La macabra premonición de Militao en Vigo con su lesión de cruzado
Hace dos jornadas, el futbolista brasileño ya temió por su rodilla: pensó que se había roto. Todo quedó en un susto... hasta 22 días después.
Minuto 28 de juego. Real Madrid - Osasuna en el Santiago Bernabéu. Éder Militao sube a rematar al área rival una falta favorable a su equipo. Y una tragedia después. El central brasileño se tiró al suelo tras un mal apoyo en su pierna derecha, con el público de su estadio temiendo lo peor. Y lo peor se confirmó tan solo unas horas después: rotura completa del ligamento cruzado anterior con afectación de ambos meniscos.
Otro golpe más para el vestuario, que pierde de nuevo para todo el curso a su central titular. Justo igual que el año pasado, en el que Militao se rompió el ligamento cruzado de su otra pierna, la izquierda, en una acción defensiva en el campo del Athletic Club de Bilbao, en la jornada inaugural de Liga.
La baja de Militao duele el doble este año, por revivir el drama de la temporada anterior y por quedarse sin apenas efectivos en la zaga. Además, el futbolista carioca había superado un período de recuperación muy complejo de manera airosa, cumpliendo los plazos y pudiendo participar en la fase final de la campaña pasada, con minutos en Champions ya en cuartos contra el Manchester City.
En verano, justo en la Copa América con su selección, ya se palpaban los brotes verdes con 'Mili'. Estaba de vuelta a un alto nivel. Seguro en sus movimientos con y sin balón, imponente en los duelos, y sin el miedo a recaer de una lesión tan grave en su rodilla izquierda.
Sin embargo, en este arranque de curso con el Real Madrid no estaba tan cómodo. Sus sensaciones sobre el verde no eran las mejores, ni en cuanto a su rendimiento físico ni al de juego. El equipo de Ancelotti lleva toda esta campaña sufriendo en defensa, y Militao era uno de los señalados.
La carga de partidos tampoco ayudaba al central merengue. Militao acumulaba 1.311 minutos con el Real Madrid y ya padeció problemas musculares en el mes de octubre, con una lesión en su cuádriceps izquierdo. Rüdiger y él asumían la responsabilidad de sostener la zaga merengue, sin más opciones en el banquillo, sólo con el parche de Tchouameni, ahora también de baja.
En este contexto, ocurrió un suceso muy llamativo hace menos de un mes. Concretamente, el 19 de octubre, en mitad del Celta - Real Madrid de Balaídos. En un lance del juego de la primera mitad, Militao sintió un mal gesto y notó que algo no iba bien en su rodilla. Se temía lo peor: pensó que se había vuelto a romper el cruzado.
Los médicos del conjunto blanco trataron su molestia y llegaron a la conclusión de que no padecía lesión alguna, por lo que todo quedó en un susto. Tras el choque contra el Celta, normalidad, tanto en los partidos como en los entrenamientos. 22 días después, el brasileño vio cumplida su macabra premonición y le tocó vivir de nuevo la peor cara del fútbol. Esta vez sí se confirmaron sus peores presagios contra Osasuna. Rotura completa del ligamento cruzado anterior con afectación de ambos meniscos de su pierna derecha, lo que le tendrá apartado de los terrenos de juego unos nueve meses.