Carvajal ya lo es todo en España: "Manda casi tanto como De la Fuente"
El lateral asume cada vez más galones y protege a los nuevos. Antes del partido en Serbia arengó al grupo: "No nos relajemos".
Ginebra (Suiza).- Dani Carvajal (32 años) se pasó 14 meses sin jugar con la Selección hace no tanto. Fue entre septiembre del 2020 y noviembre del 2021, un período casi mortal: sufrió una lesión de ligamentos, dos musculares y otra en los gemelos que le apartaron, entre otras, de una Eurocopa y una final de Nations. Por eso su contador con España refleja sólo 50 partidos (por los 82 de un coetáneo como Morata) y por eso disfruta tanto del ahora.
El lateral, al alza desde que dejó el gluten y añadió rutinas de gimnasio propias de De la Fuente, vive un momento excelso. Opta seriamente al Balón de Oro, algo impensable; comanda a un Real Madrid que le respeta y piensa en renovarle por más de un año; y se ha convertido en el líder espiritual de la Roja campeona. Sus galones, en este parón sin el capitán Morata y con Rodrigo entre algodones y sancionado en el primer encuentro, se han acentuado todavía más.
"Todos le aprecian muchísimo, especialmente los del Barça. A Lamine lo tiene mimado", cuentan miembros de la expedición en Ginebra, donde España se mide mañana a Suiza (20:45, La 1) para culminar esta ventana. Medio en broma medio en serio, aseguran que "manda casi tanto como el entrenador" y destacan su protección a los nuevos. En la Euro tuvo detalles preciosos con Cucurella, que se sumó a última hora, y estos días se ha volcado con Mingueza o Pepelu, de estreno en la dinámica de la Absoluta.
El ejemplo que mejor lo ilustra es la charla que compartió con sus compañeros antes de jugar en Belgrado. La Selección acostumbra a relajarse después de los éxitos (empató en México tras ganar el Mundial 2010 y luego cayó 4-1 en Argentina; sufrió para vencer en Puerto Rico después de levantar la Eurocopa 2012) y Carvajal quiso prevenir, con tono serio, a los otros 24: "No podemos bajar el ritmo". Compartió voz y mando con el preparador y advirtió de que los dos compromisos de este septiembre (Serbia y Suiza) no eran amistosos. A los futbolistas les cala su mensaje porque, además de valorar su excelencia deportiva, le han elegido como su referencia y la figura que marca el camino. Carva anhela esta Nations para redondear un palmarés envidiable.
Portavoz e imagen
Dani se ha erigido, quizá junto a su amigo Rodri, en la voz autorizada del vestuario, la que todos escuchan cuando habla. De puertas para adentro y también hacia fuera, como el pasado miércoles, cuando la RFEF le propuso tomar la palabra en la conferencia de prensa en Belgrado en un día complicado y en el que las preguntas giraron alrededor de la polémica con Vinicius. Él, elegante con su compañero ("tiene nuestro apoyo"), dejó mensajes que han copado portadas ("España no se merece no organizar el Mundial") y que recibieron después los elogios internos de la cúpula de la Federación.
Cada vez son más las marcas que le reclaman y los niños que, en el extranjero, le chillan cuando le ven, sólo por detrás de Lamine y a la altura de Nico. Después de vivir una jornada cargada de simbolismo en el Pequeño Maracaná (portó el brazalete desde el inicio por primera vez y alcanzó las 50 internacionalidades), este domingo se postula de nuevo como titular en un Stade de Genève que rozará el lleno. Ancelotti le ha quitado carga (le sustituyó en la Supercopa y en la jornada 1 y le dejó en el banquillo en la 3) y llega en un momento físico correcto a este tramo de la temporada.
Su gran objetivo con la Selección pasa por el Mundial 2026, una meta que no se quita de la cabeza: es el único trofeo relevante que le falta y cree que está en disposición de arribar a la cita de Canadá, México y EE. UU. en un rol similar al actual. Nadie le tose en su posición (Mingueza acaba de aterrizar, De la Fuente no confía demasiado en Llorente y Porro y a jóvenes como Juanlu les falta cocción) y goza del total respaldo del cuerpo técnico para guiar al grupo.
Por eso el defensa ya ultima su ampliación de contrato con el Real Madrid (acaba este verano) y no escucha los cantos de sirena de países como Catar, una liga a la que le encantaría juntarle con su cuñado Joselu y a la que iría, en todo caso, después de la cita mundialista. Tiene cuerda para rato, como demuestran los registros físicos que se manejan en Valdebebas y Las Rozas, y la exprimirá al máximo en honor a esos tiempos difíciles en los que convirtió en casa a la enfermería. Hoy, Carvajal ya lo es todo con España.