FC BARCELONA

La media hora en la que Lamine Yamal se quitó las cadenas y superó otro nivel: "Sabía que cuando te encaraba, te crujía..."

El atacante se echó al Barça a su espalda tras la 1-1, dio la asistencia del 1-2 y un recital de regates.

Lamine Yamal, este sábado, en los momentos finales del encuentro, cuando se tiró el equipo a la espalda. /GETTY
Lamine Yamal, este sábado, en los momentos finales del encuentro, cuando se tiró el equipo a la espalda. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Todo eran risas en el túnel de vestuarios, al descanso, cuando el diente que se le cayó a Dani Olmo y lanzó al césped era la comidilla del 0-1 de los azulgranas. Pero un penalti de Frenkie de Jong a Vitor Roque revisado por el VAR y que provocó la expulsión de Hansi Flick por "protestar airadamente y gesticular" cambió el ánimo y desató el temporal en el Benito Villamarín. Hasta entonces, el FC Barcelona iba por delante con un gol de Robert Lewandowski después de una jugada coral, en la que el equipo del vértigo tiró de paciencia para desenmarañar la defensa verdiblanca. 30 pases en 75 segundos en los que dos jugadores desatascaron el colapso. Pedri con su movimiento entre líneas y Lamine Yamal con su pase. Pero la mejor versión del de Rocafonda vendría después.

Tras ese 1-1, y después de que el técnico decidiera quitar a Raphinha para dar entrada a Ferran Torres -"necesitábamos piernas frescas e hice los cambios pensando en el miércoles"-, Robert Lewandowski abandonó también el terreno de juego. Y con ese 1-1 Lamine Yamal se erigió en el único líder del ataque y del equipo, y ofreció una versión no desconocida porque todos en La Masia, en el club y en la Selección saben de su potencial, del animal que lleva dentro, pero aún no se ha visto una demostración tan exagerada de lo que está por venir.

En el minuto 73, Lamine Yamal cogió el balón enganchado en el extremo derecho y miró a los centrales. Ahí metió un pase interior a Ferran Torres que cortó el central. Fue un mensaje encriptado. El catalán se puso entre ceja y ceja ganar el partido. Las pidió todas y, cuatro minutos después, encadenó cuatro regates en una jugada que recordó al mejor Neymar. "Es muy rápido, pero el centro de gravedad no lo puede bajar tanto. Tiene la zancada de un corredor, Messi nunca la va a tener. En cuanto a velocidad punta, puede llegar a la misma que Messi pero con menos cadencia. A base de hacer zancadas más largas", explicó en su momento a Relevo el biomecánico Alejandro Bayo.

Y ese Lamine apareció con más fuerza que nunca. Necesitó pocos toques y demostró una velocidad superior, inusual para un futbolista de 17 años que aún no se ha desarrollado muscularmente -aunque desde hace un año realiza trabajos más concienciadamente- y cuya potencia puede ser todavía mucho mayor. Y se iba a plantar solo ante Vieites cuando Ferran Torres, ante la duda de si llegaba antes el defensor bético, remató desviado y en fuera de juego.

La superioridad en La Masia que empieza a verse: líder del regate

Dos minutos después, probó el mismo pase a Ferran, pero esta vez el balón se fue largo. Lamine Yamal había visto dos veces el hueco que después se iba a convertir en el del gol del valenciano, que llegó en el minuto 81 tras otra jugada calcada: Lamine recibe escorado, hace la diagonal hacia dentro y mete el pase a la espalda del primer central. Antes, había sido objetivo de una falta al regatear de nuevo a tres futbolistas. El 1-2 del Barça llegó por el empecinamiento del delantero, que jugó a un nivel superlativo, desequilibrando y asistiendo.

De hecho, Lamine intentó tres regates en la primera mitad y siete en la segunda, todos ellos concentrados en la última media hora, y dio su décima asistencia del campeonato, a la que hay que añadir sus cinco tantos. El delantero se desconectó después del 1-2 y el Barcelona perdió el control. El campo se decantó para el lado de los de Manuel Pellegrini, que empataron ante la desesperación del jugador de 17 años, escogido MVP, que siguió intentándolo pero ahora ya sin suerte. Y salió del césped cabizbajo, cansado, sentado en el banquillo bético mientras sus compañeros saludaban al rival. No le gustó el empate a Lamine Yamal, un tropiezo más después de perder ante Real Sociedad y Las Palmas, empatar en Vigo, y ganar por 1-5 al Mallorca en la vuelta del de Mataró a la titularidad tras estar lesionado en el tobillo derecho.

"Verlo delante impactaba, sabías que si el balón le llegaba a él..."

Cada etapa tiene su proceso de adaptación, y hasta ahora en el fútbol de elite se han visto los fogonazos de Lamine Yamal con sus goles, regates y asistencias, su capacidad para entender el juego, pero en esa media hora del Villamarín ofreció un aperitivo de lo que todos hablaban de él en el fútbol base. "En benjamines tenía tendencia a jugar por dentro, se iba de tres o cuatro jugadores en muchas acciones. En infantiles alternó con el extremo a pierna cambiada y de nueve. En el Cadete A ya dio el salto definitivo, despuntó muchísimo. Ya se veía que era algo muy serio. Verlo delante impactaba, sabías que si le llegaba el balón a él, te crujía. Lo que pasa ahora...", añade uno de los entrenadores del fútbol base que lo sufrió a esas edades en el fútbol catalán.

Con 100 regates intentando y 46 exitosos, el extremo ya es el jugador que más lo intenta y lo consigue del campeonato y eso que se ha perdido dos partidos por lesión. Poco le importa al de Rocafonda, el futbolista que con 11 años, cuando descubrió a Ronaldihno -"parece que juegue contra niños"-, ya decían de él que ganaría el Balón de Oro. Con el Trofeo Kopa y el Golden Boy en la mano, el mejor Lamine está por llegar y en el Villamarín pasó otro nivel.