martagón, Prieto, Diego… Eran terribles"
El ahora seleccionador de Kuwait repasa sus años como delantero en los 90, cuando consiguió ser el único Bota de Oro y jugaba con un sólo riñón.
Juan Antonio Pizzi (Santa Fe, Argentina 1968) nos atiende desde la concentración de Kuwait, a quien dirige desde este verano, después de buenas experiencias con el combinado de Arabia Saudí y Bahréin. Lugares muy lejanos de su Argentina, donde también entrenó, y de Chile, con la que, por jugadas del destino, terminó ganando la Copa América justamente a la albiceleste. Con el corazón dividido también se recuerda su elección por España para defenderla. Fue en los años 90, cuando no dejó de marcar goles allá por donde pasó: Tenerife, Barça, Valencia... Y una breve estadía en el Villarreal. Se le recuerda especialmente por su Bota de Oro y cómo no, por su gol de la remontada copera entre Barça y Atlético de Madrid (5-4). Lo más agridulce en nuestro país lo vivió en su querida Valencia, ya como entrenador. Llegó renunciando a una buena cuantía económica, los resultados le acompañaron, con Fabián Ayala de director deportivo, pero Peter Lim hizo de las suyas y de un día para el otro, decidió despedirle.
Acumulas varios periplos en Oriente Medio, ¿cómo se dio?
En 2017 tuve la oportunidad de venir a Oriente Medio, previo al Mundial. Arabia ya estaba clasificada, estuve un año allí, conocí mucho de esta zona, traté de hablar con gente que estuvo aquí para saber el estilo de vida y las condiciones. Fue una linda experiencia con la selección saudí. Volví a Argentina a trabajar y de nuevo surgió la posibilidad en Emiratos, que es bastante diferente a Arabia. Es cierto que es un lugar exótico, donde el fútbol todavía no tiene la trascendencia que podría, pero me permite hacer crecer a estos equipos.
¿Qué es lo más que exige el fútbol en esa zona?
La primera palabra es paciencia. La segunda, mucha predisposición, y la tercera es brindar y exigir respeto.
Cuando uno pasa tantos años en Oriente Medio, ¿no le da miedo encasillarse y salirse de la órbita del fútbol europeo y latinoamericano?
En realidad eso sucede, no es que me da temor, soy consciente de que cuando uno focaliza su carrera en ciertos lugares y últimamente en selecciones, las ofertas vienen más para eso, y aunque no descarto otras opciones, sé que el mercado está más focalizado en este sector.
Cuénteme de su época como futbolista, su llegada a la Liga española.
Venía de estar dos años con Rosario Central, de ahí al Toluca y en la segunda temporada tuve de entrenador a Eduardo Solari, hermano de Jorge Solari, que entrenaba al Tenerife. Me conocía perfectamente. Eduardo no quería desprenderse de mí, pero conocía a su hermano y sabía que iba a hacer lo imposible por llevarme con él a España. La negociación se demoró casi dos meses, pero se concretó.
Había pasado lo del choque con Bonano y la extirpación de tu riñón. ¿Alguien te dije que no podrías jugar más al fútbol?
Sí, el accidente fue en el 86, casi cinco años antes de mi llegada a Tenerife. Me recuperé rápidamente, el problema fue que me extirparon un riñón, quedé con uno solo y a los tres meses estaba jugando sin ningún tipo de problema. Antes de ir a Toluca decidieron no ejecutar una cláusula de compra, tenía dudas de si podía llegar a competir al fútbol europeo. No me ha influido absolutamente en nada, cada año me he hecho revisiones, del riñón me lo hicieron antes de ir a México y a Valencia. El hijo del presidente del Toluca tenía un solo riñón y Javier Pérez, presidente del Tenerife, lo mismo. Ellos garantizaban que el estilo de vida era similar. Con Bonano ya era amigo de antes, no hace falta aclarar que fue un accidente.
¿Cómo era ser delantero en la liga española de los 90?
Para mí era durísimo, soy un jugador más bien de características físicas, basaba mucho mi juego en la fortaleza, y lidiar con defensores que podía superar. Me acuerdo de ir a jugar a Valencia que tenía a 3 centrales, uno era Boro, Giner y Camarasa… Los más nobles eran los del Madrid y Barça, que técnicamente eran muy buenos y en el aspecto físico podía sentirme un poco por encima de ellos. En el Sevilla de Bilardo estaba Martagón, Prieto, Diego… Eran terribles. Fue la defensa más agresiva con la que me tocó enfrentar.
Se sacó el título de entrenador junto a Pep Guardiola. ¿Hablaron alguna vez acerca del 'falso 9'? ¿A usted le gusta esa idea?
Específicamente no hemos hablado de eso. Lo que sí es que ha habido una modificación de los estilos futbolísticos cuando se empieza a jugar con falso o sin 9. Luego muchos empezaron a copiar a Pep. Antes era más normal el jugador de gran envergadura, pero el Barça llegó a jugar con Saviola que era todo lo contrario. Raúl en el Madrid, aunque no fuera delantero centro. Se fueron modificando, pero ahora parece que se está recuperando con ciertos 9 que han sabido combinar la cualidad de esa fortaleza física y juego aéreo, con cualidades en el 1 contra 1, velocidad, juego en equipo…
Al hilo de eso. ¿Los problemas en el ataque del Real Madrid se podían solucionar cambiando la posición de los delanteros o no pasa por ahí?
No me creo con autoridad de hablar de ningún equipo y menos del Real Madrid. Al margen de lo que piense yo, coincidió muchísimo con lo que hace Ancelotti y estaría haciendo lo mismo. Este año ha llegado un jugador que no conocía el fútbol español, las dificultades que tiene, a corto plazo va a destacar pero ese primer periodo con compañeros nuevos, país nuevo, periodistas nuevos, … Mbappé necesita un periodo de adaptación que lo está transcurriendo ahora, sólo que algunos lo hacen más rápido. Hay que tener paciencia, el fútbol acelera los resultados e imposibilidad los buenos rendimientos.
Recuérdenos cómo fue aquella remontada histórica al Atlético de Madrid en Copa del Rey (5-4).
Me acuerdo de que, cuando nos ponemos 0-3, salimos a calentar Hristo Stoichkov y yo, y me dice: 'vamos a decirle al míster que nos meta'. Le respondí: '¡pero cómo le vamos a decir eso!'. Finalmente, en el minuto 35, Robson nos llama a los dos. En la segunda parte, cuando salimos del vestuario, noté que el ambiente del Camp Nou era inigualable. Íbamos perdiendo 0-3, no estábamos haciendo una liga muy buena tampoco, y sin embargo, el estadio se venía abajo. Poco a poco fuimos descontando, éramos uno de los mejores equipos que ha tenido el Barça después del de Pep. Teníamos a Blanc, Couto, Figo, Pep, Luis Enrique, Sergi, Vítor Baía, Ferrer…
¿En qué momento os creísteis la remontada?
Ellos llegaron a ponerse 1-4 con los goles de Pantic, mete Ronaldo, Figo, Ronaldo de nuevo y con el 4-4 fue como meter dos goles en uno, como si el quinto se metiera por inercia. El equipo rival sentía que estábamos muy fuertes para conseguir esa hazaña. Cuando me encuentro con Hristo siempre lo recordamos.
Tuvo de compañeros a Guardiola y a Luis Enrique, ¿se dio cuenta de que iban también para entrenadores?
Sí, son dos personalidades distintas, aunque a la hora de jugar tienen mucha similitud, en la forma de relacionarse, en los modos, hay diferencias. Cuando uno vislumbra el futuro de un entrenador, nunca uno puede prever en el caso de Pep es que haya conseguido lo que hizo. Sabíamos que iba a seguir ligado al fútbol, y si era entrenador, sería grandísimo, pero no a revolucionar el fútbol mundial. Pasaba lo mismo con Messi.
Eligió jugar con la Selección española. En una final entre Argentina y España, ¿con quién va?
Me quedo en mi casa, ja ja … Deportivamente elegí representar a España, me siento argentino en todas las facetas posibles, no creo que sea importante mi elección sobre quién quiero que gane… Tuve la posibilidad de ver a España y a Argentina. Me siento con mucha satisfacción por haber representado a España y por haber nacido en un país como Argentina.
¿Cree que le esa decisión le jugaría en contra para poder dirigir a la selección argentina?
Cuando uno llega a esos niveles, se evalúa más la capacidad que la parte sentimental. No veo posibilidades de dirigir a Argentina ni a corto ni a largo plazo, estoy en la curva descendente de mi carrera, no voy a trabajar mucho tiempo más en el fútbol. Pero no afectaría en la sociedad lo que me preguntas.
Espina clavada con el Valencia, al que llegas cuando llegas de entrenador después de haber renunciado a mucho en San Lorenzo.
Mas que espina, lo cierto es que podíamos haber desarrollado un proyecto con Rufete y Fabián Ayala que hubiese hecho crecer al Valencia. Las decisiones que toman terceras personas no puedo juzgarlas, no están a mi alcance. Sólo me queda tratarlas con respeto, al margen de no compartirlas.
¿Cómo fue su salida del Valencia?
De repente terminamos el campeonato. Cuando llegué estaba en la parte baja, poco a poco fuimos acomodándonos, nos ubicamos en mitad de tabla, que no es una posición acorde a la historia del Valencia. hicimos muy buena copa de la UEFA, perdimos las semis contra el Sevilla y creíamos que íbamos a seguir creciendo. Nos a una gira por Hong Kong, me voy luego de vacaciones a Argentina y me llama Amadeo Salvo que estaba de presidente, dándome la noticia, que me pareció bastante extraña. Fabián no sabía nada, de hecho, a las dos horas me llamó para consultarme sobre un jugador y le dije "Fabián ya no estoy más en el Valencia", no lo podía creer. Fue algo desprolijo y apresurado.