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Un año del partido que le cambió la vida a Fermín, el niño que no crecía y que ahora va a por el oro olímpico

El andaluz se dio a conocer en el Clásico de Dallas con un gran gol. Un año después, ha ganado la Eurocopa y pelea por las medallas en París.

Fermín lideró a España ante Japón. /EFE
Fermín lideró a España ante Japón. EFE
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Nueva York.- Hace dos años, Fermín López, el principal culpable de que la selección olímpica española esté a un paso de las medallas en París, tomó una de esas decisiones que te cambian la vida. Al dar el paso al fútbol profesional, desde el Barcelona le recomendaron buscarse un equipo. Más minutos, más oportunidades, más posibilidades de escalar hacia la élite. Aunque la realidad parecía decirle que difícilmente lo haría con la camiseta del Barça. Uno de los primeros equipos en enterarse de su situación fue el Olot, que alguna vez ya había pescado a jugadores atrapados entre la base y el fútbol profesional culer.

Las negociaciones avanzaban bien y el conjunto catalán, entonces en Segunda Federación, iba a cerrar un acuerdo. En el último momento, el entorno de Fermín reflexionó y empezó a dudar sobre el destino. Igual no era el mejor lugar en el que seguir creciendo. Finalmente, apareció el Linares. Una categoría por encima y, algo que decantó la balanza, cerquita de casa. "Nosotros ya habíamos llegado a un acuerdo con el Barça, pero a última hora entre el jugador y el representante decidieron echarse para atrás para firmar por el Linares", explicaron desde el Olot a Relevo.

Lejos de las comodidades de La Masia, el año de Fermín en Linares fue inmejorable. Físicamente, ganó músculo hasta tener que cambiar la talla de la camiseta, de una M a una L. Y el segundo tramo de curso fue determinante para ganarse una oportunidad en el primer equipo, anotando goles y repartiendo asistencias. Regresó a Barcelona, donde había llegado como infantil, pero con ciertas dudas sobre su futuro.

Inseparable de Gavi y de Cristo Muñoz, Fermín formaba parte de la prestigiosa generación del 2003. La de Xavi Simons, Alejandro Balde o Marc Casadó. "Era muy inocente, pero al mismo tiempo muy maduro, siempre fue el pequeñito del grupo", recuerda uno de sus excompañeros. Fermín pegó el estirón muy tarde. De hecho, firmó su primer contrato profesional a los 16 años con cuerpo aun de niño.

«La pregunta era cuándo pegaría el estirón»

Aunque en el club no había dudas: "La pregunta era cuándo pegaría el estirón, si crecería y se pondría fuerte. Siempre ha sido una apuesta de La Masia: era el primero en renovar", apuntan desde Can Barça. En Relevo ya explicamos que en las primeras semanas, Xavi quedó impresionado con Fermín y decidió llevárselo a la gira. Tuvo unos minutos contra el Arsenal y contra el Real Madrid, estalló. Un golazo y una asistencia. Desde el banquillo vio el Clásico Lamine, cuando este todavía era un secreto a voces.

Durante aquellos días, explotó el caso Dembélé. Cuando el club aceptó que el francés acabaría en el Paris Saint-Germain, Xavi pidió a la directiva otro centrocampista. Al final, no obstante, le consiguieron a Joao Félix. El técnico catalán no tuvo suficiente y decidió 'fichar' a Fermín, que, en un primer momento, en el Barça Atlètic habían dibujado como uno de los grandes nombres de la temporada. Acabó el año con once goles y una asistencia. Entre las cinco grandes ligas europeas, con el mejor registro goleador de los centrocampistas Sub-21. Por delante: Bellingham, Soulé, Wirtz, Musiala y Sergio Arribas. "Me lo llevaría la guerra", dijo una vez Xavi.

Horas de carretera y la llamada de la Selección

A medida que avanzaba el curso, comenzó a presentarse la oportunidad de que lo llamara Luis de la Fuente para la absoluta. Ya era uno de los líderes de la Sub-21. En mayo debutó con la absoluta, jugando media hora contra Andorra. En junio ya estaba en Alemania. "En tan solo 11 meses, que pasen tantas cosas y tan deprisa, es complicado digerirlo, pero dentro de cómo somos nosotros, y de cómo es él personalmente, lo veo muy centrado. Poco a poco y con la humildad que lo caracteriza, aunque todo esto ha venido de golpe, lo está llevando bien. Él solo piensa en trabajar y en llevarlo lo mejor posible", contaba en Relevo su tío Miri.

Fermín siempre ha sido un chico familiar. Cuando estaba en La Masia y no todo era tan bonito, sus padres se subían al coche y se enzarzaban en un viaje por carretera cada 20 días entre El Campillo y Barcelona. Más de 2.000 kilómetros entre la ida y la vuelta. Por eso lo primero que hizo Fermín cuando firmó su primer contrato profesional fue comprarle un buen coche a su padre. "Sé que le hacía mucha ilusión, es para que lo disfruten los dos", contó en Relevo. De lo que está más orgulloso es de haber logrado que dejen de trabajar.

Fermín creció, se puso fuerte y olvidó el cuerpo de niño. Hasta disputó algunos minutos en la Eurocopa que España levantó. Su nombre ya está escrito en la historia del fútbol español, pero él va a por más. A por los Juegos Olímpicos de París. Este viernes, en los cuartos de final ante Japón, lideró el triunfo de la Selección con dos tantos, el primero un golazo, y una auténtica exhibición futbolística. El onubense, un año después del partido que le cambió la vida, se ha convertido en el capitán general de esta España que, de su mano, va camino del oro, un metal que el país solo ha ganado una vez, en Barcelona 92.