Budimir despierta a Osasuna por la carrera europea y vuelve a hundir a la Real

En una Pamplona donde seguía sin salir el sol, porque van 90 días donde Osasuna no corta la sequía de victorias en Liga, todos miran arriba. Y el sueño europeo empieza a presentar los últimos boletos de la temporada. Con una eliminatoria de Copa en el horizonte, Vicente Moreno quiere aprovechar el pinchazo de Las Palmas. Para ello, tendrá que pasar a una Real que también busca mirar arriba. Con el pase a dieciseisavos de la Europa League, mantenerse en Europa otra temporada pasa por resucitar la versión fiable de cuadro txuri-urdin. El momento para figuras como Kubo, Sucic o Brais Méndez. El día dar el zarpazo a la sexta plaza.

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Una tarde que por el cartel prometía altos vuelos empezaría muy tenue. Ortiz Arias, en pleno arranque, tuvo que detener el encuentro a los cinco minutos por un problema médico en la grada. Tras solventarse, con éxito, la Real empezaría a extender sus tentáculos para dominar. Todo, a hombros de un Kubo que volvía tras ser suplente en Europa. Y, como siempre, lideraba cada 1 contra 1. Y en uno de esos, dejaría solo a Oyarzabal para que ponga el centro a la olla y Barrene, al intentar el remate, recibe un manotazo de Torró en la boca. Cuando todos pedían penalti, Figueroa Vázquez desde el VAR y Ortiz Arias como colegiado coinciden en no penalizar la acción.

Con ese susto, más otra llegada de Olasagasti, no le quedaba otra a los de Vicente Moreno. Cloroformo al encuentro, con posesión y ritmo bajo. Pero los de Imanol ya habían encendido la mecha, y al instante, romperían todos los planes. Con un Zubimendi comprometido en labores defensivas, la Real tendría más pulmón. Y empezaría a doblar los costados, con un Oyarzabal que encontraría el espacio entre Areso y Boyomo. Su latigazo, que pretendía besar el poste de Herrera, recibía las quejas de un Kubo solo al otro costado. Más tarde, se quejaría Zubeldia en el corazón del área tras ver como la defensa tapaba su semivolea a botepronto.

Cuando la Real se crecía ante las ocasiones, acabaría frustrándose por la falta de eficacia. Porque, en un gran pase de Aimar sobre tres defensas, Budimir castigaría el palo corto de Remiro en su primer disparo de la tarde. Osasuna levantaría la mano a la primera, dejando helado a los txuri-urdin. Y, con eso, tocaba asfixiar al rival. Al ver a un rival que adelantaba la línea, Rubén García sería clave. Porque en dos jugadas, generó dos ocasiones de gol. Una de ellas, con un Areso que quería firmar un golazo de exterior a la escuadra. Kubo, en el último 1 vs 1 de la primera mitad, daba esperanzas a su equipo. Pero pecó de pensar y Moncayola conseguiría robarle la cartera en el área.

La segunda mitad iniciaría con una Real que copiaba el dominio. Sin embargo, esa vez tenía más rock and roll. Autopases de Zubimendi... cabezazos de Sucic y Barrene... y un mano a mano de Kubo que salvaría Herrera a quemarropa. En solo 6 minutos, los de Imanol rozaban el empate. Y, de nuevo, vería como los rojillos castigarían a la primera. Otra vez con Aimar siendo la linterna ante la oscuridad. Pase espectacular entre líneas, y carrera en solitario para Budimir. Regatea a Remiro, y al suelo. Ortíz señaló penalti, pero el VAR aviso del piscinazo del ariete. Respiraba tranquilo el técnico txuri urdin, pero el partido pedía pólvora.

Al instante, entraba Brais Méndez y un Óskarsson que veía la oportunidad ideal para reivindicarse de nuevo. Y, en el primer balón que toca tras un pase perfecto de Sucic, lanza el empeine potente a la grada. La Real quería morir de pie, pero la efectividad le dejaría claro que para estar en Europa es crucial. Porque en un error grave en un saque lateral, Rubén García tomaría la autopista libre para poner la cucharita y dejar que Budimir firmara su doblete. Tres tiros a puerta, y dos goles que le colocan detrás de Mbappé y Lewandowski.

No le quedaba a otra a Imanol. Más atacantes al campo. Entraban Becker y Zakharyan... y mensaje a Kubo y Oyarzabal. Los dos que tuvieron más ocasiones claras, al banquillo. Peor el cambio más importante de la tarde vestiría de rojo. Porque, con una ovación más que merecida al héroe de la tarde, entraba Bryan Zaragoza. Volvía de lesión el extremo que cargo de ilusión a toda Pamplona. Y en la primera pelota que tocó, ya probo alguno de sus zigzagueos de calle. Porque el ADN jamás se pierde. Cuando todos celebraban la gesta, Óskarsson encontraría un gol tardío que solo le servía para seguir su reivindicación. Pero estaba dictada la sentencia, Osasuna sumaba tres puntos que le devuelven a la lucha europea. Para la Real, no cesan los vientos huracanados en San Sebastián. Y lo peor de todo, es que ahora mismo parece difícil que amaine.