OPINIÓN

Tres días antes del cierre de mercado ya se veía lo que se avecinaba con la Real Sociedad

Aperribay se dirige a Oskarsson en la rueda de prensa de presentación del islandés, con Nayef Aguerd de fondo. /EFE
Aperribay se dirige a Oskarsson en la rueda de prensa de presentación del islandés, con Nayef Aguerd de fondo. EFE

Nada hacía presagiar, pese a la derrota sufrida frente al Atlético de Madrid en la última jornada de Liga, que menos de cuatro meses después de aquel hasta luego, no iba a quedar nada de ese estado de ilusión en el que seguía instalada la familia blanquiazul. El Reale Arena celebraba aquel 25 de mayo por todo lo alto la consecución de una nueva clasificación para Europa con un sexto puesto -conseguido de manera matemática siete días antes en el Benito Villamarín- que sabía a gloria, sobre todo por la manera en la que el equipo había llegado al tramo final de ese campeonato. Pese al bajón sufrido en la segunda parte de la competición, todavía estaba muy presente, en la mente de los aficionados, la excelente fase de grupos de Champions realizada por un grupo de jugadores que habían sido protagonistas de auténticas obras de arte que habían maravillado al mundo del balompié.

Todo habían sido elogios para unos futbolistas que, esta vez sí, habían dado el paso adelante en una competición internacional que todo el mundo le pedía. Era una condición indispensable en el crecimiento de una Real que, en el campeonato de andar por casa, ya había dejado su impronta de un equipo muy difícil de batir. No solo eso. Su juego maravillaba a propios y extraños e incluso, aun jugando mal, sacaba sus partidos adelante. Eso que parece que solo saben hacer los grandes, también lo hacía la Real Sociedad. Ni los más viejos del lugar recordaban algo parecido.

Pero llegó el verano y todo saltó por los aires. Maldito verano. Un espacio de tiempo creado para el divertimento y el disfrute se convirtió en lo más parecido a una pesadilla para la parroquia blanquiazul. Rumores y certezas que han hecho mucho daño, y que lo siguen haciendo. Y de aquellos polvos vienen estos lodos, porque peor, creo, que no se han podido hacer las cosas por parte de los que mandan. Antes de que terminara la competición, tanto Jokin Aperribay como la dirección deportiva liderada por Roberto Olabe ya sabían que dos pilares como Mikel Merino y Robin Le Normand iban a salir. Estamos hablando de finales de mayo, principios de junio. Pues bien, el sustituto del ahora futbolista del Atlético de Madrid, Nayef Aguerd, fue inscrito a última hora en el último día del cierre de mercado, cuando ya se habían disputado tres jornadas de Liga. Y junto a él aterrizó uno de los fichajes más caros en la historia de la Real Sociedad de nombre Orri, de apellido Oskarsson y que, con 19 años, está llamado a ser el que ponga fin a los problemas de gol que viene padeciendo este equipo de un tiempo a esta parte. Casi nada.

Aperribay, explicando cómo ha sido el mercado de verano de la Real Sociedad. RS

Una inversión gigantesca que bien pudo no terminar de realizarse. Como la de central. Tres días antes de que el mercado bajase la persiana, poco tiempo después de que Real Sociedad y Arsenal hiciesen oficial el traspaso de Mikel Merino al equipo 'gunner', desde dentro del club se deslizó un mensaje de que había muchas posibilidades de que el equipo blanquiazul se quedara como estaba. O lo que es lo mismo, sin el fichaje de un zaguero -se supo que Hummels había acabado de rechazar la propuesta blanquiazul- y, lo más increíble de todo, sin el de un delantero pese a los problemas de cara a la portería contraria la temporada pasada en la que tan solo Mikel Oyarzabal se había salvado de la quema. Los números de Sadiq, Carlos Fernández y André Silva hablaban por sí solos. Pese a todo, no se descartaba, por aquel entonces, que no llegase nadie más, algo que también dejó entrever el propio Jokin Aperribay en su última comparecencia ante los medios.

"Seguramente si no hubiéramos llegado a un acuerdo con el Arsenal no hubiéramos hecho ninguno de los dos fichajes -en referencia a Nayef y Oskarsson-, y posiblemente si no llega a salir Carlos Fernández o no hubiéramos tenido clara la salida de Carlos, no hubiéramos hecho el fichaje de un delantero", llegó a asegurar el empresario debarra, en una clara declaración de intenciones.

Se trata de una serie de capítulos de vital importancia que explican un verano en el que la dirección deportiva no ha hecho los deberes a tiempo. Y luego está la última comparecencia de Jokin Aperribay ante los medios, el día de la presentación de Sucic y Nayef. En la humilde opinión del arriba firmante, no estuvo nada afortunado el mandamás blanquiazul cuando afirmó estar "contento" por el hecho de que el equipo hubiera empezado con dificultades. En su opinión, "lo peor que les podría haber pasado a estos jóvenes es que todo les pasase fácil desde el principio. Porque para llegar lejos hay que sufrir, hay que trabajar porque en la vida no hay nada fácil". Me extraña, en este sentido, que Imanol Alguacil comparta las palabras de su presidente. A él le hubiera gustado, como a la inmensa mayoría de los realzales, que esas dificultades a las que se refiere el mandamás txuri urdin hubieran tardado en aparecer. Porque la experiencia dice que el equipo que comienza con problemas, si no los ataja a tiempo, es muy difícil salir de ellos. Y pese a los brotes verdes que se vieron frente al Real Madrid, la Real está en una situación muy delicada, a la que hay que ponerle remedio cuanto antes. Y eso solo se consigue de una única manera, a base de victorias. Y, visto lo visto, estas no parecen muy cercanas.

Aperribay, junto a Oskarsson y Aguerd el día de la presentación de ambos.  EFE
Aperribay, junto a Oskarsson y Aguerd el día de la presentación de ambos. EFE

Las palabras de Mikel Oyarzabal tras el partido, tampoco invitan al optimismo: "No estamos ninguno de nosotros en nuestra mejor versión, ni en lo técnico, ni en lo futbolístico, ni en lo físico". Una declaración de intenciones que, eso sí, ayudan a entender un poco más la situación de un equipo que no hace mucho tiempo atrás levantaba pasiones allí por donde iba. Eso parece que forma parte del pasado, uno, por cierto, muy glorioso y que no puede desaparecer de la noche a la mañana por seis partidos de Liga en los que las sensaciones están dejando mucho que desear. El nuevo libro de la Real ha comenzado a escribirse con renglones torcidos, como la novela de Torcuato Luca de Tena, pero la historia no es como empieza, es como acaba. Y esto, como quien dice, no ha hecho más que empezar. Y no hay que olvidar que al mando del timón de esta Real está Imanol Alguacil, el mejor patrón posible para escribir otra bonita historia llena de capítulos de letras de oro. Él ha sido el que ha llevado a la Real a sus cotas más altas en la historia reciente, el que hizo posible que la Real volviera a ganar un título. Y ahora son muchos los que piensan que ya no vale, que su ciclo ha llegado a su fin. Es lo que tiene el fútbol, que es de memoria corta.