Molestando desde 1903
El Atlético celebra este miércoles su 120 aniversario. En Relevo hablamos con diferentes voces de la afición para repasar el momento actual del club.
Para "todos aquellos que tienen otra forma de entender la vida", como menciona Sabina en un himno famoso en la capital, mañana es día de celebración. La fecha del 26 de abril queda marcada como punto de lanza del Atlético de Madrid, un equipo que sabe qué es estar en el infierno y en el cielo, y en el que su afición siempre quedará como el rasgo más destacado la entidad. Por ello, desde Cuatro Caminos con el Viejo Metropolitano, hasta el barrio de Las Rosas, los colchoneros soplan 120 velas recordando al pasado, analizando el presente y soñando con el futuro. Como dice también el reciente spot de la Sra. Rushmore: "Molestando desde 1903".
Empecemos por el nacimiento. En la Casa de la Navarra, un grupo de estudiantes universitarios se reunieron un 26 de abril de 1903 para fundar el Athletic Club de Madrid, que más tarde cambiaría al nombre que conocemos hoy. El fútbol, en aquellos años, era un deporte minoritario en España, pero estaba empezando a popularizarse. Y los estudiantes que se reunían en el Parque del Retiro, quisieron dar un paso más para fundar el club. En sus primeros años, no tuvo un campo propio donde jugar, por lo que tuvo que recurrir a este enclave público y al alquiler de campos de otros equipos. Hasta que, en 1922, consiguió poner los primeros ladrillos de la institución en O'Donell, construyendo su primera casa bajo el nombre Estadio Metropolitano.
Las raíces de Cuatro Vientos
En esta mesa de cumpleaños, se reúnen leyendas y promesas, veteranos y noveles. Julio Ruiz, presidente de la Asociación de los 50 y experiodista deportivo, forma parte de ese origen. En su relato, cargado de emoción y morriña, se acuerda del Racing Club de Madrid, un equipo del que brota parte de la rivalidad con el otro equipo de la capital. "Fue mi tío Gregorio el que me hizo del Atleti. Durante la Guerra Civil le impidieron ser portero del Racing de Madrid, el antecedente histórico del Athletic de Madrid. Sin duda, es mi maestro de escuela que me inculca el amor al Atlético. Me hace socio en el año 58 y conozco el viejo Metropolitano. Presumo que he ido del viejo Metropolitano al Nuevo Metropolitano"
En ese amor, a su lado, se escucha un apunte de otro veterano, César Colmenarejo, presidente de la Peña Atlético Remedios, de Colmenar Viejo (la más numerosa de la Comunidad de Madrid), que incide más en cómo es ese sentimiento: "Tiene que luchar siempre contra un rival que históricamente le ha doblado y triplicado el presupuesto toda la vida y entonces tiene otros valores totalmente distintos, que no se basan en ganar sino en el esfuerzo, en la lucha".
Pero ante el pasado, en la mesa de celebración de mañana, la entidad sí sabe lo que es ganar. Porque la época dorada de los 60 dejó tres Ligas españolas (1966, 1970 y 1973) y la final de la Copa de Europa del 74. Dejó los mejores recuerdos, en especial, para Julio: "Aunque perdiéramos esa final, tuve el placer de estar en la Intercontinental. En esa portería del Fondo Sur, donde viví el momento maravilloso de ser campeones del mundo".
Un amor que no quemó el 'Infierno'
Sin embargo, en medio del recuerdo dorado, a César se le hace imposible ignorar otro momento crucial en la historia colchonera. En este caso, mientras suena la estrofa de "malheridos de tanto remar" en la sala, del descenso a los infiernos. El Atlético de Madrid desciende a Segunda División, en la temporada 1999-00, por primera vez en su historia. Un shock que tardó dos temporadas en superarse. Otro de los integrantes de la mesa, Alberto, portavoz de la Unión Internacional de Peñas, incide en que en esos momentos se demostró la fidelidad acompañado de un récord de socios inscritos.
"Cuando peor está el equipo y más lo necesita, más estuvimos con el equipo", subraya Alberto. Ante esta frase, César deja una anécdota para reforzar la exposición: "Yo llevo 52 años, hago en septiembre hago 53 de abonado, ¿sabes? Me he pasado mi viajando por toda España. En esos años, estando en Córdoba, 7.000 no teníamos sitio en el Caballero Rojo".
Del «ganar, ganar, ganar y volver a ganar» al «partido a partido»
Mientras surgen anécdotas y relatos de esa comunión del descenso, sale un nombre que silencia la sala. "Nuestro orgullo era él, que dejó al Mallorca clasificado para la Europa League y se vino a salvarnos", menciona César. La persona en concreto es Luis Aragonés. El madrileño, que fue jugador de la entidad, asumió el cargo en 1974 y lo mantuvo hasta 1980, logrando en su primer año una Recopa de Europa, y en el 77, un doblete de Liga y Copa del Rey. Tuvo tres etapas más, pero la que queda en el recuerdo para la afición es esa cuarta etapa donde, aunque no consiguiera un título, fue el encargado de sacar al equipo de sus amores del Infierno. Un amor que queda demostrado aquél partido ante la Real Sociedad del año 2014. Tras su muerte, el Calderón respiró un vacío que pone los pelos de punta.
Ante la lista de elogios y cariño por esta etapa y persona, llega a la mesa un aficionado más novel. En pleno debate por el momento más importante, Eduardo Menchero, de 30 años y socio desde hace 23, destaca: "El instante más importante es la llegada del Cholo. Cogió un equipo roto para enseñarle a ganar y mejorar económicamente, llegando a ser conocido en todo el mundo". En su primer año, Simeone logró ganar la Europa League y en 2014 llevó al Atlético a su primera final de la Champions en 40 años, aquella fatídica final en Lisboa que se escapó en la prórroga. La temporada anterior, eso sí, ganó la Copa al Real Madrid en el Bernabéu. Un título que siempre es querido de forma especial en la entidad. "Después de 14 años sin ganar al Madrid, allí en su campo… Muchas aficiones no le dan el valor a una Copa del Rey como la damos nosotros. Se me ponen los pelos de punta de recordarlo", comenta Eduardo.
Simeone rompió la hegemonía de Madrid y Barça en España. A la vista queda de todos los atléticos sus ocho títulos: dos Ligas (2021 y 2014), dos Europa Leagues (2018 y 2012), dos Supercopas de Europa (2018 y 2012), una Copa del Rey (2013) y una Supercopa de España (2014).
Sin embargo, ante los nombres de Aragonés y Simeone, todos los presentes asumen que el éxito y liderazgo de la dupla va mas allá de los títulos. "Ambos han cambiado la filosofía del club, ellos transforman la entidad, cada uno en su época, pero ellos fueron los que le dijeron al club 'se puede ganar", recalca Alberto. Una filosofía que incluso ha llegado a penetrar en la vida del hincha colchonero, y que Eduardo matiza en pleno debate: "Yo he aprendido a no rendirme jamás, a no perder la fe. Luchas hasta el final y el no mirar más allá del día de hoy".
Hermandad y esencia como anhelo
Mientras continuamos con el repaso de hitos y aprendizajes, suena en la sala los acordes de Sabina y Leiva: "Aunque apenas queda un socavón junto al Manzanares, y atascos en los bulevares de mi corazón". Los últimos años del Atlético se marcan por el cambio, o para algunos presentes, por la evolución. Julio no puede contenerse, y se sincera ante todos: "Me gustaría no sentirme compungido cada vez que paso por un lugar de la M-30 y veo que aquí se pasaron 50 años de mi vida. Sigo echando una lagrimita cada vez que paso por allí". Ese enclave de la ciudad de Madrid, en la ribera del Manzanares, hace referencia al Vicente Calderón. Un estadio que dijo adiós el 21 de mayo de 2017, con un Atlético-Athletic (3-1). El equipo se mudó al Metropolitano, de La Latina a Canillejas.
Instalaciones más innovadoras y revolucionarias, sumadas a un cambio de escudo y equipación, se plantean como incógnitas en la sala. César reconoce que había cierta magia en el Calderón, con ese fútbol más antiguo: "El campo viejo se rendía a la gente. Había una conexión distinta". En el momento actual, todos reconocen que el ambiente resulta por momentos extraño (con pitos a Simeone incluso), especialmente en el arranque de temporada. "La esencia del Atlético no se puede perder", insiste Julio. Eduardo reconoce que ve complicado describir con sus palabras ese concepto: "Creo que está por encima de todo. Siempre va a quedar algo que es el Atleti. No se cómo explicarlo. No se qué es, pero lo hay", atribuyéndolo como un ente que pervivirá siempre en la historia del club por muchas modificaciones que haya. Algo que para César se demuestra cuando el equipo juega a domicilio: "Ahí seguimos unidos con el equipo".
Siempre que se celebra un cumpleaños, hay una tarta con velas que soplar. Y como acto simbólico, o incluso de tradición, debe de pedirse un deseo. En esta mesa no suena la famosa música de Parchís. Casualmente, resuena aquello de "y seguir coronando montañas, y seguir coronando escaleras". Puede ser uno de los deseos de esta mesa y Julio lo confirma: "Como la historia nos debe una Champions, estaría bien que antes de despedirme de este mundo pueda verla". Todos reconocen tener el mismo deseo, pero sienten la necesidad de ir mas allá. Y, sobre todo, de pedir por la entidad. "Yo pido que el club siga manteniendo esos valores 120 años más. Y, en especial, que nosotros sigamos manteniendo la unión como afición", incluye Alberto. "Yo también pido esa unión, estoy seguro de que se conseguirá", respalda César. "Si, pero sobre todo, recuperar la hermandad. Porque todos tenemos que estar a una con el equipo. Porque somos el Atlético de Madrid", cierra Eduardo mientras todos soplan las velas.