Sarabia, según Carvajal: "Nunca olvidaré su cara cuando le dije que iba a ser papá… ni las bromas con el neceser"

Se conocían como rivales siendo niños. A partir de los 12 años empezaron a ser compañeros. Y a soñar juntos, dos caminos que han ido paralelos en unas ocasiones y coincidentes en otras, hasta el punto de que confluyen en Catar, mismo equipo, mismo objetivo. Para hablar de Carvajal y Sarabia, nadie mejor que, íntimos como son, cada uno radiografíe al otro. Primero Dani 'destripará' a Pablo en este especial de los 26 de Luis Enrique. Después, el zurdo al resto.

"Como benjamines nos enfrentamos en una Copa de Campeones de Madrid, yo en el Le Mans de Leganés y él en la Escuela Oeste de Boadilla. Físicamente Pablo era muy poderoso, porque de pequeño desarrolló muy temprano, era muy alto y muy potente y le pegaba muy fuerte, bueno, como ahora. Era muy competitivo, siempre daba todo", empieza Dani.

Compartieron equipo de niños y adolescentes. Desde 2004 hasta 2011. Cumpliendo etapas, ganando títulos con el Madrid (Copa de Campeones juvenil 2010 como hito) y las inferiores de la Selección (Europeo Sub-19 en 2011), momento en el que sus caminos, que no su relación, se separan. "Hemos estado juntos desde muy pequeños, nos ha ido muy bien… y hasta hoy. Vas creando cada año una confianza más fuerte. Siempre hubo afinidad, somos dos personas que por suerte crecimos en Madrid, sus amigos empezaron a serlo de los míos, formamos un gran grupo. Al final estás a gusto con esa persona, la cuidas, compartes gustos… Y fluye".

¿Cómo era Pablo como canterano? "Él se llevaba todas las portadas, era una de las joyas de la cantera. El gran Pablo Sarabia, que metía todos los goles, destacaba muchísimo, para un chico tan joven que te traten como estrella… Debutó en el primer equipo con Mourinho muy jovencito también (en 2010, con 18 años). La gente que no le conozca desde dentro puede pensar que podía ir de estrellita, pero qué va. Su andadura digamos profesional empezó más pronto que la mía, porque pasó al Getafe (2011) un año antes del ascenso con el Castilla. Salió muy pronto, pero yo no tenía dudas de que iba a llegar lejos. Me dio pena porque se iba un amigo, pero era bueno para él".

Las coincidencias en el retrato que firman el uno del otro son constantes, como no podía ser de otra manera. Mismas anécdotas, mismos momentos y una personalidad pareja. Competitivos y asentados ya en la treintena. Carva cree que Pablo ha cambiado: "Ha madurado dentro del campo, antes era bastante intenso, bastante vinagre, un poco como yo. El tiempo te da esa tranquilidad dentro del terreno de juego. Quien le conociese dentro y fuera no tiene nada que ver. Cuando estás dentro compites y defiendes a tu equipo, tus compañeros, con todo, y cuando se pita el final es una persona diferente. Dentro te pica, te presiona, te da con el brazo y fuera es entrañable".

Ha habido momentos malos. "Sé cómo es él y sabe cómo soy yo, cuando no jugamos es complicado, le damos mucho valor y lo pasamos mal. En lo personal con la pérdida de un familiar pues intentas estar cerca". Pero también buenos. ¿El más especial? "Cuando le conté que mi mujer estaba embarazada. Son momentos que guardas con mucho cariño. De joven eres... No más cabra loca pero es otro tipo de madurez, quieres quedar, estar con los amigos, eres más niño. A día de hoy todos cambiamos y crecemos. Cuando se lo conté le vi la cara de ilusión y eso lo tengo grabado".

También hay bromas. "Nos hacemos alguna putada, en la Selección como te descuides te coge el neceser y te mete cuchillos, sal, pimienta. Un día la tapa de un yogur, que me lo manchó por dentro". Y piques. Al parchís, a la Play, a las cartas… "Somos muy competitivos a cualquier cosa, también para picar al otro y que sufra un poquito". Y Carva, como Pablo, coinciden en responder lo que peor lleva su amigo: "Perder".

Para el madridista, lo que más le gusta de Sarabia es: "Cómo es conmigo, cómo cuida a su gente, cómo le da naturalidad a todo. Lo que menos, que a veces se pone muy serio y le da demasiada importancia a las cosas. Es una persona de honor, de palabra, te puedes fiar de él absolutamente".

Carvajal echa la vista atrás y alucina: "Al final hemos ido quemando etapas y nuestros caminos se han ido entrelazando para acabar teniendo esta amistad tan fuerte. Somos dos chicos que empezamos de pequeños y que hemos llegado a la Selección y vamos a jugar un Mundial juntos. Es algo impensable. ¿Plan de futuro juntos? Qué va, no somos pareja, jeje [bromea]. El plan es jugar un Mundial". Con un amigo de toda la vida. Superen eso.

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Este reportaje es un contenido editorial de Relevo, al que HONOR, una marca de tecnología que comparte los mismos valores, ha querido vincularse.

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