El secreto del hito del Rayo parte de la réplica de su cerebro Iñigo frente a todo un barrio de fiesta: "Yo soy compañero, no soy capitán ni guía"
El técnico volvió a quitarse importancia, pese a ser uno de los grandes artífices del éxito: "Cuando me vea, me daré vergüenza ajena".

Veinticuatro años después, el Rayo Vallecano ha logrado la histórica gesta de clasificarse para Europa tras empatar ante el Mallorca y verse beneficiado del resultado de Osasuna frente al Deportivo Alavés. El resto es historia. Todo un barrio se fue de borrachera, tal y como cantaron una y otra vez tras la conclusión del duelo, y los jugadores con ellos, recreando una de las mayores hermandades que se ha dado nunca en el fútbol español. Los futbolistas sienten los colores como los que más y, sobre todo, entienden que no hay Rayo sin Vallecas, al igual que tampoco hay Vallecas sin Rayo. La parte mediadora de entre todos ellos es, sin embargo, un perfil completamente opuesto al que reina en nuestros días y más en un deporte como el fútbol. Rodeado de estrellas del rock, Iñigo Pérez es un cantante de garaje, feliz con una manera de vivir la vida que ha conquistado a toda una grada y que ya le convierte en Iñigo I de Vallecas.
🎙️ El discurso de Iñigo Pérez tras el hito histórico que supone la clasificación del Rayo a Europa.
— Radio MARCA (@RadioMARCA) May 24, 2025
🗣️"Este grupo de jugadores es único"
📽️@sergioktorres
📻https://t.co/ilgsizI4uT pic.twitter.com/uVrq1WTL9i
El técnico del Rayo Vallecano, esta vez, sí quiso celebrar junto al fondo y todo el estadio la clasificación para Europa. No lo tenía tan sencillo porque la invasión de campo de los seguidores impidió que pudieran disfrutarlo en primera instancia. Entonces, todos ellos tuvieron que retirarse por seguridad a los vestuarios. A su regreso, desde la grada de animación le dedicaron unas preciosas palabras prácticamente imperceptibles por el ruido abrumador que había alrededor. En definitiva, querían honrar su trabajo en la sombra, sus horas dedicadas al rayismo, su respeto al escudo y su valentía a la hora de tomar decisiones que no agradaban tanto a la cámara como sí al público de Vallecas. El caso James, por poner un ejemplo.
Entonces, Iñigo agarró el megáfono y pronunció un discurso de rayismo nivel avanzado. Un entrenador al que no le gusta para nada el protagonismo, pero eso no quita que, tras su sombra, se escondan cientos de horas de compromiso, trabajo y, ahora, éxito. Es el cerebro, la mano que mece la cuna de este Rayo y merece todo el reconocimiento del mundo y más. Prueba inequívoca de ello es que, en la celebración, la grada le cantó en numerosas ocasiones eso de "Iñigo, Iñigo". Él, ruborizado, aguantó el chaparrón.
Tras una Vida Pirata histórica, Iñigo Pérez fue lanzado hacia la sala de prensa. Tanto que algunos de los periodistas presentes no pudieron compaginar sus palabras con el fin de fiesta de los jugadores a pie de césped. Y allí, ante los micrófonos, volvía a aparecer el de siempre. Durante toda la temporada, se ha resignado a pronunciar la palabra Europa por esos aires de temeridad que podría acarrear creerse más que lo que uno es. Y este sábado, casi a regañadientes, ya sí mostró su absoluta alegría por lo conseguido: "Creo que hoy en día, en esta liga, entrar en Europa es complejo, lo vemos, además que le cuesta a todo el mundo y a nosotros, por nuestro signo, por nuestra esencia, tenemos más dificultades que el resto. Creo que este año hemos sabido no quejarnos, no excusarnos y ir hacia adelante, exponernos, tanto en el juego como en el día a día y, bueno, ser capaces de superar estos obstáculos y ver que también se puede para nosotros. Entonces, bueno, tremendamente orgulloso".
Que el Rayo Vallecano haya acabado el campeonato nacional liguero en octava posición no es, ni mucho menos, flor de un día. Iñigo Pérez ha tejido un engranaje mayúsculo y ha dado con la tecla exacta para hacer del vestuario uno de los más unidos de la Primera División. La unión hace la fuerza. Futbolísticamente, el que fuera ayudante de Iraola ha encontrado el equilibrio, ha vuelto a hacer profundos a los laterales, ha brillado con la movilidad entre líneas de los hombres de ataque y ha dotado a su Rayo de una identidad propia. Decía en la previa, tras ver un vídeo de Iraola hablando de él, que gran parte del mérito de a lo que juega el equipo es precisamente de este. Echando balones fuera, como si realmente no dominara él mismo el escenario. A la vista está que sus palabras no siempre se corresponden a la realidad: el nuevo equipo de Conference es un equipo de autor y ese, aunque haya ayudado, no es Andoni Iraola.
Cuando le ponemos a Íñigo Pérez las palabras de Iraola y le tocamos la fibra ⚡
— DAZN España (@DAZN_ES) May 24, 2025
"Es el artífice de que hoy podamos jugar como jugamos y estar donde estamos" @RayoVallecano #LALIGAenDAZN ⚽ pic.twitter.com/F78rmO2Zc0
Continúa en la misma línea sobre los cánticos de la gente: "Bueno, creo que uno, aunque quiera desprenderse de su ego, porque en esta profesión es necesario eliminarlo o por lo menos mantenerlo alejado mientras la competición dure, se te infla el pecho. Estás viendo que muchas horas de trabajo, no más que otros compañeros, pero muchas horas de trabajo fructifican y entonces el pecho se llena. De todos modos, la afición del Rayo creo que no es solo hacia mí, hacia mi persona, sino que sabe reconocer el esfuerzo de cada uno de los que integramos el equipo y nos lo hace saber, independientemente del resultado".
A lo largo de todo este tiempo, si algo ha tenido Iñigo es capacidad para sacar lo mejor de cada jugador y persona. Con él, Mumin se ha convertido en un central de élite, Batalla ha pasado de experiencias estándar en España a ser de los mejores del campeonato, Isi ha renacido, Pedro Díaz es un todocampista, Unai ha rendido como nunca, Álvaro y De Frutos convertidos en dos estrellas… Se podrían poner muchos más ejemplos, pero ese carácter algo reservado ante los medios no es ni mucho menos el que ha labrado un vestuario campeón.
"En cuanto a nos hemos enterado que ha pitado, ahí ha entrado en juego la fase subconsciente, la que dice que hay que comportarse de un modo, decir ciertas cosas. Cuando me vea en las imágenes me daré vergüenza ajena, pero creo que hay que dar rienda suelta a lo que tenemos ahí atrapado y lo disfruto mucho", explica su celebración.
Por supuesto que cualquiera le quiere ver desmelenándose. La noche es joven y en la mañana de este domingo alguna que otra imagen saldrá del Iñigo más desatado. Antes de todo ello, sus jugadores lo intentaron: "Pero sí, hoy cuando ha terminado el partido, seguro que esto os gusta, me abrazaba con Augusto Batalla que estaba llorando y me decía: 'Míster, hoy sí sales, hoy sí festejas'. Porque saben que no, que nunca lo hago, que nunca salgo por ahí. Y le he dicho: 'Bueno, creo que es difícil, yo ya estoy pensando en la Conference League'. Y literalmente decía, no, por favor". Cierra: "Soy compañero, no soy capitán, no soy guía y me dejaré llevar y seguiré al rebaño donde vaya".
Uno más en la fiesta, dejando a un lado que, en realidad, esta fiesta no hubiera sido posible con otro timonel…