El minuto de duelo en el césped de Montjuïc que explica el exceso de responsabilidad de Raphinha: "Yo fallé ese pase..."
El brasileño cierra un 2024 de menos a más con una derrota amarga en la que, de nuevo, lo intento pero esta vez sin aciertos.
Señaló el árbitro el final del Barcelona-Atlético Madrid, aún con los ecos del martillazo de Sorloth resonando en Montjuïc, y Raphinha se lanzó al suelo. Estaba a la altura de mediocampo en el costado derecho del ataque, esa posición reservada para Lamine Yamal, ahora virgen por su lesión. El brasileño se metió en una burbuja. Se tapó la cara con las manos, tumbado totalmente en el suelo. Así permaneció un minuto, hasta que llegó Jan Oblak, lo levantó y le consoló con un abrazo. Poco a poco, el capitán empezó a sonreír, y así se marchó al vestuario. Un exceso de responsabilidad y una manera de vivir el juego muy visceral que después verbalizó en la zona mixta.
"Asumo la derrota. He perdido un gol y cinco minutos después empatan, y luego fallo un pase que ocasionó el segundo gol. La derrota la pongo toda en mi responsabilidad. La vida es así", comentó el brasileño. La jugada del 1-2 cuenta con varios puntos a analizar. El primero es la pérdida de un Raphinha que sigue la jugada y llega hasta casi la altura de Sorloth, implicado defensivamente, para detener el contraataque y evitar el gol. Tampoco estuvo acertado Alejandro Balde, quien no logró seguir la carrera de Nahuel Molina, con problemas musculares minutos antes que le impidieron en ocasiones desdoblar pese a las insistencias de Ferran Torres.
Raphinha desempeña un rol esta temporada inesperado en una plantilla que le escogió capitán y que por la lesión de Ter Stegen y de Araújo ha tenido que asumir ese rol de líder, algo que lleva en la sangre por su manera de vivir el fútbol y después de que en verano decidiera seguir en el club y fue corrrespondido por la confianza de Flick. Y así fue creciendo Raphinha, el jugador de LaLiga que más esfuerzo de alta intensidad realiza -más de 1,1 kilómetros de media por encuentro- y cuyos números son extraordinarios: 17 tantos y diez asistencias en 25 partidos.
Pese a llegar al FC Barcelona en 2022 y tener otros jugadores más veteranos por delante, como Ferran Torres, Eric García o Christensen, el brasileño fue votado a finales de agosto por sus compañeros por su personalidad, su ascendencia en el campo y también por ser una persona próxima al director deportivo, Deco, quien fue uno de sus primeros agentes cuando el futbolista acabó en la Premier en las filas del Tottenham. Jugar en el Barça siempre había sido "un sueño" y lo vio cumplido en una de las apuestas del mercado azulgrana gracias a Mateu Alemany y Jordi Cruyff, los que apostaron por él con un pago de 58 millones más nueve variables.
OH RAPHINHA 💔💔💔😢 pic.twitter.com/VARh0ODGDN
— ᴘɢ² (@angrygavi) December 22, 2024
Un líder nato, un nuevo preparador físico y la frase de Ferran Torres
Siempre implicado en el césped y directo en la sala de prensa, Raphinha elogió el "trabajo del equipo" pues consideró que todos se vaciaron. Unas palabras diferentes a las que pronunció el día de Las Palmas, cuando reconoció, con unas respuestas lacónicas, que el Barça estaba dejando de hacer cosas que antes se hacían. El brasileño no detectó ese problema este sábado frente al Atlético.
"Cabeza alta, pies en el suelo, trabajo duro....... Todavía permanecemos juntos para siempre", dijo hace un mes en sus redes sociales el capitán, consciente de sus responsabilidad. El brasileño es un ejemplo en el vestuario, y fuera de él, donde trabaja a destajo con un nuevo preparador físico su acondicionamiento. "Tú nunca tienes rampas", le espetó tras el 2-3 en Dortmund Ferran Torres. Pero sí tuvo impotencia y desconsuelo, lo que llevó al suelo de Montjuïc ante el Atlético.